MADRID.- José Luis Urrusolo Sistiaga, uno de los dirigentes históricos de la banda terrorista ETA, ha sido condenado por la Audiencia Nacional española a 45 años de cárcel por el asesinato en 1991 en Valencia de un directivo de la empresa constructora Ferrovial.
En una sentencia conocida hoy, el tribunal condena a Urrusolo a treinta años de prisión por asesinato terrorista, a tres años por robo y a doce años por un delito de terrorismo.
Asimismo, Urrusolo Sistiaga es sentenciado a indemnizar con 400.000 euros (unos 376.00 dólares) a los familiares del asesinado delegado de Ferrovial, José Edmundo Casañ Pérez-Serrano.
La empresa Ferrovial está relacionada con la construcción de la autovía de Leizarán, que enlaza la provincia de Guipúzcoa con la comunidad foral de Navarra y cuyo trazado inicial fue cuestionado por ETA y su entorno.
Desde que fue extraditado por Francia a España en agosto pasado, Urrusolo ha sido condenado a diez años y seis meses de prisión por el abandono en 1991 de un coche-bomba en Zaragoza, que no pudo arrancar tras ir a recogerlo a un lugar predeterminado.
Conocido por la policía española como ’’el hombre de las mil caras’’ por su facilidad para cambiar de imagen, Urrusolo fue detenido en 1997 en Burdeos y posteriormente condenado a seis años de prisión por asociación de malhechores con fines terroristas.
El fallo de la Audiencia Nacional recuerda que en 1991 Urrusolo y otras dos personas, miembros del ’’comando Ekaitz’’ de ETA, decidieron atentar contra el delegado de Ferrovial.
El 2 de marzo de 1991, los activistas de ETA sustrajeron un vehículo al que cambiaron las placas de matrícula y lo prepararon como coche-bomba.
Dos días después, Urrusolo y otro terrorista se dirigieron a la sede de la delegación de Ferrovial en Valencia; subieron al cuarto piso provistos de pasamontañas, y con sendas armas de fuego irrumpieron en las oficinas.
Tras obligar a las personas que allí estaban a tirarse al suelo, se dirigieron al despacho de Casañ y a corta distancia le dispararon, lo que le causó la muerte inmediata.
Los terroristas huyeron en el automóvil sustraído, en el que les esperaba el otro miembro del comando, para posteriormente estacionarlo frente a una oficina bancaria con la carga explosiva que le habían colocado activada.
Poco después, la Policía explosionó de forma controlada el automóvil y la onda expansiva causó daños en los vehículos e inmuebles cercanos.
Tras la detención de uno de los integrantes del comando, Fernando Díaz Torres, las fuerzas de seguridad hallaron dos pisos francos en Tarragona y Valencia (este), en los que se hallaron notas manuscritas de Urrusolo y sus huellas, que también se encontraron en las placas de matrícula del vehículo usado para el atentado.
