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Cantora del Biobío

Este fin de semana se presenta en Santiago junto al cantor y payador Manuel Sánchez esta cuequera de Concepción. Y cuequera es sólo uno de sus oficios: criada en el campo y avecindada en la ciudad, La Chinganera trae ahora a la capital lo que sabe, para mostrarlo en vivo y enseñarlo en taller.

22 de Abril de 2010 | 12:41 |

Tiene un nombre que remite a chingana, o sea a un hogar cuequero por naturaleza, y se ha hecho conocida en su natal región del Biobío y también en Santiago en gran parte por la cueca. Pero en su próxima visita a la capital Fabiola González va a cantar con un compañero de escenario que tiene otros mundos además, sobre todo los de la paya, el canto a lo poeta en general y el guitarrón. Manuel Sánchez y Fabiola González, también conocida como La Chinganera, son el programa doble que será posible ver este sábado en el capitalino restaurant El Huaso Enrique.

Y La Chinganera vendrá de Concepción, pero va a ser la anfitriona y no la invitada de esa noche. "Hemos confluido en el canto y en la poesía con Manuel y nos hemos encontrado un poco haciendo cosas parecidas. Obviamente él tiene la tremenda trayectoria como payador y yo tengo más relación con la cueca, pero trabajo harto la décima y él ha sido un tremendo referente", dice la cantante, que va a tocar por primera vez con Sánchez en Santiago después de algunas jornadas compartidas en el sur. "Teníamos una actuación en Concepción el 20 de marzo, pero con el terremoto se cayeron todas las fechas acá. Así que ahora estaba bien invitar a Manuel para reivindicarse. Lo dejé botado", sonríe.

-Pero fueron razones de fuerza mayor.
-Sí, imagínate, esta ciudad está en el suelo, ha sido súper triste y por algo estoy tocando en Santiago también, para empezar a trabajar -agrega la cantante, que de hecho tiene más planes en la capital, también relacionados con su oficio de profesora de música. Durante las cuatro semanas de mayo Fabiola González estará viajando a Santiago para dirigir en el recién inaugurado espacio cuequero del Club Matadero dos talleres de su especialidad (ver recuadro): uno sobre canto a la rueda, es decir el origen histórico de la cueca tradicional, y otro sobre guitarra traspuesta, es decir guitarra tocada en diversas afinaciones, distintas a la convencional y muy usadas en el campo. El primero de esos talleres además es dirigido sólo a mujeres.

-¿Por qué esa diferencia?
-No fue una idea mía, pero estuve muy de acuerdo, porque es difícil enseñar a cantar en una rueda de cantores hombres y mujeres. Además no hay escuela para mujeres, Las Niñas (trío de cuequeras santiaguinas con las que La Chinganera ha compartido escenario) se formaron solas, por ejemplo, con la ayuda de los compañeros, y yo tampoco tuve una escuela para cantar cueca. Es el momento de hacerlo, ahora que está muy popular este movimiento.

Para mí es la fiesta chilena

Tres músicos de Los Republicanos de la Cueca, grupo santiaguino, acompañarán a Fabiola González en vivo: Ricardo Silva (percusión), Cristian Gómez (acordeón) y Elías Núñez (bajo). Y son cuecas y también décimas tocadas con guitarra traspuesta o guitarrón, a dúo con su compañera Marcela Millie, cantora y actriz, las que dan forma al repertorio.

-Así voy mezclando y la gente no va sólo a bailar. No es un cuecazo. El ámbito cuequero es súper bonito, pero como a mí me gusta la poesía también, me limito un poco si canto sólo cuecas.

-¿También notas que tienes diferencias musicales con los cuequeros?
-Los cuequeros tienen leyes establecidas, y creo que lo que yo hago está siempre en movimiento, es estar buscando, en otros pulsos, en ritmos que varían. La puesta en escena ya es diferente. Las Niñas se visten como las chicas de noche, por ejemplo. Yo cuando voy a tocar trato de ponerme más bonita obviamente, pero no tengo esa relación de la cueca con la fiesta nocturna, con la fiesta bohemia, para mí es la fiesta chilena, el carnaval chileno, y por eso entre medio está la poesía.

-¿Cómo ha sido tu relación con Santiago?
-Ha sido súper bonito, yo soy una cantora del Biobío pero he ido casi una vez al mes a Santiago, y llevo otra tradición. Además me crié en el campo y tengo una tradición relacionada con la oralidad.

La Chinganera de hecho nació en Concepción en 1978, hija de padre campesino, pero entre los siete y los quince años vivió con su familia en diversas localidades del campo en la región. "Y ahí cambió mi vida. Imagínate que antes tenía ducha, furgón escolar, y llegué a un campo sin luz, con piso de tierra, iba a las trillas, conocí los versos, los cantores, los sembradíos. Por eso digo que somo tan distintos con mis compañeros de la cuecas, ellos crecieron con una cultura súper urbana con la que nunca me relacioné, me perdí esa época que tienen mi pares".

-¿Pero no te quejas?
-No, ahora que ha pasado el tiempo veo que fue tan importante para mí. Hubiera sido tan distinto si no conociera todo eso. Ahora conozco esta cultura preciosa de la ciudad, pero mi raíz no está aquí. Eso es lo que me llevó a la décima, a la guitarra traspuesta.

-Ahora estás en Concepción. ¿Siempre has estado a medias entre la ciudad y el campo?
-Siempre me siento cerca del campo. Tengo un proyecto de irme a Santiago el próximo año para crecer como música, y nunca he pensado en ir a vivir a la ciudad misma, pienso en Pirque, en un lugar aledaño. Necesito esa conexión con la naturaleza.

-Y además de campo y ciudad vivías en Penco, al lado del mar. ¿Esa es otra influencia?
-Yo vivía ahí hasta hace poquito, pero con el terremoto y con el maremoto estoy ahora en Concepción. Y está muy difícil encontrar casa.

Fabiola González lo sabe porque su casa estaba en Penco, una de las ciudades costeras arrasadas por el maremoto del 27 de febrero pasado. Y esa casa ya no existe.

-El mar entró por casi todo hasta el techo. Ahora no tengo guitarra, por ejemplo. Y el guitarrón sufrió. Se lo voy a llevar a Manuel (Sánchez) a ver qué puede hacer con él, a ver qué va a terminar. Eso es lo que más me ha dolido. Ahora a veces digo "me voy a poner esas botas", pero después digo "bah, de veras que ya no tengo las botas". O "Sí, yo tengo ese disco", y ya no está el disco (sonríe). Pero lo que me duele es el guitarrón. Me costó comprármelo, lo amé, me descubrí en él. Se llenó de agua, hay que mandarlo a arreglar. Ahora estoy tan enojada con el mar. No fui más a Penco, y tengo que hacerlo porque fue tan fuerte todo lo que vivimos, con mis hijos, en mi casa. Me he hecho la loca pero tengo que ir.

Con el Baucha y con Montiel

La Chinganera se llama también el primer disco de la cantante, lanzado en 2008 y grabado con invitados como el acordeonista Ignacio Hernández y el veterano, célebre y canchero cantor porteño Jorge Montiel, ducho en cueca y otros ritmos populares. Son distintas vertientes las que se oyen en el disco, entre ritmo mapuche, décimas, un romance español anónimo y cuecas.

-Del disco ya casi no toco -explica-, porque tiene hartas mezclas, es mi primera aproximación musical e hice de todo un poco: jazz, música popular… Quería eso, justamente. Fue a propósito, hacer un paisaje de Chile. Yo trabajé en el jazz, por ejemplo, hice clases mucho tiempo y lo plasmé ahí. Sabía que no iba a tener un sello de identidad tan marcado como va a tener el próximo, pero así es más fácil después cambiar y tomar el rumbo que quieras. Si hubiera empezado con puras cuecas me habría costado sacarme ese título de encima.

-¿Cómo llegaste a cantar con Jorge Montiel?
-Lo conocí gracias a Ignacio Hernández, fuimos a un festival en el sur y nos encantamos. Él dice que soy su hija (sonríe) y hemos cantado en Concepción, en Valparaíso, en Santiago, ahora vamos a cantar en Paine.

Y otro cantor con historia aparece en la tratectoria de La Chinganera: es Luis Hernán Araneda, El Baucha, legendario integrante del conjunto Los Chileneros desde los años '60 en adelante, a quien conoció por medio de Lucho Castillo, el cantante de Los Tricolores.

-Lo llamé en Santiago y me dijo "Ya, chiquilla, vente no más, a las doce en el reloj de la Estación Central", y siempre nos hemos encontrado ahí. Por él me llamo La Chinganera, porque cantábamos juntos y él decía "esta cabra sí que es una chinganera".

-Él te bautizó.
-Sí, pero él no lo sabe. Después de eso me hice una dirección de mail con ese nombre, y un día me invitaron acá a dar un concierto de cuecas y habían puesto "La Chinganera" en el cartel.

Ahora La Chinganera tiene un segundo disco a la vista. "Y éste va a estar más relacionado con la raíz, con las cantoras populares, campesinas", anuncia, cercana también a payadores de la región como Leonel Castro, de Huépil, así como a diversas colegas citadinas suyas del Biobío.

-Aquí hay un movimiento súper bonito con la música, tenemos un movimiento "Mujeres en canto rodado": somos Vasti Michel, de Traiguén; Rocío Peña, de Talcahuano; Gloria Paz, de Penco, y yo, de Concepción. Ideamos esto el año pasado, hemos ido a tocar a Talca, a Santiago, y hemos invitado a la (cantante santiaguina) Natalia Contesse también. Las cuatro somos distintas. La más chica es la Rocío Peña, la cabra chica que le decimos, que hace música popular; la Gloria Paz hace una cosa media jazzera pero con tonadas; la Vasti con su onda mística y étnica, y yo que soy chilena como los porotos. Es un plato bien exquisito el que armamos.

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