Este disco es mucho más que una transición del formato pop romántico de Así soy yo (2000) e incluso, del más intimista Creer (2006). Por una parte la cantante ya está liberada del nexo televisivo del primero: era una de las coristas del programa "Pase lo que pase" conducido por Camiroaga y Doggenweiler). Por otra, ya no está bajo ningún sello discográfico, lo que, como ella misma ha dicho, es un desafío interesante a la hora de proyectar un disco.
En este contexto Encerio se escucha como un acto de independencia de quien no quiere ser simplemente un "cantante". Acá Aleuy toca batería, hace los arreglos, pervierte canciones canónicas como "Gracias a la vida" y se rodea de colaboradores premium como Pedro Subercaseux (más conocido como Pedropiedra) o Felipe Cadenasso. Así, canciones como "Café en la mañana" -su single- se vuelven sumamente interesantes en su mezcla de electropop con líneas vocales que podríamos llamar "arábigas", sin caer en un pastiche "étnico". Pero también destacan las buenas programaciones de "Nada más" o baladas pop como "Qué fácil". Es innegable el valor del riesgo: cuando todos esperan canciones románticas convencionales, de esas que sólo se sostienen en la voz, Daniela Aleuy elude el camino, mostrándose como compositora interesada en el pop de bases electrónicas. Ése es el mejor punto de partida que podría haber tenido.
—JC Ramírez Figueroa