Las consecuencias del accidente aún son notorias en el rostro de D´León, pero el salsero asegura que su problema ocular no lo frena en el escenario.
EFESANTIAGO.- Ya estaba todo listo para que el salsero Óscar D'León se presentara en Chile el pasado 30 de abril, en la que sería una noche más de alegría y fiesta. Sin embargo, sólo una semana antes el panorama varió por completo, hasta ponerse al borde de la tragedia.
En esos días, el venezolano sufrió un accidente casero que lo tuvo a punto de perder un ojo, y que hasta hoy lo mantiene en riesgo de quedar sin visión en el lado izquierdo. Cualquiera se habría dejado abatir en una circunstancia así, pero el cantante dijo asumir una actitud "positiva en grado superlativo", que le ha permitido volver con todo a los escenarios.
"Si la vida nos sonríe y nos da pruebas, al saltar esa prueba hay que coger más fuerza", asegura el artista, quien finalmente saldará la deuda con sus seguidores chilenos mañana viernes, en el Teatro Caupolicán.
"A pesar de que tengo el riesgo de no volver a mirar por ese ojo, ése no es un problema para montarme en un escenario", cuenta D'León, cuyos problemas se iniciaron con una caída doméstica, usualmente sin consecuencias. "No fue un golpe fuerte, pero fue certero. Al principio pensé que había perdido el ojo", recuerda.
Sin embargo, los fatídicos diagnósticos comenzaron a variar, los médicos le dieron luces de esperanza, y hoy el cantante ya lleva un mes de vuelta en los escenarios. El secreto, cuenta, es que "me he preparado para la vida desde que mis padres murieron, uno hace quince años, el otro hace siete u ocho. Para la muerte de ellos me preparé, y la acepté. Eso me sirvió para aprender a afrontar cualquier situación negativa con tranquilidad, sin nervios. Somos hijos de la vida".
Sobre su estado actual, el salsero asegura que "estamos mejor que antes, hay Óscar D'León para rato, hermano". Tanto así, que le manda un recado a quienes vayan a verlo mañana en el recinto de San Diego: "Hay un repertorio amplísimo, ensayamos todas las semanas jueves y viernes, montamos temas, repasamos. Hay repertorio para sorprender. El que menos piense que lo vamos a sorprender, ése es el que va a ser sorprendido".
"Habrá muchas sorpresas, mucho movimiento, en cuanto a cambiar de un tema a otro si lo requiere el público. En el momento en que está sonando un tema, pregunto 'qué quieren escuchar', y si no los escucho veo los labios moverse, me acerco al público. Y en segundos cambiamos el tema", dice adelantando una de las claves de su espectáculo.
Pero todo lo locuaz que el venezolano se muestra a la hora de hablar de su recuperación o su show, se termina cuando el tema es la realidad interna de su país, tras la muerte del presidente Hugo Chávez. "Quiero decir muchas cosas, pero no debo, tengo que quedarme calladito", afirma.
La razón no está en la falta de ideas, sino en la decisión de no herir susceptibilidades entre sus seguidores. "Tengo muchas cosas que decir, pero no las debo decir, porque siento que me van a tildar de político. Es mejor seguir siendo como hasta ahora, una persona neutral, que no está metido en opiniones políticas, y eso me ha servido de mucho porque la gente me respeta, me quiere, y sabe que no estoy metido en esas cosas. Nunca me he enseñado al público apoyando una corriente, siempre me he mantenido neutral".