Gilberto Ponce
En la Iglesia Luterana "El Redentor" se presentó, el lunes 21 de marzo, el conjunto Syntagma Musicum de la Universidad de Santiago, que dirige Alejandro Reyes, junto a un grupo de destacados músicos jóvenes. El motivo: conmemorar una vez más, tal como lo viene haciendo desde hace varios años, el natalicio de Johann Sebastián Bach.
Ante una Iglesia atestada de un público ansioso, Walter Krumbach hizo varias reseñas de las obras que se interpretarían, las que se iniciaron con el Concierto Brandemburgués Nº 6 (BWV 1051), que utiliza una combinación instrumental de cuerdas sin violines, además de clavecín.
A pesar de la experiencia de los instrumentistas, no fue un comienzo afortunado, pues no se pudo superar a lo largo de toda la obra, el problema que genera la mezcla de instrumentos antiguos (violas da gamba) con instrumentos modernos, ya que la afinación es siempre precaria, siendo estériles los esfuerzos de los músicos para disimular con buenos fraseos esta dificultad, que incidió además en ciertos desajustes de carácter rítmico.
Incluso el severo y ajustado estilo del segundo movimiento se desdibujó por estas razones, en el tercero, hicieron justicia al carácter danzante que éste tiene.
Pensamos que este concierto tiene demasiadas dificultades de ritmo y pulsación como para hacerlo sin un director al frente que pueda corregir los posibles desajustes que se pueden producir durante la ejecución.
La segunda parte incluyó el estreno de la Chacona de la Partita en Re menor para violín solo, en una versión de Helga Thoene, que interpola corales del mismo Bach, a cargo de dos solistas vocales.
Sus intérpretes fueron Hernán Muñoz en violín, Catalina Bertucci (soprano) y Gonzalo Cuadra (tenor), en las mencionadas interpolaciones vocales de los corales.
El entusiasmo con que reaccionó el público al final de la obra sólo vino a premiar una labor de excelencia, con un sobresaliente Hernán Muñoz, para quien no parece haber dificultades en los tremendos desafíos de la partitura, dobles cuerdas, fraseos y articulaciones, que resuelve con facilidad pasmosa. Catalina Bertucci es una estupenda solista, con una voz privilegiada, afinación perfecta, a lo que suma el enfrentar cualquier obra con un profesionalismo ejemplar. Ella junto a Gonzalo Cuadra, de hermoso timbre y en impecable estilo, respondieron espléndidamente, ante las numerosas dificultades que plantea la intervención de Helga Thoene.
Previo a la ejecución de la obra, Tomás Cohen, hizo una correcta lectura de los textos en español.
La celebración culminó con el bellísimo Concierto Brandenburgués Nº 5 en Re mayor (BWV 1050) en versión de Pedro Lora (flauta travesera), Hernán Muñoz (violín), Camilo Brandi (clavecín) como solistas, y con Isidro Rodríguez (violín), Claudio Morales (viola), Patricio González (cello) y Jazmín Lemus (contrabajo) como grupo de ripieno.
La versión fue de notable perfección, tanto como conjunto, como en los solos, Pedro Lora tiene un bello sonido y su fraseo es inteligente y musical, por lo que se integró perfectamente en los "concertatos" a Hernán Muñoz, quien llevó la dirección, y a Camilo Brandi, un muy joven clavecinista de digitación estupenda, con gran musicalidad y sentido de la expresión. Su coda del primer movimiento, fue una muestra clara de su talento. El resto de los músicos fue el complemento perfecto, por afiatamiento, afinación y coherencia de fraseos con el trío de solistas. El júbilo danzante del tercer movimiento mostró una vez más el gusto por hacer música que tienen estos jóvenes, gusto que se transmitió a un público que no se restó en los aplausos.
Gracias a la iniciativa que desde hace años, instaurara Alejandro Reyes. Johann Sebastián Bach recibió un justo y musical presente.