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Triunfo parcial de la industria de la música sobre Napster

La disposición legal de un tribunal de en San Francisco que pidió ayer cerrar de momento la página web hasta una decisión definitiva puede significar el fin del presunto "pirata musical". La razón: los fans pueden pasarse rápidamente a otras bolsas de intercambio.

27 de Julio de 2000 | 11:47 | El Mercurio Electrónica/Dpa
WASHINGTON.- La industria musical ganó una batalla, pero la guerra por los derechos de autor en Internet está muy lejos de terminar.

El presunto "pirata musical" Napster, de momento, está vencido, pero la tecnología sigue existiendo en la red y seguirá persiguiendo a los capos de la industria.

Numerosas pequeñas firmas están listas para seguir adelante con el libre intercambio de temas musicales en Internet que propició Napster, un programa que cualquier usuario de PC puede bajar gratis de la red.

El servicio que ofrece Napster Inc. (San Mateo, California) es permitir al usuario acceso a cientos de miles de canciones, que puede copiar gratuitamente y escuchar en su computadora o pasar a un CD.

El programa prácticamente actúa sólo como intermediario de una bolsa gigantesca. Cada usuario se compromete a compartir sus canciones con los demás usuarios de Napster.

Pero ahora, como consecuencia de una solicitud de la influyente asociación de la industria musical estadounidense, un tribunal en San Francisco dispuso ayer la suspensión temporaria de este servicio. Una sentencia definitiva se dictará a fin de año.

La decisión del tribunal era esperada con gran expectativa por la industria y los millones de usuarios del programa Napster.

La industria musical, por un lado, quiere poner fin a la piratería que según sus cálculos le costó ya 300 millones de dólares.

Los seguidores de Napster temían, en cambio, que la industria les quitara la posibilidad de intercambiar música en Internet, y se defendieron con estudios que afirman que los usuarios de Napster son tan aficionados a la música que más bien compran más CDs -y no menos- que el resto de las personas.

Especialmente indignados con Napster se mostraron los integrantes de la banda de heavy metall Metallica. Su baterista, Lars Ulrich, declaró a comienzos de julio ante el Congreso estadounidense y acusó a Napster abiertamente de robo.

Según dijo, Napster pone en peligro a la industria musical, ya que los artistas no reciben dinero a cambio de su trabajo. Metallica no se opone a la tecnología moderna, aseguró, pero los derechos de autor deben garantizarse.

Napster, en cambio, argumentó que sólo propicia el intercambio y no viola así los derechos de autor. El intento de la industria musical no es otra cosa que la lucha que en su momento mantuvieron los estudios cinematográficos contra la tecnología del video, a la que veían como enemiga del cine. En ese entonces, el Tribunal Supremo de Estados Unidos decidió a favor del video, reiteran una y otra vez los abogados de Napster.

La firma sumó a último momento a su equipo al abogado estrella David Boies, que defendiendo al gobierno estadounidense hizo arrodillarse al gigante informático Microsoft.

Para Napster, después de todo, se trata de sobrevivir. Una disposición legal que pide cerrar de momento la página web hasta una decisión definitiva puede significar su fin. Los fans pueden pasarse rápidamente a otras bolsas de intercambio.

Hasta el momento, Napster fue el rey indiscutido del intercambio musical en la red. La página web era visitada diariamente por 315.000 usuarios de PCs, lo que según el "Washington Post" es claramente más que las visitas que recibe en su página la emisora musical MTV o el "New York Times".

En total, la cifra de usuarios de Napster se estima en veinte millones. Pero la lucha se hizo más dura. El programa Gnutella, por ejemplo, tiene cada vez más seguidores. Funciona de una manera menos centralizada y por lo tanto es menos vulnerable desde el punto de vista legal.

Y esto es sólo el comienzo de las batallas legales que provocará Internet. Gracias a las conexiones cada vez más rápidas es cada vez más fácil bajar de la red videoclips o incluso films completos. Al igual que con la llegada del video, Hollywood vuelve a temer por sus ingresos, pero el desenlace es esta vez bastante más incierto.