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Good girl gone bad

16 de Marzo de 2008 | 20:28 |

Rihanna es una cantante que grabó su primer disco, éste, a los diecinueve años y con la desenvoltura necesaria para comerse a quien se fuera a cruzar por delante. Beyoncé Knowles es suficientemente diva como para mantenerse en su pedestal, pero no cualquiera consigue al hombre de confianza de la propia Beyoncé, el rapero Jay-Z, para tenerlo de compañía como hace aquí Rihanna en "Umbrella", que es la primera canción del álbum y también su primera advertencia.

El disco se llama "Niña buena vuelta mala", pero ése no es exactamente el orden. Rihanna parte al tiro como chica mala, capaz de sonar enigmática y desafiante en las primeras canciones, y en medio se vuelve chica buena y hasta dulce en "Hate that I love you" y "Say it", las canciones más tersas y melódicas, también a gusto entre unas guitarras acústicas. En cualquier modalidad cumple distintas pruebas vocales, como en "Say it", donde hace coros y hasta arma un logrado diálogo consigo misma, entre muchas capas de su propia voz que arman todo un muestrario de sus capacidades.

Hasta el viejo Michael Jackson entra al baile en "Don't stop the music", donde la veinteañera se vale de las siempre sensacionales líneas de "Wanna be startin' somethin'" para armar un funky hit bailable. Y Good girl gone bad es además una buena galería de productores. A lo grande, Rihanna se rodea de siete equipos de producción entre los que se cuentan hasta el rapero Timbaland (en "Rehab", que no es la misma de Amy Winehouse), quien en dupla con el cantante Justin Timberlake como productor vocal la hacen bailar un cuasi reggaetón en "Lemme get that", como si el par viniera saliendo de sus recientes juntas con Nelly Furtado. El disco es al fin un vistazo a los estándares de producción lujosos y demoledores del pop estadounidense contemporáneo, que no por casualidad aventaja por millas a un rock que no sale de las guitarras emo desde hace años. Rihanna es un compendio de pop 2007-2008 y una muestra de su propia ductilidad para usar distintos recursos con la misma elasticidad con que se extiende entre la provocación y la ingenuidad en la tapa de su disco.