Considerando que desde que inició su carrera en 1992 ha editado un disco por año, no es extraño que Alejandro Fernández –con una trayectoria cada vez más consolidada en Latinoamérica y Estados Unidos- haya decidido grabar su primer trabajo doble con canciones inéditas. Son dos mundos en este Dos mundos: tradición y evolución, un disco de largo recorrido que perfectamente pudo haber sido por separado. El primer volumen busca rescatar el origen ranchero de Fernández y el segundo demuestra sus intenciones de permanecencia en la balada pop latina.
Entonces en Tradición Fernández deja en claro una vez más que pese a que su padre, Vicente Fernández, es uno de los mejores representantes de la ranchera en México, no necesita imitar su estilo para lucirse. Con melodías más folclóricas y lúdicas que las de sus anteriores trabajos en el género como Mi verdad (1998) y Orígenes (2001), esta vez apuesta por exigir su voz interpretando un mismo estilo musical con acentos diferentes en cada una de las canciones. Su voz suena rústica en "Unas nalgadas" y en "La siete", para pasar luego a un tono más suave con aires de flamenco en "Pecadora" y "Me dueles", uno de los boleros que se suman a las rancheras tradicionales y tonadas campesinas mexicanas. La mezcla es interesante y está muy bien ejecutada.
Y aunque sus orígenes están en el folclor, el provecho que le saca a su voz en las baladas pop es lo que le ha ayudado a consolidar su trabajo a nivel continental. El apartado Evolución sigue en esta línea romántica, pero Fernández es un cantante distinto y demuestra aquí que no todas las canciones tienen que sonar igual unas con otras, como ocurre con otros baladistas latinos. Pese a que hay canciones como "Cuando digo tu nombre", en las que uno siente que ya la ha escuchado muchas veces antes, la marca de la diferencia aparece poco después con "Tu amor perdí", donde el mexicano sorprende haciendo gala de un falsete mexicano muy tradicional. Con "Dibujando un corazón" el ritmo se acelera a través de las percusiones y sabores más tropicales y cadenciosos. El primer single es "Se me va la voz". Es una balada más bien pop como enganche para un disco de gran extensión al que no se le pierde la pista y donde el astro mexicano se da el gusto de trabajar en los estilos que más disfruta a la vez. Y eso se nota.
—Bárbara Covarrubias