EMOLTV

Caso Ema Pinto: Sin hijo, mejor suicidarse

La negativa judicial para que viese a su pequeño Eduardo Ignacio gatilló, poco a poco, en la decisión de suicidarse. Una vez antes se frustró por un mal nudo, pero ante un futuro sin salida ni hijo, se colgó con el pijama un día antes de terminar otro castigo en celda solitaria.

21 de Junio de 2000 | 18:06 | El Mercurio Electrónico
Volver al artículo principal

SANTIAGO.- El peor castigo que pudo recibir Ema Pinto en prisión no fueron los encierros en solitario por 15 días, ni las huelgas de hambres voluntarias que realizó. Ni las discusiones y trifulcas con la "vaca sagrada" (reclusa con privilegios) en la misma celda. Tampoco el paseo del expediente de un tribunal a otro.

No, lo que golpeó su alma y fue, poco a poco, destruyéndola humanamente fue la ausencia de su hijo Eduardo Ignacio, fruto del amor con el hombre a quien acusaba de estar, quizás, implicado en la muerte de Marcela Casanueva.

"Desde el primer día le prohiben ver a su hijo, que puede tener un sentido en el corto plazo, pues hablamos de una presunta asesina", sostiene el autor de "La verdad de Ema Pinto".

"Pero se comete un grave precedente que, según me explicó el abogado Sapiaín, es insólito en la historia de la justicia chilena: se puede castigar al reo con privación de visitas por un tiempo, pero la privación en forma persé de su hijo, basado en el estado sicológico de ella, no se había dado en otros casos", precisa.

"No está definido en el Código eso de que te castigaremos sin ver a tu madre, tu hijo, abuelo, ene personas, eso no está definido. Hay agravantes que confluyen en varios aspectos: pensar que está sicológicamente alterada, y los informes de sicólogos lo ratifican. Pasa el tiempo que cada vez va jugando en contra de su imagen para ver a su hijo, pero ella piensa con una mentalidad lógica: cada día voy a estar peor si me prohíben ver a mi hijo".

¿Cuál es la lógica?

"Se le realizan con sicólogos unas 30 entrevistas, obviamente a la séptima, décima entrevista ya un poco les toma el pelo pues le preguntan lo mismo. Está claro que el siguiente sicólogo va a recibir a una persona menoscabada, abierta a burlarse de él y el sistema. Se declara inocente, se considera Juana de Arco, ven en ella una doble personalidad".

Y tal hecho condujo al suicidio...

"Días previos al suicidio, no dejaba de hablar de su hijo que no lo veía. Si él no estaba, el capítulo de su vida había finalizado, decía".

Estaba castigada en celda de aislamiento, se despide de sus seres queridos con cartas, una se la deja al escritor, decide parar la huelga, pero insiste seguir en el aislamiento pues en la celda colectiva la espera la "vaca sagrada" (reclusa con poderes).

Habían transcurrido 15 días de aislamiento (era un 29 de septiembre de 1999), al día siguiente regresaba con las otras tres internas. A través de las rejas devuelve una Biblia a Amalia, en cuyo interior había una carta dirigida a su madre a quien le pide perdón por lo que ha decidido.

Era su despedida, sin errores. "Tenía puesto el chaleco gris de cuello subido y lo expandió al máximo hasta cubrir parte del mentón con el propósito de proteger su cuello. Enseguida, recordó el único error cometido en su intento anterior y esta vez no dudó en evitarlo. Ató primero la pierna del pijama color crema alrededor de su cuello utilizando varios nudos sobrepuestos (...) Sostuvo en su mano izquierda la otra pierna del pijama y fijó su vista en el barrote más oxidado. Por primera vez en todo el tiempo que llevaba encarcelada, experimentó que la invadía una sensación de triunfo y que ya no podía ni debía retroceder...", escribe Konrad Ziller.
EL COMENTARISTA OPINA
cargando