El director toca su clarinete como uno más en la New Orleans Jazz Band.
AFPROMA.- Woody Allen cerró anoche en Roma su gira europea junto a la New Orleans Jazz Band y demostró que la música es su terapia más efectiva, con un recital que viajó a las raíces del jazz y distendió al público.
El cineasta tocó por primera vez en el auditorio de Roma con un lleno absoluto, casi tres mil espectadores curiosos por ver de cerca cómo el genio de Manhattan saborea el timbre de su clarinete, su gran pasión.
Y es que Allen sólo faltó a su cita de los lunes en el café Carlyle de Madison Avenue, en Nueva York, cuando tuvo que viajar a Los Angeles para recoger su último Oscar, lo que demuestra que su faceta como músico va más allá del hobby y es casi una terapia necesaria para apaciguar sus neurosis.
Así lo evidenció nada más saltar al escenario con su habitual pose cabizbaja, tímido y escondido tras sus gafas de pasta, clarinete en mano y sin imponerse al resto de miembros del grupo, que tomaron posiciones para protagonizar un espectáculo más parecido a una "jam session" informal que a un concierto multitudinario.
"Nos encanta tocar, lo hacemos sólo para divertirnos y estamos impresionados de que alguien quiera venir a vernos. Simplemente vamos a tocar algo de la música que se hizo popular hace unos años en Nueva Orleans, así que relájense y disfruten", sugirió Allen antes de desplegar esta otra faceta de su vida artística, con la que cada día gana nuevos admiradores.