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Escritor chileno descubre el misterio del Teniente Bello: Había viajado en el tiempo

El célebre aviador extraviado reaparece en un Chile paralelo, como protagonista de la última novela de Alberto Rojas, uno de los autores que anima el actual boom de la literatura fantástica nacional.

10 de Octubre de 2011 | 12:27 | Por Sebastián Cerda, Emol
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'' 'La sombra del fuego' abre un nuevo camino en mí como escritor'', dice Rojas sobre su reciente novela, la primera en que no apunta al segmento juvenil.

Ediciones B

SANTIAGO.- Basta mencionar un cargo y un apellido para que todos recuerden qué le pasó a un hombre hace casi un siglo, y completen la oración con un dicho tan popular como repetido. Teniente Bello. "Más perdido que".

El aviador desaparecido en 1914, luego emblema nacional del extravío. No mucho más se sabe de este hombre al que se le perdió la pista antes de que cumpliera 30 años. Se fue, simplemente, sin dejar rastro alguno.

Alberto Rojas se maravilló con esta historia cuando apenas rondaba los 12 años y leyó "Pacha Pulai", de Hugo Silva. Desde entonces no la soltó más, siguió leyendo, investigó, y hoy, cuando ya tiene 41, decidió que era hora de encontrarle un destino al personaje.

Autor de una saga de fantasía épica ("Leyendas de Kalomaar") y antologado en una serie de compilados nacionales de literatura fantástica (entre ellos el exitoso "Chil3"), el destino que Rojas encontrara para Alejandro Bello no podía, entonces, ir en otra línea que ésa.

Fue así como nació "La sombra del fuego" (Ediciones B, $14.000), la primera gran novela de este escritor nacional, quien decidió transformar el Sánchez-Besa de Bello en una máquina del tiempo, para hacer viajar al piloto hasta 1881.

Sin embargo, el viaje no tiene a Bello retrocediendo en el calendario, sino viajando a una realidad alterna, a un tiempo paralelo en el que el presidente Aníbal Pinto tiene a José Manuel Balmaceda entre sus embajadores, y en el que Chile está perdiendo la Guerra del Pacífico. Eso hasta que llega Bello con esa máquina insólita llamada avión, a cambiar el curso de los hechos.

-Es el cada vez más popular subgébnero de la ucronía, que en concreto consiste en viajar en el tiempo para reescribir la historia, ¿correcto?
-Claro. Yo diría que apunta a crear mundo alternos, en términos de "qué habría pasado si". Es una ucronía porque cambia la historia, no por el viaje del teniente Bello, sino porque en este universo del siglo XIX, el sistema político internacional vigente es muy distinto al nuestro. Son otras las potencias europeas que han influido sobre los países sudamericanos, y por eso en una primera instancia Chile está en una situación de desventaja frente a Perú y Bolivia.

-Una novela histórica también podría ser ucrónica. Sin embargo acá, por sus títulos más populares, la ucronía se ligó más a elementos como androides, tecnologías futuristas y otros elementos de la ciencia ficción. ¿Cuánto crees que hay acá de novela fantástica y cuánto de novela histórica?
-De novela fantástica debe haber un 40 por ciento, y un 60 por ciento de novela histórica. Opté por enfatizar ese aspecto porque allí me sentía mucho más cómodo. En el mundo anglosajón, el subgénero de la ucronía es de larga data, hay grandes exponentes, y una de las cosas que explica su éxito es hacerlo creíble. Un rigor en la reescritura de la Historia, para que quien no sea fan de lo fantástico, sienta que está leyendo algo que le interesa. Lo entretenido es una trama que tiene como telón de fondo un escenario histórico alterno. Por eso me interesaba mezclar cosas. Investigué mucho de la segunda mitad del siglo XIX.

-¿Y el fan de la ciencia ficción, cómo crees que reciba esta novela fantástica con elementos históricos?
-Yo creo que les va a gustar mucho. Debe ser una de las novelas de literatura fantástica chilena más largas que se hayan escrito, cerca de 500 páginas, entonces es la oportunidad de darse un festín de largo aliento. Además tiene elementos que la vinculan a nuestra tradición, nuestra historia. Para los que leyeron "Synco" o "Chil3", acá encontrarán más de eso. Y con el elemento steampunk, que lo hace novedoso.

-En este libro está también la historia del personaje desencajado, fuera de tiempo y de lugar. Este teniente Bello está sometido a eso de forma mucho más literal. ¿Es parte de lo que buscaste?
-Sí. El personaje que quise construir apunta a eso. Cuando llega es como que cayera un extraterrestre en la mitad de la Plaza de Armas. Un personaje desconocido, con una tecnología distinta, una realidad que no es la del lugar en que ha aparecido, y obviamente aparece la desconfianza. Pero paulatinamente se va insertando en este mundo, y va buscando pistas que le permiten anclarse en esa realidad. La novela es también el viaje de un hombre que se transforma en héroe, pero siguiendo un camino complicado, muchas veces contradictorio. Se pregunta si está haciendo lo correcto muchas veces. Es un hombre común sometido a circunstancias excepcionales. Y ante ellas crece.

-¿Cómo fue entrar en una literatura decididamente adulta, y salirse de la fantasía juvenil de hechiceros y espadas mágicas, que desarrollaste en "Leyendas de Kalomaar"?
-Yo creo que "La sombra del fuego" junta las dos cosas. A través de cuentos que he publicado en distintas antologías en los últimos años, fui explorando temas que no tenían que ver con la saga de fantasía épica juvenil que estaba escribiendo, y que sin dudas me interesan. Por otro lado, vi la posibilidad de desarrollar lo que había sido un cuento. Esta novela parte de un relato publicado en una antología en 2007 ("Alucinaciones.TXT"), llamado "El prisionero". Básicamente era el teniente Bello que vuelve al siglo XIX. Después de que se publicó la antología, cuando la comentaban, mi cuento siempre salía como una rareza. Quedé entonces con una inquietud incontenible de dar curso a esta idea, que ahora retomo, pero volviendo a una línea temporal alterna. Un universo steampunk.

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