Gandjarvas te espera en el bar: el grupo actúa a las 23.30 horas de hoy en el bar ñuñoíno La Batuta en la capital.
Ignacio Orrego / Fotorock.SANTIAGO.- Con un concierto esta noche en el rockero bar La Batuta, en la comuna capitalina de Ñuñoa, será lanzado el disco de un grupo chileno nuevo, pero con historia previa.
Es Gandjarvas, la banda en la que desde el año pasado se agruparon los fundadores del grupo de ritmos latinos Santo Barrio iniciado en los '90 bajo la influencia de grupos como Mano Negra, y que hoy estrena De la vieja escuela, su primer álbum.
Los cantantes César Farah y Cristóbal González, más conocidos como Farah y Sr. González, encabezan el grupo junto a Rodolfo Vargas (guitarra y teclados), Rodrigo Soto (bajo), Roberto Díaz (batería) y DJ Antioch (tornamesas), provenientes de bandas como Sandino Rockers, Drakos o Elefante Mecánico. En el estreno lanzarán además el videoclip de la canción "Gandjarvas". "Y la entrada es liberada", avisa Sr. González: "apuntamos a lleno, así que le pedimos a la gente dos cosas: que lleguen temprano y lleven zapatillas".
-El nombre del disco es claro. ¿Ustedes tienen esa conciencia de pertener a una escuela vieja?
-Tenemos no sólo la conciencia, sino el orgullo de ser de la vieja escuela -declara Sr. González-. Farah y yo partimos con Santo Barrio en una época en que no había grandes referentes en Chile de mestizaje urbano-musical como lo entendíamos nosotros, bandas que apostaran por un sincretismo potente entre rock, latinidad, conciencia y a la vez entretención. Quisimos ofrecer algo diferente en base a tres elementos de la vieja escuela: el protagonismo de la guitarra eléctrica, el texto social y el espíritu y sonido aguerrido.
-¿Son cosas que se han perdido?
-Es una pregunta maldita ésa -se ríe Farah-, porque me carga el discurso "Todo tiempo pasado fue mejor". Resulta peligroso incluso, pues tiende a engañar a nuestras conciencias, inventándonos una época paradisíaca que, hasta donde puedo ver, nunca existió. Pero al mismo tiempo creo que, dada la contingencia, hay cosas que rescatar de otros momentos: el rock como tal, la música aguerrida, fuerte, con potencia, sudor y gritos, esas guitarras que te hacen sentir noqueado y cayendo a la lona una y mil veces.
-¿Las letras tienen que ver con lo mismo?
-También, la capacidad de pensar a un artista como un ideólogo, como una voz que pone en entredicho y cuestiona constantemente los sistemas sociales que considera injustos, los conceptos axiomáticos e incluso a su propia disciplina. Para nosotros hacer arte es una toma de posición política, en especial en una época en que se acepta que la verdad es una noticia mal contada, la ética es lo que dice el comunicado de gobierno y la belleza una modelo publicitando una casa comercial. Todo eso es una mierda, pero al mismo tiempo la verdad, la ética y la belleza son cosas demasiado importantes en una sociedad como para dejarlas en manos de las bestias que las poseen. Aún así, no me hago muchas ilusiones. Una guitarra no es una metralleta y un micrófono no es una Molotov.
Un imperdible del disco está al comienzo de De la vieja escuela, donde un relator llamado Mauricio Palma Hunt narra la historia del grupo en un minuto y 47 segundos desopilantes.
"Mauricio es la fuerza creativa y figura emblemática del proyecto NTN, que, centralmente, producen gags humorísticos cada tanto y los suben a Internet con muchísimo éxito. Es un humor inteligente, ácido y bastante político, y somos fanáticos de ellos", cuenta Sr. González, que contactó a Palma luego de que éste hiciera la presentación de un show de Gandjarvas. "Preparó para ese show un texto loquísimo y le pedimos que lo resumira para el disco. Fue un día en la mañana, grabó y se quedó todo el día con nosotros. Qué manera de reirnos".
-Cada canción está unida a la siguiente por fragmentos hablados en distintos idiomas. ¿De dónde salió todo eso?
-Llamamos a amigos que sabíamos que hablan otros idiomas, muchos viven fuera de Chile, les mandábamos un par de temas y luego pedíamos el saludo -explica Farah-. Queríamos sostener la idea de la música que gira por el mundo, la música cuyas únicas fronteras están dadas por los deseos de escuchar.
Gandjarvas.– Jueves 12 agosto, 23.30 horas. La Batuta, Jorge Washington 52, Plaza Ñuñoa, Santiago (274 7096). Entrada libre.