EMOLTV

"Éste es el grupo más folclórico de todos"

El conjunto de cantos y danzas que dirige el músico y profesor Marcos Acevedo acaba de cumplir y conmemorar treinta años de carrera en 2010, con un pie en la tradición chilota y otro en la ciudad contemporánea.

14 de Diciembre de 2010 | 11:59 |

No es la única paradoja de su historia, pero es una de las más determinantes. El conjunto Chilhué inició su carrera en la industrias eléctricas y musicales del disco gracias a que se cortó la luz. En 1985 por lo demás, épocas en que los apagones en Chile no eran accidentes ni casualidad.

-Estábamos tocando en el Teatro Cariola, en un concierto que coincide con un corte de luz por un atentado -se acuerda Marcos Acevedo, profesor de música, fundador y director hasta hoy del grupo-. Pero nosotros no paramos de tocar, y con eso la gente quedó p'adentro. Porque seguimos tocando a oscuras.

El Teatro Cariola, en la céntrica calle San Diego en la capital, era uno de los bastiones musicales de esa resistencia cultural a la dictadura en la época. Y entre el público de esa noche se acercó al grupo el folclorista Ronnie Medel, entonces productor para el sello CBS y atraído por la actitud de los músicos, para invitarlos a grabar: al año siguiente Chilhué editó el primero de los once discos que tienen hasta hoy.

Es el comienzo de la historia disquera del grupo. Pero el comienzo de su historia completa se remonta a un lustro antes. Iniciado en 1980, el conjunto de cantos y danzas Chilhué está culminando en 2010 la temporada en que conmemoró sus treinta años de carrera, en una trayectoria que ha tenido al folclor de Chiloé como punto de partida para un trabajo musical y coreográfico contemporáneo y urbano.


La pericona y la sirilla


Una forma de ver la relación de Chilhué con Chiloé es su mirada a los bailes tradicionales de la isla. Si bien la mayoría del repertorio que el grupo presenta en vivo es reciente, en su concierto de aniversario del pasado 20 de noviembre en el Teatro Nescafé de las Artes dejaron espacio a cuatro bailes tradicionales: el chocolate y la segrilla, ambas danzas de pareja, la pericona y la sirilla, danzas de cuatro o de cuadrilla.

-Todas las danzas de pareja tienen en términos de construcción formal los mismos gestos: cuartos de círculo, semicírculos, cambios de puestos que son eses u ochos. Y la matriz de esas danzas de parejas es la cueca -explica Acevedo-. Ahora, nosotros tenemos una impronta diferente para la danza tradicional. Estamos buscando un vestuario más contemporáneo, que no sea el traje típico del gorro de lana y el bototo, del que igual nos hemos salido, y queremos darle otra visión.

Acevedo recalca que, más que una danza tradicional, la segrilla es una elaboración creada por el folclorista Héctor Pavez, histórico integrante del conjunto de proyección folclórica Millaray e investigador avezado del folclor chilote en los años '60. "Pero la segrilla está en el imaginario de todos", dice. "Igual que la mariquita: todos la bailaron en el colegio".

-"Mariquita, dame un beso que tu mama lo mandó"
-Además el verso es una cuarteta impresionante: "Mariquita, dame un beso que tu mama lo mandó". Y ella responde "Mi mama manda en lo suyo y en lo mío mando yo": no es llegar y darle un beso a una persona. Y después empiezan las órdenes. Es un baile de órdenes, y es espectacular para la educación. Lo enseño en la universidad, en la carrera de párvulos, con una lectura pedagógica, de cómo los niños pueden desarrollar habilidades de lateralidad, de izquierda-derecha, y es mucho más poderosa. La danza pasa a ser un instrumento educativo.


Con título del Pedagógico


Ése es un carácter fuerte de Chilhué: la pedagogía. Este grupo no sólo se formó con un contingente mayoritario de estudiantes y egresados de educación general básica de la Universidad de Chile en 1980. Ése es también el año en que el Instituto Pedagógico de esa universidad fue transformado en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Justo después de que Marcos Acevedo alcanzara a egresar de la carrera de pedagogía en música.

-Yo salí en el '80, con título de la Universidad de Chile -recuerda.

-¿Y es el Pedagógico el lugar donde surgió el grupo?
-No: es el campus La Reina, ahí donde está la Municipalidad de La Reina ahora -dice, a propósito de esa comuna en el sector capitalino cercano a la cordillera-. Ahí nos tiraron a (los estudiantes de pedagogía) básica en los '70. Lo que hicieron fue bajar (la carrera de) sociología, que estaba arriba, muy aislada, y que siempre fue un peligro para la dictadura. Era estratégico, para tenerlos cerca. Controlarlos. Y tiraron para arriba a básica porque era menos peligroso.

La situación no fue menos difícil para Chilhué allá arriba. Hostilizado en esa época de universidad bajo intervención militar, el grupo se cambió a una nueva sede de ensayos en la Casa de la Cultura de Ñuñoa, de la que también partió por desaveniencias con las autoridades. Lo que no ha cambiado es esa raigambre en la pedagogía, dice el director. En la actual formación del grupo hay tres estudiantes de castellano, parvularia y básica de la Universidad Silva Henríquez, tres instrumentistas han estudiado pedagogía en música y la mayoría de las bailarinas son egresadas como profesoras de danza.


Brotes (eléctricos) de Chile


Desde los inicios del conjunto hay canciones propias como "Chiloé, lugar de gaviotas", al mismo tiempo que versiones de otras como "La sirilla triste", de Patricio Manns, y en paralelo una etapa de recopilación inmediata en terreno, con visitas de integrantes del grupo cada verano a Chiloé. "Desde el comienzo fue una propuesta no desde la copia, sino de la certeza", dice Acevedo.

Una segunda etapa se inició en 1986, en otra paradoja, paralela entre el inicio de la carrera disquera y más pública del grupo y su trabajo de compromiso político a menudo clandestino. La historia se escribía en esos mismos días: Marcos Acevedo era profesor del Colegio Latinoamericano de Integración en 1985, el mismo año en que la policía secuestró y degolló a los militantes comunistas Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, dos de los cuales eran activos integrantes de la comunidad de ese colegio.

Son los años de los tres primeros casetes consecutivos del grupo, El otro sentir de Chiloé (1986), Chiloé, poesía, mito y leyenda (1987) y Cae la noche en Tierra del Fuego (1988). "Creo que se impone un tema de calidad, independientemente de que hayamos estado metidos en cosas por otros lados", dice el director. "Teníamos que grabar tres temas obligatorios, el "Gorro de lana", el "Lobo chilote" y "La huillincana", y nos metían en otros discos con los Quincheros, pero eso nos servía para tener una cubierta".

Una nueva etapa cuadra exacta con la década que va desde 1990 a 2000, e incluye mayores innovaciones respecto de la raíz del folclor. En 1990 el grupo se acerca al recién aparecido Centro de Danza Espiral y la danza gana un carácter más académico; en 1990 y 1991 llegan nuevos integrantes como Elizabeth Morris y Juan Flores, el grupo suma instrumentos como guitarra y bajo elécticos y en 1990 tocan por primera vez con instrumentos enchufados en el festival Brotes de Chile en Angol (1990). De esa época data el cuarto disco, … Y nosotros ya estábamos (1993). Y con el quinto, Hechicerías, las leyendas de Cucao (2000), se inicia la era reciente de Chilhué, más autónoma.


Era toda gente guerrera


Otro carácter definitorio del grupo es doble: desde el comienzo Chilhué se planteó como un conjunto de cantos y danzas. "Con mis composiciones siempre pensé en un trabajo coreográfico", dice el director. "También estudié danza y he impulsado varias coreografías con ideas iniciales: cuando los chicos me las presentan tienen que pensar que yo ya tengo visualizada la coreografía, y eso lo conversamos harto".

La danza es otra óptica para mirar la evolución del grupo. "En la etapa primordial en términos de vincularse con la danza hicimos creaciones dancísticas sobre la base de canciones", recuerda Acevedo, con ejemplo como "Malay, mi tejedora", de Patricio Manns, y "Cai Cai Vilu", de Víctor Jara. "En una segunda etapa trabajamos con profesores del grupo que hicieron coreografías", agrega, a propósito de "La voladora", "La Huenchur" y "Cucau-cui", nombre original del lago Cucao, todas músicas del citado disco Hechicerías (2000).

Luego ya no son profesores externos, sino integrantes del grupo como Loreto Correa y Jimena Loffredo, egresadas de danza, las autoras de coreografías como "Entonces, sólo entonces", "Y dónde andará el chindo" y "El balseo de las ánimas", este último sobre otro mito de Cucao. Y más reciente es una coreografía de Andrés Maulén para "El hechizo del Trauco". "Hoy el equipo de danza del Chilhué es toda gente egresada de danza, hay una propuesta técnica mucho más sólida en cuanto a conocimiento", dice el director. "La gente que estuvo cuando cumplimos los veinte años era toda gente guerrera. Chicos que no habían estudiado danza pero que se sacaban la cresta, y le hacían harto empeño. Esta vez me encuentro con bailarines y músicos mejor dotados".

-¿Qué formación había tenido el grupo antes de cumplir veinte años?
-A puro ñeque. Autodidacta. Todo era estar horas y horas viendo videos, películas, éramos muy estudiosos en ese sentido.

-¿A la distancia ves que pudo haber falta de rigor ahí, de no haber tenido una guía más formal y menos intuitiva?
-Es que es intuitiva entre comillas, porque en realidad nuestra fortaleza estaba en lo político. Estábamos tocando en ese tiempo sabiendo que teníamos carencias o precariedades, pero fue perfeccionándose en el tiempo. Había cabros muy talentosos musicalmente en el Chilhué.


500 habitantes

-¿Cuánta gentre habrá pasado por Chilhué?
-Uf. Haciendo una revisión gruesa, unos quinientos. O serán trescientos, pero es harto. Siempre ha pasado mucha gente por el grupo. En un tiempo hice la lista, y en los primeros cinco años ya iba en cincuenta.

-¿Por qué tanta rotación?
-Porque es un grupo difícil. Es un grupo dirigido por un tipo que es complicado, desde la perspectiva de las exigencias. En los primeros tiempos tenía que considerar un tema de cuidar a mi gente, por lo tanto había que ser muy estricto y cuidadoso con cada paso que dábamos: caía uno y caíamos todos, porque estábamos muy metidos.

Entre esos fundadores de 1980, según reconstituye el director, están Marcos Acevedo, Ina González, Nelson Matus, Eduardo Casas, María Elena Durán, Jaime Flores, Patricia Matus, Rosemary Baench, Roberto Acevedo, Berta Santelices, Magdalena Manena Olguín y, más tarde, Eliana Durán. Todos músicos y bailarines. Es la base que tuvo Chilhué durante unos quince años, hasta mediados de los '90. En la nueva década se sumaron músicos como los citados Elizabeth Morris, hoy autora y compositora solista, y Juan Flores, actual integrante de Inti-Illimani.

"Ellos dos marcan una pauta", recuerda el director. "Porque la Eli entró a bailar en el Chilhué, y bailó en los primeros tiempos, y un día la encontré tocando guitarra y tocaba muy bien, siendo muy chica, a los veinte años". De hecho es la época en que se dividen los elencos de bailarines y músicos en el grupo. "Fundamentalmente a sugerencia del Juan (Flores)", reconoce Acevedo. "El Juan me dice Tú eres músico, bailas y todo y está bien, pero deja la danza a otros que sepan más que tú".

Desde 2000 el elenco base del grupo ha sido integrado por Ariela Medina (saxo y flauta), Pamela Muñoz (saxo y cajón), Gabriel Canales (acordeón), Gonzalo Garrido (tiple), Cristian Garrido (bajo y guitarra), Pablo Curihuinca (vientos), Mauricio Hernández (percusión) y los bailarines Antonio Quezada, Loreto Correa, Jimena Loffredo, Vivian Castro, Carla Marín, Natalia Salas, Ximena Araya, Javiera Alonso y Ariel Araya, estos últimos dos incorporados en 2010 a la rotación.

-Chilhué es pensar -explica Acevedo-. Vinculamos música que es entre comillas chilota, pero que también tiene que ver con el sanjuanito ecuatoriano, o cuando tocamos cajones tocamos cajón chileno, no cajón peruano. Lo que hacemos como propuesta escénica tiene su sentido, no es por entretención.

Es como la trastrasera

A tono con esa línea editorial, el grupo invitó a su concierto de aniversario el 20 de noviembre a la formación de Inti-Illimani con mayoría de integrantes jóvenes, es decir la que encabezan los hermanos Jorge y Marcelo Coulon. "No hay una distancia con la propuesta nuestra. Son propuestas que corren en distintos niveles pero son paralelas", define Acevedo. "Este Inti-Illimani tiene aires nuevos".

También son señales de la distancia que Acevedo pone con los conjuntos de proyección folclórica más tradicionales. "Son miles de grupos que hay en Chile y no tienen ninguna proyección. Creen que están supuestamente recuperando la identidad o salvando no sé qué cosa. Yo no me identifico con esos grupos, porque creo que no saben lo que están haciendo. Están equivocados en mantener una tradición en términos de vestuarios, de arreglos musicales. Cuando me dicen "Chilhué no es un grupo folclórico", yo creo que sí, que éste es el grupo más folclórico de todos, porque es honesto consigo mismo. No está haciendo teatro como estos grupos que intentan hablar como huaso, como chilote, que no son actores, no son músicos, no saben instalarse en el escenario, no entienden que el escenario es un espacio sagrado y que hay que tener un conocimiento para usarlo. Y la gente se traga este cuento, que viene arrastrándose hace cuarenta años".

-¿La escuela de esos grupos es la de conjuntos históricos como Cuncumén, Millaray, Palomar?
-Respetables el Millaray, el mismo Palomar, el Chamal, que son señeros. Pero son grupos que están con un pie en el pasado. Es como la trastrasera. Se dan una media vuelta y quedan mirando para atrás. Lo que yo hago es ir para atrás pero vuelvo. Hago viajes, siempre estoy mirando para adelante y además para los dos lados, entonces tengo una mirada periférica de la situación. Eso es lo que marca la diferencia del Chilhué con otros grupos. Yo estoy abierto a recibir influencias. Yo escuché a Led Zeppelin cuando chico y me encantaba y sigue encantándome, y sale de repente en la música que hago.

Es elocuente que Acevedo también haya considerado invitar al grupo de rock Fulano como parte de su concierto de aniversario, por medio de uno de los saxofonistas de esa banda, Jaime Chino Vásquez, quien grabó con Chilhué en el disco Hechicerías (2000). "Vamos a preparar algo para el próximo año, absolutamente", anticipa. "Sin ningún problema. Es lo que pasa con la música argentina: Charly García y Mercedes Sosa, cuál es el problema. La Violeta (Parra) se vinculó con mucha gente de todos los ámbitos, porque su visión era periférica. No una visión lineal. Y por eso era rockera".

Bonus: Chilhué disco a disco

Once discos suma a la fecha el grupo. Entre ellos, Chilhué en danzas (1990) es una compilación de danzas folclóricas; Chilhué, lugar de gaviotas (1998), un compilado de canciones; 27 años de música y danza (2007), una antología de canciones previas grabadas en vivo, y Exégesis (2008), el primer DVD del grupo. Los restantes son los discos de canciones originales, comentados aquí por Marcos Acevedo.

El otro sentir de Chiloé (1986). "Se le reconoce por el 'Chiloé, lugar de gaviotas", por el 'Lobo chilote' o por la cueca 'La huillincana', pero hay temas emblemáticos en la señal o marca que el grupo define y concreta más adelante: 'La sirilla triste', de Pato Manns, 'De misterio y mar', el primer atisbo o esbozo de Cae la noche en Tierra del Fuego. Ya estamos dando los primeros pasos o aleteos de lo que iba a ser el Chilhué en términos musicales".

Chiloé, poesía, mito y leyenda (1987), grabado con relatos del actor Humberto Duvauchelle. "Es fundamental porque la voz de Humberto Duvauchelle le da un power. Se me ocurrió hacerlo con él por intuición y por mi vínculo con el teatro: mi papá trabajó hasta 1973 en el (Teatro) Antonio Varas. Justo en esa época (en 1987) yo estaba trabajando de productor en el Centro Cultural Mapocho, y una vez llevé 'La Noche de los Poetas' (espectáculo creado por los actores Mario Lorca y Humberto Duvauchelle y el guitarrista Juan Carlos Leal). Luego los fui a ver al Rincón de los Teatinos y él aceptó al tiro, ningún problema".

Cae la noche en Tierra del Fuego (1988), basado en pueblos australes ona o selknam. "Nos apartamos de Chiloé. Con esta obra fuimos el primer grupo en hacer un trabajo relacionado con la cultura selknam. En el '90 sale el segundo, que es Los fuegos del hielo, de Congreso, y al tenor, yo creo, de esta obra, porque yo le fui a regalar al Tilo (Sergio Tilo González, baterista y compositor de Congreso) el casete, me acuerdo una vez en el Centro de Extensión (de la UC). Admiro mucho a Congreso, para mí son una señal también en la música y los arreglos que hago".

… Y nosotros ya estábamos (1993). "Ésa es la etapa de los quinientos años (de colonización española en América). Creo que es el disco más desconocido del grupo, pero al mismo tiempo el mejor tratado, porque grabamos con la Eli (Elizabeth Morris) y el Juan (Flores). Tiene un tratamiento musical muy exquisito, e incorporamos por primera vez un bajo eléctrico (grabado por Jaime Garrido, sonidista del grupo)".

Hechicerías, las leyendas de Cucao (2000). "Ahí está toda la propuesta con los personajes mitológicos de Cucao. Son cosas de otro nivel. Es la marca y señal mía, porque tenemos que hacer nuestras propias cosas, sin sello. Las grabaciones anteriores eran todas dirigidas por Ronnie (Medel, productor de la compañía disquera que editaba los discos del grupo, Sony Music), en cambio aquí el sonido es mucho más del Marcos Acevedo, por eso aparece este elemento de Led Zeppelin en 'La caza del guanaco' entremedio".

Instrumental (2002). "Grabamos veinticuatro temas (en el disco previo), y más los instrumentales de Hechicerías sacamos este disco".

Palafitos (2004). "Creo que es un disco de transición, porque es la nueva generación. Ya está Gabriel (Canales, acordeonista), siguen Cristian (Garrido, bajista y guitarrista) y Pablo (Curihuinca, en instrumentos de viento). Metí hartos temas que tenía de grabaciones antiguas y un par de temas, "Vuela sobre los bosques" y "Tenten", que plantean el tema de la destrucción y la contaminación".

A la par Acevedo considera dos futuros discos de Chilhué en paralelo para 2011: un compilado con música de los cuatro primeros discos por medio del sello Oveja Negra y la reedición de Cae la noche en Tierra del Fuego por Sony Music. "Cabe la posibilidad de que lo grabemos de nuevo con este nuevo equipo. También tienen la idea de hacerlo no sólo con el audio, sino con imagen, en DVD. Y tenemos preparada la idea de grabar el Cae la noche aquí, en la ciudad, entremedio la gente, con personajes cruzando la Alameda", dice. "Contemporaneizar un poco el tema".

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?