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Único museo de motos en Santiago cierra sus puertas por falta de financiamiento

Francisco Bascuñán es dueño del único lugar donde se exhiben modelos clásicos en perfecto estado. Pero no tiene cómo mantenerlo y ante el nulo apoyo recibido, optó por apagar los motores.

16 de Marzo de 2007 | 13:08 | Felipe Gálvez Tabach, El Mercurio Online

Recorrido por el museo


SANTIAGO.- Quiso compartir su gran pasión con mucha gente, y se dio cuenta que, como él mismo dice, "las pasiones son personales". Pero eso no lo desanimó. Simplemente, por no contar con el apoyo esperado, Francisco Bascuñán decidió apagar los motores: cierra el único museo de motos antiguas que existe en Santiago.


No es un gran lugar el que acoge los más de 70 modelos, de todos los tipos y marcas, que coleccionó Bascuñán desde que compró en 1994 una Husqvarna del año 1952. No es un gran lugar porque es un galpón pequeño y de difícil acceso (en el parque industrial El Rosal, en Huechuraba), pero tiene en su interior una gama de vehículos de dos ruedas muy difícil de igualar.


La Husqvarna llegó a sus manos en muy malas condiciones, como casi todas las motos. Entonces, Bascuñán hizo de la restauración una forma de vida. Constructor civil de profesión, supo mezclar el hobbie con sus estudios y trabajo y convirtió el garage de su hogar en Lo Curro en un estacionamiento de viejas máquinas en perfectas condiciones.


En sus palabras, todo partió desde que "tengo uso de razón", cuando su hermano le mostró una bicicleta con motor. Desde entonces no se separó más de las dos ruedas. De sus 60 años, casi todos los dedicó a esos vehículos personales que llegaron a Chile en 1907, hace 100 años.


Bascuñán tiene más motos que hijos, pero en lo familiar no se queda atrás. Son nueve los herederos y de ellos al menos ocho siguen su misma pasión: trabajando con él en la restauración, compitiendo en Enduro o Motocross, o simplemente animándose con los paseos dominicales a bordo de algunos clásicos.


Y fueron sus hijos los que lo animaron a levantar el museo. Sus hijos y una teleserie. Para "Hippie", de Canal 13, a Bascuñán le arrendaron 5 motocicletas antiguas. Con el dinero, creó el Museo de Motos Café Racer, nombrándolo así en honor al "estilo de motocicleta popularizada en Londres de los años '50, cuando los motociclistas querían maquinas rápidas, personalizadas y distintivas para ir de café en café", como bien explica en su página web www.caferacer.cl.


Sin bencina


De eso ya han pasado más de dos años. Las 70 motos restauradas, y un stock de casi el doble en vías de restaurar, hicieron del museo un lugar de encuentro para fanáticos tuercas deseosos no sólo de admirar la Moto Reve de 1906, la Indian Scout de 1930 o la Zundapp con carro de acompañante de 1943, sino también de compartir experiencias, intercambiar ideas y comprar y vender piezas y motos.


El punto más alto del "ciclo público" de la colección de Bascuñán llegó cuando mostró 30 de sus máquinas en la Corporación Cultural de Las Condes, con la exposición "Un siglo en dos ruedas", obteniendo un éxito rotundo en cuanto a visitas. "Con un poco de apoyo, difusión y montaje se puede", asegura.


¿Qué pasó con Café Racer, entonces? "Pasó que después de tocar muchas puertas, nos vimos obligados a enfrentar la realidad: como familia no podíamos asumir el costo del museo que asciende a entre 5 y 7 millones mensuales", afirma Bascuñán.


Y es que sólo él y su círculo familiar estaban tras la inversión para levantar y mantener el recinto de Huechuraba. "Buscamos apoyo del Estado, pero nunca existió. Nos relacionamos con la Comisión Bicentenario, con el Fondart, nos esforzamos con las municipalidades, pero no hubo respuestas. En definitiva, el museo no está dentro de las prioridades del país".


Así de escueta y sencilla es la explicación que da Bascuñán para dar con los motivos para bajar las cortinas. "En Chile la gente no está preparada para un museo como éste. Si hasta el Bellas Artes bajó sus visitas con respecto a 2005...", agrega sin desaliento.


Las motos restauradas se pusieron a la venta. Y llegan más extranjeros que chilenos a comprarlas. Es cierto, no es un remate y los precios se asemejan más al de un auto nuevo que al de los modelos que llegan de china, pero las de Bascuñán son modelos únicos y en perfecto estado.


Sin embargo, se puede visitar el museo sin la obligación de comprar. Y basta con dar unas vueltas para apreciar el desarrollo de estos vehículos que en sus inicios parecían bicicletas y que luego ganaron en potencia y tamaño.


El cierre definitivo será el próximo 30 de abril. Pero este fin de semana se realizará la Séptima Feria y Encuentro de Motos Clásicas, un evento gratuito que sirve para acercarse al trabajo de Bascuñán y para sentirse parte del mundo tuerca. Incluso esta vez, por ser el último antes del cierre, están invitados también los dueños de autos clásicos. Sólo pasiones sobre ruedas.

- Av. Las Torres 1396, Parque Industrial El Rosal, Huechuraba
- Teléfono: 7400028
- Entrada adultos: $2.500
- Entrada niños y estudiantes: $1.500
- Socios del Club de Lectores de El Mercurio: mitad de precio
- Abierto todos los días hasta el 30 de abril

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