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Espacio Riesco bajo Ataque Masivo

El grupo británico Massive Attack ofreció anoche una consistente dosis de trip hop, bajo una gélida noche de otoño.

28 de Mayo de 2004 | 13:31 | Felipe Ossandón, El Mercurio en Internet

Dorothy "Dot" Allison y Robert “3D” del Naja, dieron inicio al show.
SANTIAGO.- La de anoche será una de esas veladas musicales para recordar por mucho tiempo.

Las más de cinco mil personas que llegaron hasta el Espacio Riesco no sólo debieron enfrentar estoicamente el altísimo costo de las entradas, sino también el frío polar que se dejó caer implacable sobre el recinto de El Salto.

Además, hasta pocos minutos antes de que Massive Attack se parara sobre el escenario, dominaba el ambiente un justificado aire de desconfianza.

Y es que el circuito de productoras locales ha venido bombardeando majaderamente desde hace ya un par de años con visitas supuestamente ilustres de la música electrónica. Nombres rimbombantes, premios cuestionables, looks estridentes y cifras imposibles de comprobar han antecedido a varios personajes a los que han presentado como estrellas, pero que a la hora de defender sus pergaminos, han dejado bastante que desear.

Esta vez todo hacía pensar que sería distinto. Es decir, esta vez no se trataba del dj de moda, ni del más premiado, ni de los ganadores del último premio de la electrónica mundial. Se trataba nada más ni nada menos que de uno de los grupos más influyentes en la breve historia de la música electrónica. Una de las bandas que gracias a joyas como "Blue Lines" (1991) o "Protection" (1994) cambió el concepto del beat y marcó una tendencia que se mantiene cálida y vigente hasta el día de hoy.

Claro, la de anoche estaba lejos de ser una noche cálida, pero bastaron sólo un par de minutos de Massive Attack sobre el escenario, para comprobar que esta vez sí era de verdad.

Un letárgico punteo de guitarra que se arrastró por un par de minutos fue el que aprovecharon los músicos para entrar al escenario. Uno tras otro fueron acomodándose cada uno en sus puestos de combate. Se estaba desencadenando el ataque masivo. Un ataque encabezado por Robert "3D" del Naja, líder y cerebro del grupo, quien gatilló una ovación cuando hizo su aparición en escena.

De inmediato, y sin mayores presentaciones, Del Naja se colgó de ese punteo de guitarra para abrir los fuegos con "Future Proof", uno de los temas de su último disco "100th Window" (2003), que el flemático y frío músico inglés interpretó junto a la también gélida escocesa Dorothy "Dot" Allison.

Fue un inicio frágil, titubeante. Quizás por el frío que no dejaba templar las voces. Pero de a poco y gracias a un sólido y consistente soporte sonoro (en el que se entretejían con perfecta sincronía sofisticadas secuencias electrónicas con la guitarra, el bajo y la batería interpretadas en vivo), la presentación empezaba a tomar forma y a consolidarse como una de las más interesantes entregas musicales de las que han pasado por Chile en los últimos meses.

Una de las gracias de este combo musical surgido en Bristol a fines de los 80, es su carácter multiforme. El que le permite armarse y reinventarse en cada tema. Así, tras un inicio algo frío, fueron los artistas invitados los que le inyectaron un poco de sangre (y calor) a la noche.

Partiendo por la propia Dot Allison, que tras el inicio logró entrar en lo suyo y se despachó más tarde una notable intepretación de "Teardrops" (Mezzanine, 1998), que el público agradeció con fervor.

Luego, el aspecto desgreñado (y algo desorientado) del jamaicano Horace Andy, un prestigioso intérprete de reggae y colaborador de la banda desde sus inicios.
Andy hizo una entrada poco glamorosa, caminando lentamente, algo encandilado por los focos, pero bastó que dejara salir su característico falsete raggamuffin para entonar "Angel" (Mezzanine), acompañado de unos serenos pero rítmicos pasos de baile, para que los estragos del ataque masivo empezaran a hacerse sentir.

Quedó claro que el último disco de la banda ("100th Window") es el que menos impacto ha tenido en nuestro país, porque mientras los temas de esa placa fueron recibidos tímidamente, cualquier tema de los tres discos anteriores fueron ovacionados por el público.

Quedó clara también la enorme deuda que tiene el grupo con la tradición de la música negra. No sólo por los ritmos de soul, reggae y hip hop que dominan los arreglos, sino también porque los puntos altos de la noche, fueron protagonizados por intérpretes de ese color.

Primero el ya mencionado maestro Horace Andy, más tarde el espigado cofundador de la banda Daddy G, y luego la sensual voz de Hazel Fernández, quienes fueron intercalando su presencia en el escenario para ofrecer los mejores pasajes de un concierto de categoría. "Angel", "Risingson", "One Love" y "Unfinished Sympathy", fueron algunas de las joyas que la banda interpretó con actitud, oficio y entrega. Todo esto apoyado por una maquinaria de sonido de primer nivel, sin ripios, aunque bastante mezquino en volumen.

Es cierto, la música de Massive Attack no invita necesariamente al baile (aunque igual algunos fanáticos movieron el cuerpo con un par de temas), por eso, para muchos la presentación de los ingleses no fue suficiente para olvidar el frío. Para otros tantos, en cambio, ni el frío, ni la evidente falta de volumen, fue suficiente para opacar una luminosa y elegante noche de trip hop en su estado más puro.
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