El libro entrega respuestas de corte práctico, preventivo y también algo ''freak''.
Ediciones BSANTIAGO.- Si uno llegase a una librería y pidise al vendedor simplemente "un libro sobre el cerebro", es muy probable que a nuestras manos llegue un texto incomprensible para alguien que no sea un especialista o, por el contrario, un didáctico manual con láminas de lóbulos y cortezas, pero sólo indicando sus funciones básicas.
El problema es que la misma masa encefálica muchas veces nos despierta preguntas de "nivel usuario" algo más específicas en torno a ella, y en esos textos difícilmente se encontrarán las respuestas.
Por esto, la editora de la revista estadounidense "Nature Neuroscience", Sandra Aamodt, y el neurólogo Sam Wang, miraron al interior del cráneo y tradujeron las dudas más comunes que alguien pudiese tener en torno a las funciones del cerebro.
¿Sirve de algo "calentar la materia" antes de una prueba? ¿El alcohol mata neuronas? ¿Es posible que la música de Mozart haga que una guagua sea más inteligente? Las respuestas están en el libro "Entra en tu cerebro" (Ediciones B), que se encuentra desde hace algunas semanas en las librerías chilenas ($13.000 promedio).
Con conocimiento específico, los autores escriben sobre la masa encefálica para lectores no especializados. Ciudadanos comunes y corrientes que han vivido algunos de los problemas descritos en el libro, como olvidar las llaves del auto. Sin embargo, aunque uno pueda olvidarse de ese llavero, difícilmente se olvidará de manejar. ¿Por qué? Porque conducir un vehículo no requiere de la utilización de los lóbulos temporales del cerebro, según explican Aamodt y Wang.
Un conocimiento que desde ya se volvió dato freak, porque no implica de manera alguna que a partir de ahora el lector recuerde dónde dejó las llaves cada vez que se lo pregunta. Pero los que gustan de ser protagonistas de las sobremesas, sin dudas lo agradecerán, tal como otros datos del estilo "por qué se contagian los bostezos".
Respuestas coleccionables, que se mezclan con otras de corte más práctico e, incluso, preventivo, como las formas en que se puede aminorar el efecto del jet-lag o cómo proteger el cerebro para que el paso de los años no lo deteriore tanto.
Y bueno, sólo como aperitivo para los que se quedaron con la duda desde el inicio del artículo, vayan a continuación las respuestas a las preguntas anunciadas: "Calentar la materia" —que en la traducción española del libro figura como "empollar un examen"— puede servir para pasar la prueba, pero servirá de poco y nada para almacenar la información; el alcohol no mata neuronas; y no hay ninguna evidencia científica que demuestre que las obras de Mozart hacen que los bebés sean más inteligentes.