SANTIAGO.- Si hace 10 años era el hombre quien llevaba las riendas de la casa y el principal sostenedor económico del hogar chileno, hoy esa situación se ha modificado significativamente, puesto que en uno de cada tres hogares es una mujer quien se ha convertido en la jefa del hogar.
Cambio que llama aún más la atención si advertimos que este aumento de mujeres que mantienen económicamente el hogar se produce fundamentalmente en hogares biparentales, es decir donde el cónyuge está presente.
De esta manera, entre 1992 y 2002, la jefatura de hogar femenina pasó de 25% a 32%, lo que puede ser considerado como indicador de relaciones de género más igualitarias en la pareja y del reconocimiento del aporte que hace la mujer al ingreso del hogar.
A esto se suma que el 65% de las mujeres jefas de hogar actualmente son solteras, separadas o viudas, en oposición al hombre que en estas caracterísitcas sólo representan un 17%.
Lo anterior se demuestra en el estudio "Mujeres chilenas: tendencias en la última década. Censos 1992-2002", dado a conocer este mediodía por el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) y el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En él se analiza la situación de las mujeres chilenas en cifras, a partir de un estudio comparativo, entre los censos de 1992 y 2002.
A juicio de la ministra del Sernam, Cecilia Pérez, "este producto permite generar mejores políticas públicas con perspectivas de género", que incluyan una mayor igualdad.
Otro de los principales resultados observados en dicho análisis es el cambio en la organización de los hogares chilenos.
Si bien los hogares nucleares biparentales, es decir, organizados alrededor de una pareja con o sin hijos, sigue siendo la principal forma de agrupación familiar, su importancia relativa ha sufrido una caída de tres puntos porcentuales (50% a 47%) en 10 años.
Lo anterior ha traído consigo
un aumento significativo de la proporción de hogares unipersonales (8% a 12%) y hogares nucleares monoparentales (9% a 10%), ambos compuestos principalmente por mujeres.
Más hombres en trabajos domésticos
Entre los avances en las nuevas relaciones de género destaca la mayor presencia de hombres en trabajo doméstico no remunerado.
En la época intercensal (1992-2002) la proporción de hombres que declaró "quehaceres del hogar" como principal actividad realizada la semana anterior al censo, aumentó a 3,8% a 4,7%, lo que habla de una sociedad más abierta al cambio, a la aceptación de roles sexuales más flexibles.
Si bien el hombre sigue concentrándose en actividades mercantiles y la mujer en las actividades domésticas, la proporción ha variando en 10 años, lo que "timidamente" demuestra el cambio.
La población envejece
Otra de las tendencias registradas en el período 1992-2002 es la caída que ya se experimenta hace años en la tasa de natalidad.
Si en 1991 existían 7,3 hijos nacidos por cada 100 mujeres, en 2001 esta cifra disminuyó a 5,7, lo que representa una baja ostensible, en especial en las edades centrales, entre los 20 y 29 años de edad, plena edad fértil de la mujer.
Respecto a la fecundidad adolescente se puede concluir que ésta muestra una leve disminución. Si se compara el número de hijos de madres adolescentes con el total de mujeres se obtiene un valor de 4,6 hijos por cada 100 mujeres, mientras que según el censo de 1992 esta misma cifra era de 5,4 hijos por cada 100 mujeres.
Educación más igualitaria
En lo que es el ámbito educativo también se aprecia una mejoría para la mujer, por cuanto prácticamente no hay brechas entre hombres y mujeres, excepto -explicó Máximo Aguilera, director del INE- en la orientación vocacional. Las mujeres son minoría entre los profesionales y técnicos de las ciencias físicas, matemáticas e ingeniería.