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El Papa promulgó primer documento oficial por Internet

El Papa firmó hoy el documento final del Sínodo de Obispos para Oceanía, en el que se defienden a los aborígenes y las culturas locales, y lo envió por Internet a todas las diócesis de ese continente, en la primera vez en la historia de la Iglesia que se promulga un documento oficial de esa manera.

22 de Noviembre de 2001 | 10:44 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa firmó hoy el documento final del Sínodo de Obispos para Oceanía, en el que se defienden a los aborígenes y las culturas locales, y lo envió por Internet a todas las diócesis de ese continente, en la primera vez en la historia de la Iglesia que se promulga un documento oficial de esa manera.

Juan Pablo II y su PCHasta ahora, la costumbre era que el Pontífice entregase personalmente la Exhortación Apostólica post Sinodal, como se llama el texto con el que se concluye un sínodo, en un país del continente sobre el que trató la asamblea.

Juan Pablo II dijo hoy en el Vaticano que le hubiera gustado haber viajado hasta Oceanía para entregarlo en mano, "pero no pudo ser", sin especificar las causas.

Así que la Santa Sede, "dada la dispersión geográfica y la extensión del continente" decidió que Juan Pablo II firmase el documento en el Palacio Apostólico y lo enviase inmediatamente por correo electrónico a todas las diócesis de Oceanía.

La firma y envío se celebró en una solemne ceremonia a la que asistieron 17 cardenales, 25 obispos y una treintena de sacerdotes y monjas y en la que se escucharon los sonidos de las conchas, típicas de las tradiciones culturales de Oceanía, y una joven de Samoa, descalza y ataviada con los vestidos de su país bailó ante el Pontífice.

Tras firmar el documento, el Papa pulsó la tecla de un ordenador portátil conectado con Internet y con la página de correo electrónico ya preparada.

Inmediatamente se vio a través de varios monitores de televisión cómo aparecían las direcciones electrónicas de las diócesis a las que iba dirigido el texto.

Los presentes rompieron en aplausos cada vez que aparecía la dirección electrónica de una importante diócesis, como las de Australia, Nueva Zelanda, Tahití o Samoa, entre otras.

Este sínodo se celebró en el Vaticano del 22 de noviembre al 12 de diciembre de 1998 y la tardanza en firmar el texto se debió a que un año después se celebró el Sínodo de Obispos para Europa y posteriormente el Año Santo de 2000.

En su discurso, el Papa abogó hoy por una nueva evangelización de Oceanía y tras resaltar los problemas que afectan al continente, entre los que destacó crisis económicas, inestabilidad política, corrupción, conflictos étnicos, erosión de los valores tradicionales y la secularización, animó a los cristianos a emprender ese nuevo camino, ya que no están solos pues la Iglesia está detrás.

En el texto final se resalta que la Iglesia trabaja para que todos los pueblos de Oceanía encuentren su propia unidad e identidad, la paz, la justicia y den un significado a sus vidas.

También se refiere al proceso de globalización mundial que afecta al planeta, y afirma que tiene efectos negativos y positivos.

"La generación actual de cristianos está llamada a realizar una nueva evangelización entre los pueblos de Oceanía, una misión que pone grandes desafíos, como es llegar a todos aquellos que viven con esperanzas y deseos no satisfechos, a aquellos que son cristianos sólo de nombre y a todos aquellos que se han alejado de la Iglesia a causa de experiencias dolorosas", afirma el texto.

El documento defiende a los aborígenes y sus culturas y tierras, promueve los derechos humanos, la defensa de la vida y de su dignidad, la justicia social y la protección del medio ambiente.

También reconoce los errores y culpas de los misioneros y sin decirlo directamente pide perdón por los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes en épocas pasadas.

La Exhortación Apostólica Post Sinodal Ecclesia in Oceanía señala que los evangelizadores tienen que presentar a Cristo sin olvidar la riqueza de las culturas de Oceanía, pero que ello implica también "discernir" entre lo que es de Cristo y lo que no. Cada cultura -precisa- debe ser "purificada".

El texto insiste en varios apartados del mismo en la evangelización y pide la colaboración de los nuevos movimientos eclesiales y de las mujeres, a las que -según afirma- hay que dar puestos de mayor responsabilidad en la iglesia.

Asimismo, aboga por la formación continua de los obispos y sacerdotes para renovar el celo en la divina vocación y para evitar los problemas que a veces surgen de su ministerio.
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