Vicentico, Cianciarulo y Rotman, el tridente de la delantera en los Cadillacs, llegó en plan chacotero a Viña del Mar.
Tomás FernándezVIÑA DEL MAR.- Flavio Cianciarulo habla de todo y de nada, hasta que se tupe y se detiene. "Me hiciste como diez preguntas", dice el bajista a una reportera tras sus disvaríos. A su lado, Vicentico no contiene la risa, y hasta se le cae de la boca el agua que acaba de intentar beber. La risa es generalizada.
Fue el ánimo con que llegó el grupo a su primera vez en el Festival de Viña, que es también una de las últimas antes de volver a separarse, una de los pocos ámbitos en los que mostraron certeza.
En el resto, su ánimo de no tomarse nada muy en serio y el vuelo que les dieron algunas preguntas, configuraron una escena al borde del delirio.
Como cuando un periodista les preguntó qué iban a hacer en su presentación en Santiago, a lo que Vicentico respondió con una nueva risotada, y haciendo luego la mímica de tocar y cantar. Cianciarulo se para y hace gestos como mono de circo, mientras Sergio Rotman toma un saxofón imaginario.
De Viña, muy poco, casi nada, sólo adelantaron que "nos pidieron 90 minutos (de show), que es un poquito menos de lo que veníamos tocando, pero se puede hacer un concierto rico-rico", en palabras del bajista.
Vicentico, en tanto, dijo que no contó mucho a sus compañeros sobre el Festival, tras su paso en 2008. "La verdad que no dije nada, no quiero preocuparlos. Para mí fue una experiencia buenísima", asegura.
Sólo se pusieron algo más serios a la hora de hablar de su futuro, donde confirman que volverán a tomar caminos separados. "Vamos a este concierto y, después, de vacaciones y pensando", dice Vicentico, luego de que Cianciarulo no se animara a responder.
"Estamos en una situación de esperar qué nos depara el futuro", agregó el cantante. "No tenemos ningún apuro y vamos a pensar".