El portal boliviano ABC señala que la madre de Franklin (en la imagen junto a carabineros) trabajaba en Cochabamba para reunir dinero destinado a su familia, por eso el niño estaba con su hermano en Oruro.
www.abc.comSANTIAGO.- La historia del niño boliviano Franklin Villca, de 10 años, está cerca de terminar con un final feliz, luego de que se arrancara de su casa en Oruro para buscar a su madre en Cochabamba.
La aventura del niño casi termina en tragedia porque se escondió en un camión que lo trajo a Iquique, tras tres días de viaje sin comida por medio de frías montañas.
El consulado de Bolivia hizo pública la solución para este drama familiar, que podría implicar el viaje del padre de Villca a Chile para llevárselo de regreso a Bolivia.
Sin embargo, ya se decidió que el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) de Cochabamba correrá con todos los gastos para que una funcionaria se traslade hoy a Chile y realice los trámites de repatriación del niño. Su madre firmó anoche un poder para que la abogada María Elena Valencia la represente ante las autoridades chilenas.
La madre del menor, identificada como Zenobia Huanaco, no puede salir de su país porque está con libertad provisional mientras espera un juicio por narcotráfico.
Estuvo recluida tres años y medio en una cárcel de la región central de Cochabamba de la que salió hace casi un año, pero no está resuelta su situación penal, explicó a EFE la directora del Servicio Departamental de Gestión Social, Viviana Peñarrieta.
Su hijo Franklin huyó de la región andina de Oruro (suroeste), donde vivía con su hermano mayor, que según él lo maltrataba, para buscar a su mamá, pero por error se escondió en un camión que llevaba minerales al puerto de Iquique.
El camión recorrió cerca de mil kilómetros durante tres días, con el menor encerrado en una pequeña caja de herramientas adosada al chasis del vehículo, sin comer ni beber y con las gélidas temperaturas del altiplano andino.
Franklin descendió del camión en Alto Hospicio y mientras vagaba por las calles fue encontrado por Margarita Valencia, vecina del lugar, quien lo ha estado cuidando hasta ahora.