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Tras años de litigio partió la demolición del polémico Hotel Miramar

Nuevo Miramar-Sheraton será un gigante de 1.760 metros cuadrados, en un parque de 18 mil. "Tendremos todo en escombros en una semana", dijo ejecutivo de inmobiliaria a cargo de su reconstrucción.

07 de Enero de 2004 | 16:19 | La Segunda
VIÑA DEL MAR.- Por fin, tras seis años de incierto destino y de fracasadas concesiones que se arrastraban desde 1997, hoy comenzaron a derrumbarse las ruinas del otrora glorioso Hotel Miramar de Viña del Mar, que debutó en la historia de nuestro país en 1946.

El grupo inmobiliario Penta, que se adjudicó el millonario proyecto para su reconstrucción, inició oficialmente las obras esta mañana, con su tradicional ceremonia de "instalación de faenas", las cuales pretenden tener terminado, en un plazo de 18 meses, la nueva edificación de lujo de la ciudad jardín.

El acto partió a las 11.45 horas y contó con la presencia del alcalde Jorge Kaplán, todo su Concejo Municipal y la plana mayor de la empresa constructora, encabezada por su director ejecutivo, Horacio Peña, y diversos ejecutivos de las distintas áreas de la empresa. Los asistentes se sacaron fotos en el lugar mientras obreros y maquinaria pesada comenzaban a despejar el terreno y derribar los primeros muros.

No habrá dinamita

La demolición completa de las antiguas y abandonadas estructuras del Miramar, que se habían convertido en un foco conflictivo para la seguridad de los viñamarinos y el turismo local, contempla sólo el empleo de sistemas mecánicos -y no dinamita- para destruir toda la arquitectura y los cimientos emplazados en el cordón de roqueríos cercanos a la playa Caleta Abarca, frente al reloj de flores. Dicha misión está a cargo de la empresa Porcio.

"En una semana debiéramos tener todo en escombros y de todas maneras vamos a cumplir con la fecha de entrega", prometió Horacio Peña, director ejecutivo de Penta, quien estimó que "éste es un hito no sólo para Viña del Mar, o para la V Región, sino que para el país, pues se trata de un hotel emblemático y por eso asumimos este desafío con una gran responsabilidad".

Alcalde: "Nos consolidará como capital turística"

Jorge Kaplán coincidió en que "el Miramar es uno de nuestros símbolos. Hoy partimos con la demolición de las ruinas y con el nuevo hotel no me cabe duda que nuestra ciudad, de la mano con nuestro crecimiento del 12% y el enorme aumento de quienes nos visitan, va a consolidar lo que somos, la capital turística de Chile, por mucho que La Serena sea una ciudad muy interesante".

Arturo Grez, director de Concesiones del municipio, precisó que "todo está en regla pues Penta ha cumplido todos los requerimientos exigidos, en el plazo correspondiente, y esperamos que la fecha de término de las obras también se cumpla (junio del 2005)".

Explicó que el mega-proyecto no debiera alterar negativamente ni el tránsito vehicular por avenida Marina (costanera) ni el entorno residencial.

Tendrá 140 habitaciones

El nuevo "Miramar-Sheraton", denominación derivada de la cadena internacional hotelera que respalda la operación, pretende levantar un gigante de cinco estrellas de 1.760 metros cuadrados construidos, emplazado en un parque de 18 mil, que contempla un generoso aparcadero a 30 metros del edificio, con 365 estacionamientos, 207 en superficie y 158 en subsuelo.

"Estos estacionamientos no debieran generar problemas. Al contrario, aparte de servir a los pasajeros del hotel tendrán la opción de usarlos quienes concurran a Caleta Abarca, lo cual hoy aparece como una de nuestras falencias", destacó Grez.

El complejo de ocho pisos y con forma semicircular -diseñado por la firma Alemparte y Barreda- tendrá 140 habitaciones, todas con vista al mar, de las cuales siete son suites y una es presidencial; tres piscinas, ascensores panorámicos, dos restoranes, bares, cafeterías, centros de negocios y salones de convenciones para 1.100 personas, dos canchas de tenis, entre otras características de una infraestructura de alto nivel.

Los hitos más conflictivos

A mediados de 1998, luego de que la cadena Sheraton se desistiera de operarlo y refaccionarlo, debido a que el municipio supuestamente le imponía exigencias que hacían inviable el proyecto desde el punto de vista económico, el Miramar es desmantelado.

En febrero del 2000 todo estaba listo para resucitarlo, pero la licitación a la que convocó el municipio terminó declarándose desierta.

En septiembre de 2001 el empresario Orlando Chacra y su compañía Phoenix se adjudica la tarea de reconstruirlo.

En octubre de 2002 los concejales viñamarinos manifiestan su preocupación al alcalde Kaplán por el nulo avance en las obras. Phoenix carece de los 12 millones de dólares para financiar la inversión y Chacra busca créditos en la banca.

En abril de 2003 la municipalidad viñamarina le da un ultimátum a Chacra para el inicio de los trabajos.

En mayo de 2003 Phoenix informa sobre la incorporación de un nuevo socio financista del proyecto, sin revelar su identidad.

En agosto de 2003 el consorcio Penta se adjudica la licitación en reemplazo de Phoenix, empresa que le cede sus derechos.

En diciembre de 2003 Penta realiza cambios al proyecto: la construcción de dos canchas de tenis en áreas verdes públicas y el manejo total de los estacionamientos de Caleta Abarca, lo que genera polémica. Los concejales terminan aprobando el proyecto.
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