SANTIAGO.- Jaime López, el ex esposo de la jueza Karen Atala, expresó en una carta enviada a El Mercurio los cuestionamientos que él ve al procedimiento realizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que ayer falló a favor de la magistrada quien acusó al Estado de Chile de haberla discriminado. Esto luego que la Corte Suprema haya considerado su opción sexual para negarle la opción de tener la tutela legal de sus tres hijas.
El profesional critica "¿Cómo es posible que en un juicio internacional se considere 'víctimas' a tres de mis hijas, e incluso en su nombre se pidan indemnizaciones por los supuestos 'daños' que se les provocaron? Por años no se les preguntó a mis hijas, ahora adolescentes, si querían ser parte de ese juicio, y si realmente se consideraban a sí mismas como 'víctimas'".
El abogado recuerda que en mayo se cumplen ocho años desde que la Corte Suprema le entregó la responsabilidad del cuidado y crianza de sus hijas y reflexiona que este periodo ha sido "la mayor bendición que un hombre puede esperar, que no se cuantifica en dinero ni en honores. Como si ello fuera poco, Dios puso en mi camino una mujer maravillosa, y aumenta la alegría de mi casa con dos hijas más. Ahora son cinco hermanas que se quieren, que comparten; las más pequeñas, con admiración hacia las mayores, y estas últimas, con paciencia y cariño".
Junto con ello denuncia de que quienes tramitaron el juicio internacional, nunca les importó considerar la opinión de sus hijas ni les importó su realidad. "Ahora, ya terminados los alegatos y por dictar sentencia, se descubre que faltó lo más importante, y a última hora se busca solucionar el problema, con una 'apariencia' de que han sido escuchadas. Se designa una delegación de la Corte Interamericana, que llega a un hotel de Santiago, y dos de ellas (sus hijas) son llevadas a una entrevista sin padres, sin representantes".
Asimismo, detalló que en la diligencia "peor aún, se designa para 'asesorar' a esta delegación a una psiquiatra, que no es su médico tratante, sino que la misma profesional que ya había declarado en favor de una de las partes en el juicio. Mis hijas no solamente fueron ignoradas por años, ahora que las necesitan, se les niega mínimas garantías. El contenido de esa diligencia está bajo secreto hasta hoy".
Testimonio que quedó fuera
López detalla además que una de sus hijas ni siquiera fue considerada y que ésta le escribió a la CIDH para expresarles que "no se siente víctima, que no está de acuerdo con que se utilice su nombre para este juicio, y quiere decírselo directamente a la Corte. Eso hace más de un mes, y aún no hay respuesta".
Finalmente, apuntó sus dardos a los profesionales que participaron del proceso señalando que "quienes debieran defender en este juicio a estas adolescentes chilenas, los abogados del Estado de Chile, prefieren guardar silencio. Quienes han escrito decenas de páginas en relación con este caso, prefieren guardar silencio. Mi niña de 14 años espera decir su verdad".