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"Evolucionar significa volver a la raíz"

16 de Mayo de 2007 | 00:00 |
Es uno de los nuevos conjuntos que desde fines de los ‘90 revitalizaron en Chile el interés por la cueca urbana. Este jueves, a las 21.30 horas en el Galpón Víctor Jara de Plaza Brasil, festejan diez años en vivo a medio camino entre la tradición y la innovación cuequera. "Una búsqueda por cambiar, pero sin perder la conciencia", dicen.

David Ponce


Carmen López (voz y pandero), Pablo Guzmán (voz y guitarra), Rodrigo Miranda (voz y guitarra), Pavel Aguayo (voz, guitarra y chin-chin), y Max Cárcamo (voz y bajo) son parte de la formación de Los Trukeros, que en 2007 cumplen diez años (fotos: Héctor Flores, El Mercurio).
Cueca y payasos chilenos, cuál de las dos atracciones más popular, conforman el cartel del espectáculo con que el grupo Los Trukeros festejará este jueves 17 sus diez años de carrera en el capitalino Galpón Víctor Jara. Los payasos son los del elenco circense Joligud Brothers, invitado al concierto, y la música corre por cuenta de los propios Trukeros, uno de los nuevos grupos que desde fines de los años ‘90 han revitalizado en Chile el interés por la cueca urbana.

"Ya hemos tocado varias veces ahí, y es uno de los mejores lugares para conciertos, se puede bailar en la pista", aprueba Max Cárcamo, el bajista de Los Trukeros, un grupo donde el baile de la audiencia es también parte del espectáculo. El conjunto se inició en 1997 con Rodrigo Miranda, Pablo Guzmán y el propio bajista como trío inaugural, y en diez años ha evolucionado hasta su formación presente con Carmen López (voz), Pablo Guzmán, Rodrigo Miranda y Pavel Aguayo (voces y guitarras), Inti González (voz, acordeón, violín y guitarras), Max Cárcamo (voz y bajo) y el reciente baterista René Alfaro.

"Viene con un sonido más rockero", dice Cárcamo acerca del nuevo integrante, que en enero pasado sustituyó al baterista Trukero fundador, Ángelo Cabrera, alejado por razones de tiempo. "El ritmo de nosotros es muy brígido, estamos ensayando de martes a sábado, que es lo que se requiere para mejorar el trabajo", agrega. "Ángelo estaba relacionado con el jazz, pero ahora se va a notar la influencia más rockera. En una parte del evento voy a tocar con el bajo eléctrico".

–¿Qué otros cambios como esos ha habido en diez años?
"Hay una evolución que no se produce porque sí. Hay un efecto del estudio, que es el que hace que haya una intención detrás. Hay un período inicial donde conocimos a Nano Núñez (el veterano cuequero del conjunto Los Chileneros, a quien el grupo se acercó en 2003) y ahí empezamos a decir ‘aquí va la veta’. No es sólo tocar: es tener conocimiento de lo que uno está tocando. Eso da los nuevos aires a Los Trukeros y les hace hacer lo que son".

"Pareciera que para alguna gente evolucionar significa cambiar. Pero para nosotros evolucionar significa volver a la raíz. Una búsqueda de cambiar, pero sin perder la conciencia", agrega el músico. Con Nano Núñez fue grabado precisamente el más reciente de los tres discos que tiene el grupo: Cuecas bravas (2003), Trukeros de visita (2005) y Mi gran cueca, el libro y disco donde Núñez dejó registrada parte de su cuantioso repertorio de versos inéditos, con acompañamiento musical de Los Trukeros.

–Ustedes también han hecho cambios en la cueca, con elementos del teatro y arreglos musicales distintos. ¿Esas cosas no las hacían con Nano Núñez?
"Con él no. Pero él veía que había visión, le parecía (bien) lo que había. Por ejemplo cuando lanzó su libro hicimos el ‘Cacho e plata’", dice, acerca de uno de los relatos populares de Núñez. "Es una historia suya y la llevamos al teatro. Porque hacemos artes integradas, la música y el teatro".

–¿Más bien en el segundo disco integraron además cuecas originales, además de las de la tradición?
"También hay cuecas originales en el primero: ‘El chalaila’, ‘El Siete Homicidios’, ‘El quinto patio’, que van a ser tocadas en el evento. No ha desaparecido esa idea de conservar la tradición, ni la de evolucionar pero con el respeto a la tradición. Y en el segundo hay textos de Pavel Aguayo, como ‘De cuna y de madriguera’, que hablan de la importancia que damos a la cueca, a los barrios, a los cantores, a la fiesta".

Los Trukeros ya trabajan en la preparación de su tercer disco, Trukeros de chilena, que esperan publicar este año y del que han estrenado algunas cuecas en sus frecuentes actuaciones en vivo, con títulos como "Chuquicamata" y "Tres herramientas". Y otra huella de su carrera está viva en La Posada del Corregidor, histórica casa del centro de Santiago que el grupo tomó como sede y sala de ensayos y en torno a la cual se ha generado una escena de nuevos cuequeros bravos como La Gallera y Las Niñas.

"Fue escuela. En esa forma espontánea se empezaron a formar lotes", recuerda Max Cárcamo. "Ahora de ahí hay cabros que están tocando con los Chinganeros, y otros montones que andan bailando. De hecho es la única cancha estable que hay para la cueca. Estamos dedicados cien por ciento al disco en este momento, pero desde el 2003 al 2006 estuvimos sin parar ahí, todas las semanas. Y Los Trukeros hicieron eso, escuela popular. Gratuita y popular".
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