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Lírica y popular: una soprano a dos voces

Las dualidades son el terreno natural de esta cantante: es chilena y vive en Weimar, Alemania; y es soprano lírica pero en 2011 va a lanzar su primer disco con zambas y boleros. Este jueves 11 dará precisamente un adelanto en vivo de ese disco en Santiago.

08 de Noviembre de 2010 | 20:23 |

De regreso en el Cono Sur desde su actual residencia en Alemania, la cantante chilena Esperanza Restucci aterrizó en Santiago en octubre pasado, acaba de cantar en Buenos Aires y ahora está de vuelta en la capital, en una visita en la que se ha dedicado a actuar en vivo y también a grabar el primer disco de su carrera, previsto para comienzos de 2011. Y ambas ocupaciones tienen que ver también con dos hemisferios de su trabajo: el canto lírico y la canción popular.

La soprano, radicada en la ciudad alemana de Weimar, va a actuar en el auditorio de la galería de arte Patricia Ready (ver recuadro), tal como lo hizo en 2009 y el mes pasado, pero con un giro en el repertorio. Si en su actuación anterior cantó un recorrido desde el Barroco a la música latinoamericana contemporánea, esta vez el concierto se llama "Latino-klassik". En él va a actuar con su padre, el reconocido guitarrista y mandolinista de música latinoamericana Antonio Restucci, y con el pianista Francisco Loyola, para mostrar una mezcla entre ese repertorio contemporáneo latinoamericano y un adelanto del futuro disco, de lleno en la música popular entre zambas y boleros y llamado My romantic folk songs.

Latina y clásica

Si bien ella se ha dedicado en los últimos años al repertorio lírico, el borde latinoamericano también ha estado presente en la carrera reciente de Esperanza Restucci. Y "Latino-klassik" es del mismo modo un adelanto de la temporada 2011.

Ése será también el nombre de un repertorio completo de autores latinoamericanos que la soprano va a desarrollar en 2011 junto al pianista brasileño André Marques, músico que desde los deciocho años toca con el titán Hermeto Pascoal, y que se basará en los compositores argentinos Carlos Guastavino y Alberto Evaristo Ginastera y el chileno Federico Heinlein.

-Por ahora me voy a quedar con esos tres. Porque tengo mucho que explorar todavía ahí y estoy fascinada con lo que he descubierto -resuelve la cantante. Ya hizo una presentación de este programa en marzo de 2010 en Alemania y espera estrenarlo en Chile en marzo de 2011. Y para la misma época tiene previsto el lanzamiento de My romantic folk songs.

Esperanza Restucci trabaja desde enero en Weimar en esa grabación, y según su agenda va a ser lanzado en Alemania en enero y en Chile en marzo, con un repertorio que incluye las argentinas "Zamba para no morir" y "Zamba para olvidar" y cuatro boleros. "Conocidísimos", dice: "son 'Un poco más', 'Bésame mucho', 'Quizás', que bueno, es un cha cha chá más que un bolero, y me falta uno… ¿cuál?"

-¿"Contigo en la distancia"?
-Exactamente. Te juro. Se me había borrado el nombre -dice. Además incluirá composiciones originales suyas y del citado Antonio Restucci, uno de los referentes chilenos de la música latinoamericana: "Las alas del viento", "A la orillita del río" y "The letter I never sent". Está grabando el disco con el propio Restucci (guitarra y mandolina), Marcelo Córdova (contrabajo) y otros dos chilenos radicados en Alemania: Alejandro Soto (piano) y Cristian Carvacho (percusión). "Mi idea es dirigir este disco hacia la música de cámara. Por lo tanto es todo acústico y los arreglos van a ser medio clásicos", dice ella.

-Y además tiene un título en inglés. ¿Esto también es para dirigirlo hacia otro punto?
-Sí, pues, en realidad mi objetivo fudamental es sacar esto en el mercado europeo, integrarlo al mercado alemán para empezar -explica, y de hecho el primer single, "Quizás", tendrá una versión cantada en alemán.

-¿Es distinto grabar estas canciones después de haber entrenado tu voz para el canto lírico?
-De hecho ahora lo que me pasa es que me siento más cercana a esta música que antes, curiosamente. La gente me empezó a pedir que cantara boleros, de a poco volví a escuchar esta música, a probar, y me fascinó. Uno estando allá echa de menos o valora más lo que tiene: "qué lindo es el bolero, y la letra, y justo me está pasando esto" -sonríe-. Ha sido una sorpresa. Pensé que me podía afectar técnicamente hacer algo tan distinto, pero no fue así.

-¿No va a ser una voz lírica, como Los Tres Tenores cantando canciones populares?
-No, no, no, estás loco: va a ser mi voz popular. Son mis dos voces.

-¿Es como desdoblarse?
-Sí, es como desdoblarse, buena imagen. En mí se dio naturalmente porque me formé antes de esa manera. Luego hice lo clásico, pero me crié un poco con el folclor. Y es igual de complicado. Los boleros olvídate de lo difíciles que son. "Contigo en la distancia" me saca canas verdes.

Zamba, pero hecha lírica: increíble

El canto lírico va a permanecer al mismo tiempo en su horizonte: así fue el anterior concierto que dio en la misma galería, el mes pasado, con el  pianista Dante Sasmay y un recorrido desde Haendel hasta el citado Ginastera. "Es un programa que inventé, que es como un viaje del barroco a la música clásica latinoamericana contemporánea", explica, con música desde el 1600 a la actualidad.

-¿En cuánto rato haces ese viaje?
-En una hora -sonríe-. Es la música de cámara que he estado haciendo en estos últimos cuatro años, y lo normal es que uno hace o un concierto con una orquesta barroca, o una gala de lieder alemán, o un concierto de ópera mozartiana, pero no se usa mezclar estilos. Lo hice conscientemente dirigido hacia el público chileno, porque es bonito mostrar un poquito de cada cosa, y también me entretiene más, porque pasar de un estilo al otro en tan poco tiempo es un desafío técnica y estilísticamente, son aires diferentes.

Barroco, Mozart, canciones o lieder alemanas y música latinoamericana son los cuatro continentes del programa. Del Barroco canta arias del compositor italiano Giordani, de Vivaldi y de la ópera Rinaldo, de Haendel; de Mozart hará dos lieder o canciones para piano y canto y un aria de la ópera Las bodas de Figaro; en lieder alemán cantará tres canciones del compositor romántico Schumann; y del repertorio latinoamericano del siglo veinte escoge canciones como "La rosa y el sauce" y "Bonita rama de sauce", de las "Doce canciones populares" de Guastavino, y "Canción al árbol del olvido", de Ginastera.

-Puros títulos vegetales latinoamericanos. ¿Es una coincidencia?
-No -sonríe-. Y me falta una: "Mi viña de Chapanay", de Guastavino. Y ésa es genial porque es una cueca. Una cueca lírica. La voy a estrenar.

-¿No son más bien compositores contemporáneos, o son clásicos de todos modos?
-Yo la llamo clásica contemporánea porque es música clásica un poco más moderna, y lo interesante de este repertorio de compositores latinoamericanos es que está muy inspirado rítmicamente en el folclor. Guastavino sacó ritmos de todas las regiones de Argentina y por ejemplo tiene cueca o elementos de la zamba, pero hecha lírica, y es increíble. Y las letras de Guastavino son preciosas, tienen mucho que ver con el trabajador del pueblo, del campesino, con poesía de Atahualpa Yupanqui o Hamlet Lima Quintana, grandes poetas latinos. Es muy bonito integrar eso en la música clásica, porque es algo nuevo, un mundo no tan explorado y por lo menos en Europa súper poco conocido, me interesa darle una proyección hacia allá y acá también.

-¿Cuál es ese desafío estilístico y técnico del que hablabas?
-No es tanto en lo técnico si tienes un nivel sólido como cantante lírico y te puedes manejar en cualquier estilo. El desafío es estilístico, la interpretación. El estilo para cantar barroco es distinto a la de la ópera, es la línea, los puentes que hay que generar, los espacios entre compases, los ad libitum (variaciones en el tempo de la obra determinadas por el intérprete), las variaciones, que se usan muco en el barroco y en las que tienes que buscar una improvisación, y que en la ópera o en el lied son imposibles.