SANTIAGO.- Una vez más el líder de derecha, Joaquín Llavín, declinó ratificar su posible candidatura a alcalde por la comuna de Santiago en las próximas elecciones municipales, sin embargo se comprometió a que antes del próximo domingo dará a conocer su decisión.
Aún cuando en la derecha es de público conocimiento que optará por la comuna de Jaime Ravinet, el postulante se niega a confirmarlo con la excusa de que decidirá "escuchando a la gente, escuchando sus problemas y tomando una decisión en conciencia sobre donde, realmente, yo creo que puedo hacer más, donde puedo servir más".
El ex alcalde de Las Condes efectúo estas declaraciones tras visitar el supermercado Alameda, en la comuna de Santiago, que ha sido asaltado -según señaló- en ocho oportunidades.
Por ello, sostuvo que "yo siento que el alcalde debe ser el primer defensor de los vecinos y el primer enemigo de la delincuencia. Y la receta para enfrentarla yo la conozco porque la apliqué antes en la comuna en que fui alcalde. Es vigilancia las 24 horas del día y mano firme", aseguró.
En un discurso improvisado, criticó indirectamente la actual gestión municipal en ese sentido; "no puede ser que haya lugares, espacios públicos en que la gente no se atreva a transitar. Santiago nunca va a revivir verdaderamente si no enfrentamos primero la delincuencia y eso ustedes lo saben. Por lo tanto, si hay que barrer con la delincuencia, vamos a barrer con la delincuencia".
Llavín realizó estas declaraciones aludiendo a una escoba que le fue regalada por dirigentes vecinales y del comercio del sector para solicitarle que acepte ser alcalde por la comuna y con gritos le pedían que "barra con la delincuencia".
En la ocasión, el líder de la derecha se negó a hablar sobre las declaraciones de Marta Larraechea, su eventual adversaria en la campaña municipal; "yo no veo esto como una pelea. Yo soy una persona constructiva, fui así en la campaña presidencial y voy a seguir siéndolo ahora. Pero, bueno...que la gente decida quien puede ser mejor alcalde".
Al ser consultada su opinión respecto al llamado del Papa Juan Pablo II a liberar reclusos en esta época, fue enfático; "en estos momentos, en Chile, no podemos ser débiles frente a la delincuencia y se necesita, verdaderamente, mano firme", opinó que su posición no se contradice con los postulados católicos ni los llamados del Pontífice "yo sigo los llamados del Papa y al mismo tiempo defiendo a los vecinos", afirmó.
