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Aumentan sistemas de codificación contra terrorismo cibernético

Según reveló un estudio realizado por la compañía Frost and Sullivan el mercado mundial de sistemas de codificación gubernamental se elevó en 176 millones de dólares en el año 2000, con un incremento proyectado a 457,6 millones para el 2007.

04 de Julio de 2001 | 11:17 | EFE
WASHINGTON.- Los sistemas de codificación se han generalizado en el mundo de la informática debido a la acción de terroristas y piratas cibernéticos que intentan penetrar o alterar las computadoras del gobierno, reveló un estudio de la compañía Frost and Sullivan.

Los piratas cibernéticos no se concentran solamente en interrumpir el servicio e implantar virus, sino en actividades menos espectaculares, pero potencialmente más dañinas, como leer correos electrónicos, dijo Rooks Lieske, analista de esa compañía consultora de la industria informática.

Tales actividades pueden provenir de terroristas con motivaciones políticas, pero también de narcotraficantes o delincuentes comunes, indica el estudio "Mercado mundial de datos codificados" de la firma que tiene su centro de operaciones en San Antonio (Texas).

Según el análisis de Frost and Sullivan, el mercado mundial de sistemas de codificación gubernamental se elevó en 176 millones de dólares en el año 2000, con un incremento proyectado a 457,6 millones para el 2007.

Se trata aún de cifras pequeñas, dado que los usuarios gubernamentales de decodificación están principalmente en Estados Unidos y Europa Occidental y se limitan a pocas dependencias oficiales.

Sin embargo, a medida que aumenta la información militar y de Estado que se transmite por Internet y otras redes, los gobiernos han comenzado a investigar la forma en que deben ponerse a cubierto de eventuales ataques y filtraciones informáticas, dice el informe.

La codificación de datos es la descomposición de mensajes a través de códigos escalonados en distintos niveles, los que sólo son legibles cuando se tiene la clave de recuperación.

Uno de los episodios más espectaculares de penetración de sistemas militares estratégicos ocurrió en 1995 cuando Julio César Ardita, un argentino de 24 años, vulneró desde su computadora en Buenos Aires los sistemas informáticos del Pentágono.

Rastreado y detectado desde Estados Unidos, Ardita fue condenado en Boston a tres años de prisión en suspenso y a pagar una multa de 5.000 dólares.

Lieske dijo que los contratistas privados de defensa también constituyen un mercado para sistemas de codificación, ya que deben cumplir con regulaciones del gobierno.

Agregó que no sólo deben defenderse del espionaje global, sino también del de otras empresas.

Frost and Sullivan indicó que las empresas que han hecho las principales contribuciones al mercado de codificación de datos de uso gubernamental son General Dynamics, Level 3 Communications y Via Sat.

Aunque los gobiernos suelen ser los que sufren los efectos de la piratería cibernética, muchas veces son los propios gobiernos los que la han empleado y/o hasta la siguen empleando.

Durante varios años, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos y otras dependencias de las principales naciones del mundo se dedicaron a interceptar comunicaciones con fines de espionaje, que ahora incluyen también los correos electrónicos.

Durante el ataque de la OTAN a Yugoslavia en 1998 se utilizó la piratería informática gubernamental cuando la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA) trató de interrumpir el funcionamiento de las computadoras del Gobierno de Slobodan Milosevic, aunque con poco éxito, según se reconoció.

Sin embargo, desde la OTAN hasta la NSA se están aumentando el gasto en redes y modernizando los equipos para asegurar la confidencialidad de la información que transmiten.

Debido a los múltiples riesgos de seguridad asociados con las redes, los usuarios tienden al uso de seguridad a diversos niveles y los militares muestran un creciente interés en los sistemas de codificación inalámbrica para aplicar en las comunicaciones radiofónicas y satelitales.

Lieske dijo que los contratistas privados de defensa también constituyen un mercado para sistemas de decodificación, ya que deben cumplir con las normas del Gobierno.

Agregó que no sólo deben defenderse del espionaje global, sino también del de otras empresas.
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