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¡Por mi culpa!

19 de Agosto de 2010 | 14:46 |

Es probable que éste sea el último disco que edite en vida Chavela Vargas. Verla en el video de lanzamiento, en México D.F., es atestiguar el cuerpo ya entregado de una mujer de 91 años de edad obligada a una silla de ruedas, desde la que convive con una serie de dolencias y en la que, sin embargo, logra mantener la altivez legendaria de su estampa. Lo asombroso es que este álbum, promocionado sin eufemismos como el de "cierre" de una discografía extensa y conmovedora, concentra tanta o más fuerza que la acostumbrada en ediciones previas. Chavela está vieja y cansada, pero canta con la fuerza y pasión de la plenitud. Su caso es el ejemplo arquetípico de una intérprete a la que el canto transforma, y le permite casi tomar otra vida, paralela a la de su abatida cotidianeidad.

¡Por mi culpa! es un disco de dúos, sí, pero algo por completo diferente al cánon de "encuentro entre estrellas" que ha alimentado multitud de iniciativas recientes, como el cursi Papito, de Miguel Bosé y amigos. La costarricense-mexicana ha elegido aquí trabajar con voces cercanas a su universo, famosas o no. Eso incluye a Joaquín Sabina, Lila Downs, la orquesta estadounidense Pink Martini y la cantante salteña Negra Chagra, entre otros. «Lo hice como me dio la gana, con quien me dio la gana, porque me dio la gana», es toda la explicación que ha dado Vargas sobre la selección.

El disco está comandado por su fuerza, y los invitados —incluso los más vistosos, como Sabina— saben respetar ese protagonismo. Canciones ya conocidas, como "Piensa en mí", "Un mundo raro" o el bolero "Nosotros" (el único tema nuevo es "¿A dónde vas, paloma?") vuelven a cautivar al oído en nuevas versiones comandadas por una voz de cuyo desgarro no se encuentra otro en el continente. Pero acaso lo más notable de esta producción sea la sapiencia de arreglos en extremo austeros, pues son cuerdas desnudas de guitarra y muy sutiles percusiones las que acompañan ese canto oscuro, enfático, urgente. No se extraña nada más, y con Chavela es suficiente. Si este disco ha de ser efectivamente su adiós, el legado es de una energía ejemplar.

—Marisol García

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