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Guía para entender los puzzles de la película "El origen"

La alabada película de Christopher Nolan ("Batman: El caballero de la noche") llega hoy a los cines nacionales con su laberinto de sueños dentro de sueños.

12 de Agosto de 2010 | 13:56 | Ernesto Garratt Viñes, El Mercurio
Foto: 2/2 | Crédito: Warner Bros.
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Una imagen de las distorsiones que luce la cinta ''El origen''.

SANTIAGO.- Sueños dentro de sueños, mundos paralelos y conspiraciones coorporativas se mezclan en la tremendamente original película de Leonardo DiCaprio junto al director Christopher Nolan que se estrena hoy en Chile.

Si no quiere perderse en este notable laberinto dentro del subconsciente , siga estas pistas. Es que soñar no cuesta nada.

Nada es lo que parece

Durante más de una década el director Christopher Nolan estuvo preparando el sofisticado guión de "El origen", un prodigio que al final da la impresión de poseer la lógica de los sueños dentro de su estructura. Y eso es justamente lo que quería lograr Nolan a través de la historia de Cobb (Leonardo DiCaprio), un ladrón de sueños capaz de moverse dentro del inco n sciente propio y de los demás.

La técnica mediante Cobb se introduce en  los sueños de los demás se llama "Inception" y para el espectador se tratará de un viaje confusamente ordenado a una realidad que no respeta las leyes de la gravedad, ni la lógica ni la razón.

Ya desde una de sus primeras películas a Nolan le apasionó el tema de explorar los inso n dables laberintos de la mente a través de "Memento" (2000), otro prodigio de guión también con amplias barreras y dificultades: estaba contado al revés y tenía un antihéroe , Leonard (Guy Pearce) , incapaz de recordar más que el presente (había perdido su memoria de corto plazo).

En "Memento" Leonard solo vivía el ahora, su percepción de la realidad era incierta (por eso se tatuaba el cuerpo con pistas para seguir al asesino de su esposa) y algo parecido le pasa al antihéroe de "El origen": Cobb, pues su percepción de la realidad es igual de incierta. Por más que él y nosotros, como espectadores, estemos seguros de que Cobb ya no está soñando, sino que se  encuentra en el mundo real, siempre queda la duda.

Una incertidumbre que recorre esta pieza hasta el final.

Laberintos mentales

Cobb roba sueños y en la película es auxiliado por un grupo de expertos, entre ellos su mano derecha, Arthur (Joseph Gordon-Levitt, el chico de "500 días con ella" y quien se luce acá), pero en su nueva y difícil misión es otra: esta vez deberán instalar una idea en la cabeza de un joven empresario a pedido de un industrial rival. "Una idea puede ser lo más peligroso, más que un virus, una bactería", le dice DiCaprio a su potencial cliente Saito (Ken Watanabe).

Con guiños a las películas de James Bond y sus estrategias de agente secreto, Cobb se mueve en un mundo de espías oníricos, pero además toma el riesgo de introducirse en los complejos n i veles de sueños dentro de los sueños, un laberi n to que parece confuso, pero que el guión de Nolan ordena y maneja bien.

Aunque más de un personaje diga en mitad de una escena, "¿en el sueño de quién estamos?". Por eso le recomendamos no pest a ñear ni un segundo. Absorva todo lo que mire durante el viaje a estos laberintos mentales de "El origen, que se pueden agrupan en cinco niveles, contando nuestro mundo real, y que a lo largo del metraje van cambiando de escenarios. Desde una sorprendente persecución arriba de una van, pasando por los pasillos de un hotel donde se puede caminar por las paredes, hasta una impenetrable fortaleza de nieve y el tan temido limbo, subconsciente puro y lugar que no es soñado por nadie en particular y donde hay, sino almas, sueños en pena.

El poder del arquitecto

Para explicar las reglas y leyes que rigen este mundo de sueños Nolan usa una excusa bastante buena. Dentro del equipo de ladrones, el protagonista necesita a uno de los llamados arquitectos, talentos especializados en crear los escenarios donde pueden intervenir los sueños de otros.

Los arquitectos pueden cambiar las formas de las calles, crear edificios y Cobb, el personaje de DiCaprio, recluta a una nueva arquitecto en las aulas de su mentor (Michael Caine). La nueva miembro del equipo se llama Ariadne (la joven Ellen Page, de "Juno"y otras películas de corte indie) y es a través de ella que aprendemos algunas reglas que mueven a este universo durante una de las secuencias más espectaculares: las calles de París se doblan sobre sí mismas y la joven aprendiz se da cuenta con asombro del poder de los sueños.

Algunas reglas que aprende son que cinco minutos durmiento son el equivalente a una hora en el mundo de los sueños, y que que para salir de un sueño dentro de otro sueño, lo mejor es morir -soñando, se entiende- y así uno se despierta. Eso es lo que se conoce como "la patada".

La otra cosa por aprender es que hay que tener cuidado cuando uno camin a por el subsconsciente de otro, porque las personas que habitan los sueños reconocen a los intrusos y los atacan sin mediar provocación. Y lo principal, nunca hay que recrear un lugar conocido porque ahí se produce la crisis: el soñador puede confudir realidad y sueño, un verdadero descalabro.


La mujer soñada

Es sabido que Nolan inspiró su personaje de Cobb en su propio hermano, Matthew Francis Nolan, un criminal que enfrenta cargos de estafa, secuestro y homicidio en Chicago. En "El origen" sobre Cobb pesan cargos criminales y es incapaz de regresar a Estados Unidos y estar con sus hijos.

Por eso vive en París, Francia -país libre de las leyes de extradición con EE.UU. como bien sabe Roman Polanski- y si acepta el imposible encargo de Saito (Ken Watanabe), de introducir una idea en la cabeza de otro sin que  éste se de cuenta, es  a cambio de limpiar su buen nombre. Este sueño de redención, (¿el sueño de Nolan  de limpiar  la honra de su hermano mayor?) cruza toda esta película y -sin contar secretos de la trama- diremos que la manera de graficar y simbolizar semejante idea es la presencia de la esposa de Cobb, llamada Mal y con las facciones y cuerpo de la bella francesa Marion Cotillard ("La vida en rosa").

Su reiterativa presencia es vital para agudizar el conflicto del bueno de Cobb y le sirve a Nolan para guiarnos a través de esta marea de emociones y visiones nunca antes tan bien organizadas y dispuestas en el mundo del cine cuando se trata de hablar de mundos oníricos a gran escala y en una superproducción de US$200 millones . Comparable a la "cerebralidad" de Stanley Kubrick, combinado con la espectacularidad de Steven Spielberg, Nolan de nuevo nos envuelve como ya lo hizo con "Following", su primera película, "Memento", "Insomnia" (con Al Pacino como un policía con desórdenes del sueño) y las dos partes de "Batman". Porque al final el gran truco pertenece a Nolan, un mago que nos engaña y maneja como quiere. Y en el proceso, vaya como nos hace pensar y nos divierte al mismo tiempo.

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