SANTIAGO.- Tras conocerse el envío a Chile de cepas del virus de la influenza tipo A H2N2, que no afecta al hombre desde 1968, la jefa del Laboratorio de Infectología y Virología Molecular de la Universidad Católica, Marcela Ferrés aseguró a
Emol que el riesgo de contagio para la población es mínimo.
"Creo que es lícito tener una alarma cuando anda circulando esta cepa, pero para efectos de lo que realmente pueda significar el peligro, a mi juicio, es bajo", afirmó.
Según explicó, este tipo de envíos no es algo inusual. "Este es un sistema de control para que los laboratorios a nivel mundial estén funcionando y diagnosticando de acuerdo a normas internacionales. Uno se inscribe como laboratorio para buscar reconocimiento y en forma periódica le envían cepas para que uno haga el diagnóstico y luego pase o no la prueba".
Cepas fueron destruidas en 2004 |
Según explicó el jefe del laboratorio de Salud del Instituto de Salud Pública (ISP), Julio García, las cepas de influenza H2N2 enviadas desde Estados Unidos fueron recibidas el 10 de diciembre pasado.
Estas habrían sido recibidas por un laboratorio de la Universidad Católica, en donde fueron estudiadas bajo condiciones de bioseguridad y por personal entrenado, para posteriormente ser destruidas los días siguientes a la recepción y tras los análisis pertinentes. |
Agregó que es un proceso regular para controlar la calidad de los diagnósticos en los laboratorios de todo el mundo.
Ferrés señaló que la cepa del virus H2N2 es una variante de la influenza tipo A que no ha estado presente en infecciones humanas desde 1968, "puesto que los virus mutan". En Chile además existe la influenza tipo B.
A su juicio, la mortalidad humana que provocó este virus durante la influenza asiática no tendría por qué producir los mismos efectos en la actualidad. "No sabemos cómo se va a comportar, obviamente si es una cepa nueva nosotros no tenemos experiencia inmunológica, por lo tanto nos vamos a defender mal".
Envío bajo estrictas medidas de seguridad
La doctora Ferrés advirtió que en casos como éste, la muestra se envía "bajos condiciones de bioseguridad que aseguran el mínimo de riesgo para la población general".
"Cuando una cepa de estas características llega para ser trabajada en un laboratorio se hace bajo una campana de bioseguridad, con protecciones absolutas, por lo tanto el riesgo de contagio de la persona que manipula esto es bajísimo", aseguró Ferrés.
La preocupación concreta -dijo- es que al multiplicar esta cepa se produjera un accidente en el laboratorio y la persona que la manipula se contagie. "Pero las probabilidades de que así sea, trabajando en las condiciones como corresponde es súper, súper baja".
Ferrés no quiso calificar como una irresponsabilidad este envío. "No soy la persona calificada para hacer un juicio de ese tipo, pero estoy segura que si se está mandando una cepa que potencialmente pudiera dañar a las personas toman todas las precauciones habidas y por haber para que esto sea un riesgo mínimo. Y estoy segura que se ha hecho en esas condiciones".
La especialista, explicó que la cepa que habría llegado a Chile no es la misma que circuló a fines de la década de los 50 y que ocasionó la influenza asiática. "Esa cepa no es exactamente igual, sólo comparte ciertas características".
Condiciones de trabajo extremas
La infectóloga Marcela Ferrés señaló que el trabajo con cepas de virus se realiza en un laboratorio, el cual es un recinto de baja circulación de gente. Luego la cepa se abre bajo una campana de seguridad que asegura el sistema de flujos de aire que capta todo posible virus que salga al exterior, deteniendo su traspaso al ambiente.
Además, la persona que manipula este tipo de muestras se coloca guantes, un delantal y una mascarilla.
El envío, en tanto, generalmente se realiza a través de frascos de plásticos, sellados, protegidos y con una etiqueta en la que se advierte de que no puede ser abierto y de qué se trata.