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Mucho más que una copia

Bandas tributo hay cientos. Buenas bandas tributo hay contadas con dos manos. Y estos músicos estudiosos de The Cure están entre esas escogidas. Su concierto en Santiago cautivó a los seguidores del oscuro pop de Robert Smith.

27 de Abril de 2009 | 11:20 |
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Gary Ash en su papel de Robert Smith. La voz, el maquillaje, el vestuario y la puesta en escena se acercan al original.

El Mercurio

Belén, de 9 años, reflejaba el fanatismo que provoca The Cure en Chile. La niña, de completo negro, fue una de las primeras en llegar al Teatro Caupolicán para ver a The Cureheads, la banda que tributa a los autores de "The boys don't cry".

Belén dijo que daría todo por ver al grupo original, pero como no se ha dignado a venir, debía conformarse, como las casi mil personas que llegaron al recinto de calle San Diego, con una banda que le permitía sentirse un poco más cerca de sus ídolos. Sin embargo, es justo decir que el show mostrado por The Cureheads fue mucho más que una mera copia de los originales.

De paso por Chile para conmemorar 30 años de la salida del disco Three imaginary boys (1979), el cuarteto formado en un bar de Estocolmo demostró por qué el propio Robert Smith los ungió como su tributo oficial. Lideradas por Gary Ash, The Cureheads mostró un show de alto nivel técnico, con una interpretación muy fiel del sonido Cure, y que hizo olvidar la pobre puesta en escena (una pantalla gigante con fotos familiares que se repetían sin parar).

Se notó el oficio y los 18 años de carrera que suman. El público del Caupolicán rápidamente pasó de la desconfianza a la complicidad con los imitadores. Varios de los que llegaron a última hora al recital y bostezando, terminaron saltando y cantando en temas como "Fascination street", "In between days", "Just like heaven" y el universal "Close to me". Pedían más y Ash los complacía, a lo Smith, tironéandose el pelo, que resaltaba por los mechones tiesos por el exceso de laca, y replicando un éxito tras otro.

"El tipo se demora una hora en maquillarse para quedar igualito a Smith", comentaba feliz la fanaticada tras el fin del recital, que duró dos horas y media. Era el sentimiento generalizado en una noche casi perfecta. Sólo faltó The Cure para olvidar el casi. Habrá que seguir esperando.

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