SANTIAGO.- "La Universidad de Chile hace un tremendo negocio con la Prueba de Aptitud Académica. Los jóvenes pagan cerca de 20 mil pesos y ese examen no vale más de 7 mil pesos. Eso es lo que pagan los jóvenes pobres que tanto le importan al rector (Luis) Riveros", denunció hoy la ministra de Educación, Mariana Aylwin, visiblemente molesta por las críticas del titular de la Casa de Bello a la aplicación de la prueba SIES como mecanismo de ingreso a la educación superior.
Al ser consultada esta mañana por Radio Cooperativa cuánto costará el SIES,dijo: "El próximo sistema no va a ser gratuito, pero se va a cobrar el costo. Eso es lo que nosotros queremos que sea".
Respecto de las dudas que existen sobre cuándo se aplicará el SIES, indicó que es un tema que debe definir el Consejo de Rectores. "Nosotros, como ministerio, vamos a defender el bien de un sistema único de selección para todas las universidades, la claridad para los estudiantes y sus familias, lo antes posible".
Agregó que "también quisiéramos que la prueba nueva se vincule con los contenidos que los alumnos estudien en enseñanza media, porque eso es mejor para ellos y más justo y para la educación chilena".
Ante los reparos que el rector Riveros ha formulado a la fecha de aplicación de la SIES, la secretaria de Estado recordó que el rector conjuntamente con ella firmó una inserción pagada diciendo que la prueba iba a ser en diciembre 2003 y además participa en el comité directivo de la nueva prueba.
Al respecto, observó que "sinceramente pienso que la U. de Chile administra un patrimonio que es del país, y no puede hacer lo que se le ocurra, poniendo en riesgo este patrimonio. Creo que se está actuando con una gran irresponsabilidad. Con esto, no estoy defendiendo la prueba SIES ni la fecha, sino que las cosas se hagan de manera tal que cuiden bienes superiores".
Advirtió que la PAA además no ha tenido ninguna corrección durante los últimos 35 años,"y eso se lo ha farreado la Chile". Para la ministra, todas estas declaraciones de postergaciones del SIES son una falta de respeto para los estudiantes, que lo menos que pueden exigir es establecer las reglas del juego respecto a su futuro en el acceso a la enseñanza superior.
A raíz de toda esta controversia, la secretaria de Estado admitió que "yo creo que mi problema ha sido no haber dimensionado el peso enorme de intereses corporativos. Digámoslo, la Universidad de Chile hace un tremendo negocio con la PAA. Ese es al final el problema".