SANTIAGO.- A fin de cuentas, esto no es nada que no se haya visto antes con artistas como Jonas Brothers o Demi Lovato, pero el paisaje no deja de resultar sorprendente: Miles de niños sentados en las tribunas luciendo las capacidades de sus jóvenes pulmones en el que seguro es su primer concierto. El griterío, por momentos, sorprende.
Ése fue el entorno que recibió esta noche a Selena Gomez, el último producto de la factoría Disney en debutar en Chile.
Tal como los hermanos Jonas o como su amiga Demi, la norteamericana de ascendencia latina arriba en el mejor momento que hasta ahora haya anotado su popularidad en estas latitudes, lo que se tradujo en una convocatoria superior a las once mil personas, cifra suficiente para repletar una Arena Movistar cubierta de butacas.
Ese factor y la ansiedad de sus nóveles seguidores, permitieron que la cantante de 18 años desarrollara un show entusiasta, ceñido estrictamente a un libreto que debía tenerla apenas 65 minutos arriba del escenario.
En ese período, que abrió puntualmente a las 21:00 con "Round & round" —¿era necesario empezar a esa hora con un público sub 15 completamente de vacaciones?—, Gomez desplegó un repertorio compuesto por cerca de una quincena de canciones, en su mayoría enérgicas y bailables, fiel reflejo del pop de fábrica que sus antecesores ya han expuesto en estos escenarios, con los trazos justos de rock como para sumar actitud sin agredir oído alguno.
"The way I loved you" marcó la apertura de un breve segmento acústico, que permitió que Gomez mostrara las condiciones de su garganta (algo que en las cantantes de su origen siempre da pie a prejuicios) y que luciera una voz que aún resalta por su dulzura y juventud.
Una puesta en escena de notoria sencillez (sólo una pequeña pantalla adornaba el fondo negro), papel picado y declamaciones tipo "I'm so happy" y "I love you" respondidas con el griterío de rigor, completaron el cuadro de esta noche, en que la última chica buena de Disney mostró la más reciente preparación para la receta de siempre, en espera de que el ingrato paso del tiempo y el lobo que se esconde en la piel de oveja de su industria, no la transformen demasiado pronto en simple objeto de trivia. Materia prima para defenderse, al menos, hay.