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Hesitation Marks

El regreso de Nine Inch Nails es, para decepción de algunos, una especie de continuación del trabajo más frío de Trent Reznor. Aparecen pocos rastros del músico más furibundo, ese que en "Year Zero" bramaba a los cuatro vientos el fin del mundo.

03 de Septiembre de 2013 | 09:14 |
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Pasaron varios años antes que Trent Reznor decidiese dar vida a su obra cumbre, Nine Inch Nails. También, transitaron varios proyectos que mostraban las inquietudes de un artista en búsqueda colérica de una nueva definición. Ya sea con bandas sonoras (Social Network y The girl with the dragon tattoo, de 2010 y 2011 respectivamente) o en proyectos en los que podían encontrarse algunas similitudes con lo que su fuera su imaginería pasada- como los trabajos en el colectivo How to Destroy Angels, en el que comparte créditos junto a su esposa, Mariqueen Maandig y el productor Atticus Ross-, lo cierto es que estos vehículos colocaban a Reznor en una situación particular: la de un agente contemplativo, que en vez de buscar la ira en las composiciones, la alienación y caminar en el límite de todo, se sentía más cómodo siendo un observador lejano y, en algunos casos, indiferente de su propia obra.

Claramente, el regreso de Nine Inch Nails con Hesitation Marks es, para decepción de algunos, una especie de continuador de este trabajo más frío. Aparecen pocos rastros del Reznor más furibundo, ese que en Year Zero bramaba a los cuatro vientos el fin del mundo. En este nuevo "halo" de Nine Inch Nails, hallamos a un músico calmado y que conoce sus recursos. Sabe, por ejemplo, que no es necesario gritar para generar el efecto de alienación en "Black Noise", tema que cierra el registro, como también conoce cuál es el gusto de quien lo escucha. Para ellos, existen composiciones como "Came Black Haunted", con el sonido más clásico del grupo. En esa misma línea, se hallan canciones como "Everything", en uno de los ejercicios más formales de canción que hace mucho no se escuchaba en la música de Reznor, y "Satellite", otro corte en el que Reznor explora en las raíces de su propio lenguaje.

Siendo lo inquieto que es, Reznor también se da el trabajo de llevar su concepto un poco más allá y es ahí donde aparecen temas como "All Time Low", en el que la electrónica se mezcla en una suerte de funk oscuro, cortesía de la guitarra de Adrian Belew, o la percusiva "I Would For You", en la que aflora la faceta más oscura de este elepé. Asimismo, en esta misma lógica de la expansión, Reznor busca llevar sus propios experimentos más lejos todavía y en "While I’m Still Here”, transporta lo que ha mostrado en especial en sus bandas sonoras al concepto sonoro que prima en Nine Inch Nails, dando como resultado un interesante híbrido de lenguajes que gana su espacio en esta colección de canciones.

En estas tres caras, donde conviven la radicalidad, lo pausado y la mezcla de ambos, Reznor construye el regreso de Nine Inch Nails como una nueva forma de encarar al grupo en el contexto del tiempo. Hay más contención, menos gritos pero no por ello se ausentan las sensaciones de alienación y las límites que el músico siempre busca romper con su grupo. Eso sí, queda más que claro que en Hesitation Marks no hay espacio para las ambigüedades: o gusta, aunque para ello se necesiten varias pasadas, o definitivamente lo desechas. Y ese afán de confrontación siempre ha sido el activo más grande en la obra de Reznor y que, afortunadamente, sigue presente en este nuevo trabajo.

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