VALLADOLID.- La Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid acogió hoy el estreno de "El último viaje del Almirante", un cortometraje que muestra a un Cristóbal Colón atormentado por las consecuencias de su papel como colonizador.
En el filme, que ha dirigido Iván Sáinz Pardo, el almirante, exportador de la fe católica, inicia su último viaje, el de la muerte, "sin saber qué infierno o qué cielo le espera".
El productor del corto, Roberto Lorenzo, afirmó a Efe que estrenar en la Seminci le asustaba, por tratarse de un festival "muy exigente" y uno de los más importantes de España".
Lorenzo explicó que siempre le había fascinado la figura de Cristóbal Colón "más que como personaje histórico como persona, porque fue un hombre, capaz en aquella época, de luchar durante diez años de su vida para conseguir un sueño".
Para conseguir el objetivo de "humanizar" al personaje "creamos el conflicto interno en cuanto a la religión y la utilización de la fe cristina para conseguir sus propios ambiciones y a cómo iba a pasar a la historia", señaló el director.
"No sé qué infierno o qué cielo me espera" es una frase que pronuncia en el lecho de muerte el actor que interpreta a Colón, Juan Antonio Quintana, en el momento más agónico, en el que "se niega a rendir cuentas con el Dios de la burocracia religiosa y encuentra una fe y una la moral personal" para morir en paz.
Este misma frase es muy significativa también para el productor, ya que son expresiones "brillantes", momentos "mágicos" con los se intenta expresar lo que siente un hombre al final de sus días, al borde de la muerte, y en ese momento "se da cuenta de que lo esencial está oculto a los ojo humano".
En la Sección Oficial de la Seminci, el director español Alvaro del Amo presentó hoy "El ciclo Dreyer", en una jornada en la que también fueron proyectadas la japonesa Miwa Nishikawa, y "Omaret Yacoubian", del egipcio Marwan Hamed.
Del Amo evoca en "El ciclo Dreyer" una serie de conflictos íntimos, de orden moral y existencial, provocados por la férrea moral de una sociedad dirigida como era la España de los años sesenta y que ha confrontado a la luz del siglo XXI.
En "Yureru" ("Indecisión"), la cineasta japonesa Miwa Nishikawa, aborda el tema de la desintegración familiar a través de la historia de un joven fotógrafo de éxito que vive en Tokio y que con desgana se ve obligado a regresar a su localidad natal para asistir al primer aniversario del fallecimiento de su madre.
"Omaret Yacoubian", la producción más cara de la filmografía egipcia, retrata la vida de los vecinos de un edificio en el que conviven la clase alta y la pobreza que habita en la azotea, a través de una galería de personajes entre los que destacan un editor homosexual que intenta seducir a un policía, un sastre con pocos escrúpulos y un joven religioso radical. EFE