EMOLTV

Artesano chilote quiere obsequiarle un rabel a médico que le devolvió la vista

Matías Millacura estaba ciego por avanzadas cataratas y no tenía hora en el Hospital de Castro, pero su historia conmovió a muchos lectores y, finalmente, especialistas del sistema público viajaron a la zona para curarlo.

30 de Julio de 2008 | 12:36 | Soledad Neira, El Mercurio
imagen

Millacura pudo volver a trabajar gracias a la operación.

Sergio González, El Mercurio

SANTIAGO.- Uno de los últimos "hacedores" de rabeles de Chiloé, Matías Millacura, se encontraba ciego producto de unas avanzadas cataratas, que le impedían realizar su artesanía, y no tenía hora para atenderse en el Hospital de Castro.


El artesano de estos instrumentos musicales -que han sido regalados por el Gobierno de Chile a mandatarios extranjeros y visitas ilustres- relata que ya no podía "ir al monte" por las preciosas maderas nativas que requiere para hacer sus obras.


Tampoco podía trabajar con sus herramientas "porque no veía nada. Puras nubes no más, como borroso".


Pero tanta fe tenía en que podía recuperar la vista, que ofreció el último rabel que estaba construyendo al médico que lo hiciera ver.


La historia del anciano conmovió a muchos lectores de El Mercurio, algunos de ellos especialistas o personas que contactaron laboratorios y ofrecieron no sólo sus productos, sino también costear todos los gastos de la intervención.


También generó la reacción del sistema público, que a fines de mayo concretó un operativo con especialistas de hospitales de Santiago que fueron una semana a Castro para intervenir todos los casos de cataratas.


Millacura optó por esta última alternativa, "me daba miedo ir a Santiago. La última vez que fui me caí en la calle. No sabía qué micro tomar y me perdí. Mejor me operaron aquí no más", dijo, pero agradecido de los múltiples ofrecimientos que recibió.


Ahora Millacura está feliz y volviendo a trabajar "de a poquito" y quiere cumplir su promesa, pero no sabe a quién tendría que darle el rabel. "Cuando estaba en la camilla le pregunté al doctor cómo se llamaba, pa’ acordame, pueh. Pero cuando desperté había otro. Y me controlan los de Castro. Al final no sé quién me operó".


Su rabel está avanzado. Ya lo pulió y cree que en unas dos o tres semanas lo tendrá sonando. Y volverá a tocar, por lo menos mientras aparece el nuevo dueño.

cargando