SANTIAGO.- "Nunca pensé estar aquí", dijo una de las tantas personas que a diario se recibe en las hospederías del Hogar de Cristo. Se trata de gente que jamás había estado cesante y que ahora sufren el desempleo.
El perfil de este ’’cesante nuevo’’ corresponde a personas que llevaban mucho tiempo en una misma empresa, realizando una labor específica, a quienes les cuesta adaptarse al nuevo escenario, son en su mayoría operativos de textiles, imprentas o de industrias que han quebrado. Esta gente debe armar su vida nuevamente, entre los 45 ó 55 años, cuando uno cree que ya está asentado.
Esta dramática realidad esta descrita en un documento elaborado por el Hogar de Cristo, a través del cual, se plantea cómo la pobreza ha ido evolucionando y presentando nuevas caras, los mitos que surgen en torno a estas problemáticas y que son necesarios de derribar.
Tres mil 350 personas al día se reciben en las hospederías de esta institución, las cuales constituyen un lugar de alojamiento transitorio, donde además se brindan servicios de salud, comida, vestuario y apoyo social. Dentro de ellas existe un Departamento de Atención Individual, una de las puertas de entrada del Hogar de Cristo y también un medio de diagnóstico que permite conocer las nuevas caras de la pobreza. En este Departamento se cubren las necesidades de salud, alimentación, vestuario, vivienda y apoyo psicosocial.
La pobreza golpea más fuerte a la mujer
Al "cesante nuevo" que llega a este Departamento de Atención Individual se suma el grave problema de la pobreza de las mujeres jefas de hogar y también de salud. Un problema recurrente es la situación de las madres, que se encuentran solas con sus hijos luchando contra la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades. Llegan al Hogar de Cristo en busca de ayuda, ya sea a través del programa de Hospedería o de Atención Individual.
Además del abandono del cónyuge, estas mujeres cuentan con escaso apoyo de los programas laborales de emergencia, sufriendo la falta de capacitación para trabajos que puedan combinar con la crianza de niños.
Salud mental: La nueva cara de la pobreza
A través de los programas sociales que el Hogar de Cristo desarrolla en salud, hospederías o en su Departamento de Atención Individual, se han comprobado las graves falencias frente al problema de salud mental en Chile.
Se reconoce un aumento en el número de usuarios con patologías mentales, debido a la falta de políticas gubernamentales que consideren este tema. Un estudio realizado por el Hogar de Cristo revela que 1 de cada 2 personas ingresadas al Servicio Social de Hospederías, presenta -al menos- un síndrome o síntomas de problemas de salud mental, como esquizofrenia, daño orgánico o sicosis.
Con la disminución de las camas psiquiátricas, los pacientes pobres deben ser atendidos por sus familias. Sin embargo, muchas de éstas no pueden cumplir esta labor, ya sea por el nivel de pobreza o por las nulas condiciones que cuentan para atenderlos, situación que deriva en el abandono de estos parientes, los que al final llegan a las hospederías del Hogar de Cristo.
Falta acción conjunta de grupos solidarios
El Hogar de Cristo denunció la poca coordinación entre los distintos grupo solidarios: Colegios, universidades, parroquias y personas individuales que trabajan con la gente que vive en la calle. Esto provoca -se dijo- que los recursos sean mal distribuidos.
También se producen conflictos por el estilo de ayuda, dice el Hogar de Cristo: "Mientras algunos programas buscan la promoción de las personas, esto es, que puedan valerse por sí mismas, otros generan dependencia por su acción asistencialista, que no contribuye a la superación de la pobreza".
La idea del Hogar de Cristo es "incorporar el debate, la reflexión y el real compromiso de la ciudadanía para enfrentar estos asuntos que estima prioritarios y, en este sentido,la entidad espera que estas revelaciones sean de apoyo y orientación para abordar las problemáticas derivadas de la indigencia, la exclusión y el desamparo en que se encuentran miles de chilenos".