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Nueva generación sureña

Tienen dieciocho años, grabaron su primer disco el año pasado y esta semana tocarán tres veces en Santiago para su debut capitalino. Y el dúo Philipina Bitch trae una maleta de instrumentos para que el público también toque con ellos. "Se trata de que la gente no vaya sólo a ver a un grupo", dicen.

09 de Abril de 2008 | 16:57 |
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Felipe Ruz, voz y teclados.
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(Té, papaya y completos), el disco, editado en 2007.

Será su primera vez en Santiago y no la van a desaprovechar. Tres actuaciones en tres días seguidos va a dar esta semana Philipina Bitch, el dúo de Concepción que el año pasado publicó el disco (Té, papaya y completos) y que entre el jueves y el domingo estrenará su música en la capital.

Son Felipe Ruz (voz, guitarras y teclado) y Sebastián Orellana (voz, guitarras y armónica). Tienen dieciocho años, el primero salió del colegio en 2007 y su compañero lo hará en 2008, pero ya llevan tres años de música, entre sus inicios escolares hacia 2004 y su actual mezcla de rock, psicodelia, improvisación y canciones acústicas.

En Santiago el grupo dará un concierto acústico y dos eléctricos (ver recuadro). "Esperamos tocar la mayor parte del disco y algunos covers. Pero tocados totalmente distintos", dice Sebastián Orellana, por teléfono desde su casa en Concepción. "Ésa es la idea de Philipina, mantener harta improvisación en el escenario y jugar con el sonido".

-¿Es difícil que suene igual que en el disco?
-Va a ser totalmente distinto. Hay más presencia del rock en la parte eléctrica, con más sonido de banda. El disco está tocado sólo por nosotros dos y por eso es más personal, como somos amigos y hacemos y grabamos los temas juntos es algo más íntimo.

En vivo el dúo tocará con Iván Molina, baterista de grupos como Santos Dumont y Matorral, y con el bajista Pablo Romero, integrante de la banda penquista Condición Zero. Las guitarras acústicas y teclados serán aportes de músicos santiaguinos como Perrosky y Whipala. "Y llevamos una maleta llena de juguetes para repartir", dice Orellana.

-¿Qué viene en la maleta?
-Panderos, tamborcitos, un pitito que suena como un pato… Por si alguien quiere subir a tocar.


Familia Philipina
Para el promedio de los grupos musicales el conducto regular consiste, en el siguiente orden, en ensayar, tocar en vivo y grabar discos. Pero Philipina Bitch ha seguido sus propias reglas. El dúo empezó por hacer grabaciones caseras, luego lanzaron su primer disco y sólo entonces actuaron en público.

Desde mediados de 2007 el grupo se ha presentado en Valdivia o su natal Concepción, donde además fueron parte de una obra de teatro de la compañía República Portátil. También han extendido su círculo a colaboradores como El Colectivo de la Ocasión y el ilustrador Vadim Strika, hijo de la pintora y escultora Coco Piérart y encargado de la gráfica de (Té, papaya y completos).

-Somos un grupo de amigos y todos ellos son parte de Philipina Bitch. Es una especie de familia -define Orellana, que recuerda además sus primeras nociones musicales-. Empezamos por el tema de Los Tres. La música de ellos estaba presente siempre en la casa, mi mamá era muy fanática y teníamos el (disco) Peineta, el Fome, La sangre en el cuerpo, La Yein Fonda… Fue una de las primeras bandas que me gustaron. Yo creo que la primera cosa que fui a ver en vivo fue para el Freno de mano (el disco en vivo que Los Tres grabaron en 2000).

-¿De dónde salen otras cosas más folclóricas del disco, como "Caracolitos", que es un vals?
-Son temas bonitos que siempre han existido y fue bueno hacer una especie de homenaje a esas canciones que quedan en la infancia
y después se olvidan. Aparte la canta la madre de Felipe, y qué mejor que una madre cante una canción como ésa, casi de cuna. Es casi como volver a la infancia en quince segundos.

-El jazz guachaca de los Parra también fue importante, de eso resultó esa música como gipsy. Y conocimos la otra gama del rock, los Beatles, Beach Boys, a mí me gustan mucho Stray Cats, Pink Floyd, The Kinks, los tipos que iniciaron el rock e hicieron cosas nuevas. Jimi Hendrix me encanta, igual que el folk, Bob Dylan, Johnny Cash. Hasta Sandro.

-¿Tocar en vivo no es lo más importante para el grupo?
-Es importante ahora para mostrar el disco. Aparte que nos gusta tocar en vivo, es bien choro compartir con la gente.

-La mayoría de los grupos de Concepción dicen que, al revés, allá no hay mucho donde tocar.
-No lo intentan de verdad. No intentan hacer cosas nuevas. Por lo menos con nosotros lo que se crea es bien bonito, ponemos percusión africana, la gente termina bailando… Ojalá que en Santiago pase lo mismo. Se trata de que la gente no vaya sólo a ver a un grupo.

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