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| Gregory Hopkins & The Great Voices of Gospel |
Miércoles 28 de septiembre 2005
Teatro Municipal de Santiago
A las 19:00 horas
Precio 1: $25.000
Precio 2: $20.000
Precio 3: $16.000
Precio 4: $8.000
Precio 5: $5.000 |
SANTIAGO.- El próximo miércoles 28 de septiembre el Teatro Municipal será el escenario de una de las tradicionales liturgias coloridas de las iglesias negras norteamericanas. A cargo del director Gregory Hopkins el coro The Great Voices of Gospel y una banda de
jazz, interpretarán un amplio repertorio de la música
gospel.
El programa incluye una selección de piezas musicales que se basan en la forma "clásica" de la música norteamericana: el
jazz de la era del
swing. El compositor Duke Ellington, a quien Ben Ratliff, crítico del New York Times, caracterizó como el "más grande artista norteamericano de todos los tiempos", creó al fin de su vida una serie de conciertos de carácter religioso para coro
gospel y banda de
swing, también llamada Big Band.
El mismo Ellington dijo de estos conciertos que "es la cosa mas importante que jamás haya hecho, que probablemente haré". La relación de Gregory Hopkins con estos conciertos es de larga data. En su juventud los cantó bajo la batuta de mismo Ellington en Philadelphia y New York.
En esta gira, que comprende Buenos Aires, Montevideo, Santiago de Chile, Salta, Tucumán, Córdoba, Mendoza, San Juan, San Luis y La Plata, Hopkins dirigirá su coro acompañado por una banda de
jazz según los arreglos originales de Ellington. También lo acompañará en la gira Mercedes Ellington, nieta de Duke, testigo privilegiado de esta imprevisible faceta religiosa del padre del
jazz moderno y cosmopolita.
Esta gira llega precedida de anteriores que Gregory Hopkins y sus coros han realizado desde 1998. Han llenado salas como el Luna Park de Buenos Aires, el Teatro Municipal de Santiago de Chile, el Rivera Indarte de Cordoba, el Teatro El Círculo de Rosario y el Teatro Argentino de La Plata, para nombrar algunas.
El blues y jazz religioso
Los
negro spirituals son canciones religiosas que se originaron en el sur americano en las comunidades rurales, más específicamente de los esclavos de las plantaciones. Fue ahí donde éstos fueron obligados a cantar para marcar el ritmo del trabajo. Así el desarrollo del también llamado
blues religioso en el tiempo va del fin del período colonial a la Guerra Civil Norteamericana.
Estos ritmos tienen una cadencia lenta, intensa y melancólica. Reconocen como punto de origen los himnos de las iglesias protestantes de los blancos. Pero las letras, basadas en temas del Antiguo y Nuevo Testamentos, no sólo hablan de la fe, el pesar, humor, si no que fueron también mensajes cifrados de intrigas, escapes y motines.
Para los negros americanos de los siglos XVIII y XIX, en su gran mayoría esclavos y analfabetos, estas canciones creadas colectivamente y reformuladas una y otra vez en el proceso de transmisión, era un recurso para recuperar y mantener la memoria del continente perdido, pero por sobre todo, una forma de comunicación, una manera fluida de fijar historias, mitos y leyendas, de trasmitir experiencias. También reflejan el esfuerzo de "cristianizar" sus prácticas rituales ancestrales, a modo de inserción en el nuevo contexto cultural.
Con el tiempo estas canciones pasan a ser un elemento central en las ceremonias protestantes, blancas y negras. La tradición musical de los himnos de los servicios religiosos comenzaron a llenarse de otros ritmos y armonías, golpes de palmas y de pies en el piso, gritos e improvisaciones, influenciada directamente de la tradición del continente africano.
La música
gospel, religiosa también, (gospel es evangelio en inglés), refleja la experiencia de los negros en las ciudades del norte. El
gospel es un producto de las primeras décadas del siglo XX, del período de conformación de las ciudades modernas. La velocidad y el clamor urbano se refleja en su ritmo sincopado. Aunque deriva del
spiritual y de otras formas musicales del siglo XIX, es por 1900 que empieza a ganarse lugar en las iglesias Pentecostales.
El compositor e interprete de
blues, Thomas Dorsey, llamado el padre de la música
gospel, la impone definitivamente para 1930 en la Iglesia Bautista, la que, más conservadora, lo había empezado a aceptar de mala gana a partir de los años 20.