SANTIAGO.- La directora de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), Paulina Saball, afirmó hoy que el caso de la planta Valdivia de la Celulosa Arauco Constitución (Celco) demuestra que la institucionalidad ambiental funciona plenamente en Chile.
"Estamos convencidos de que esta situación de la planta Valdivia de la celulosa Arauco ha demostrado que la institucionalidad ambiental funciona", declaró Saball.
"Tal como lo ha dicho el Presidente de la República, que las normas ambientales se cumplen para todo el mundo y que las instancias que la ley ha creado para resolver estos problemas han operado a plenitud", añadió.
Saball sostuvo en radio Cooperativa que, obviamente, hay aspectos que mejorar, pero enfatizó que es una injusticia dudar de la labor de la Conama.
"Efectivamente, creo que una institucionalidad joven como la nuestra también tiene debilidades y debe fortalecerse. Pero a mí me parece absolutamente injusto decir que la conclusión final de esta crisis es el no funcionamiento de la institucionalidad ambiental", enfatizó.
La jefa del organismo sostuvo que en el caso de Celco ha existido una "actitud pública de fiscalización desde el primer día del proyecto" acusado de ser el causante de la masiva muerte de cisnes en el santuario de la naturaleza "Carlos Anwandter", de la Décima Región.
Rechazo a las críticas
Añadió que pese a que hace meses que la opinión pública vinculaba a Celco al desastre ambiental, la Conama no puede actuar sobre intuiciones y necesita pruebas concretas como las que aportó un estudio de la Universidad Austral de Chile (UACH).
Asimismo, desestimó las críticas de académicos de esa casa de estudios, según los cuales el organismo no tomó en cuenta el extenso informe para elaborar su resolución respecto de Celco.
"En cada uno de los considerandos de la resolución de la Corema (Conama a nivel regional) y en cada una de las medidas que se establecen hace vínculos con el informe de la Universidad Austral", sostuvo.
Saball destalló que, sobre la base de ese informe, el organismo decidió modificar la resolución de calificación ambiental que en 1998 autorizó la puesta en marcha del proyecto.
"Quiero que le tomemos el peso. La Corema ha tomado una decisión que ante esta situación hacer una modificación de ese permiso, señalándole a la planta que no puede seguir vertiendo sus residuos en el rió Cruces, en sus afluentes, o en el santuario", afirmó.
