ROMA.- Hasta ahora nadie puede leer los pensamientos de los otros, pero algunos científicos creen que pueden al menos detectar en qué idioma está pensando alguien.
Antes de pronunciar una sola palabra, los expertos pueden determinar nuestro idioma natal y el nivel de eficiencia en otros idiomas mediante el análisis de la actividad cerebral mientras leemos, precisan los científicos que trabajan en el Consejo Nacional de Investigación en Italia.
Mayores investigaciones en este terreno podrían ayudar a comprender y tratar dificultades de aprendizaje como la dislexia.
Durante más de un año, un equipo de científicos experimentó con 15 intérpretes y halló lo que calificó de notables diferencias en la actividad cerebral cuando se les mostraba palabras en su idioma natal y en otros idiomas que dominaban.
Las conclusiones demuestran la diferencia con que el cerebro absorbe y utiliza idiomas aprendidos en la tierna infancia o más adelante durante la vida, dijo Alice Mado Proverbio, profesora de electrofisiología cognitiva en la Universidad Milano-Bicocca en Milan.
Proverbio, que dirigió el estudio, dijo que tal investigación podría ayudar a los médicos a comunicarse con pacientes de amnesia o de enfermedades que dificultan el habla. También podría servir algún día para los interrogatorios a solicitantes de asilo o sospechosos de terrorismo para precisar su origen, agregó.
Los intérpretes que participaron en el estudio eran todos italianos que trabajan para la Unión Europea y que traducen en inglés e italiano.
"Hablaban muy fluidamente el inglés", dijo Proverbio en una entrevista telefónica. "No anticipábamos una gran diferencia en la actividad cerebral" cuando pasaran de un idioma a otro.
A los sujetos se les pidió que miraran una pantalla donde titilaban palabras en italiano, inglés y alemán, como también combinaciones de letras sin sentido. No conocían el propósito del estudio y sólo debían presionar un botón al divisar un símbolo específico, dijo la profesora.
Mientras tanto los investigadores los observaban con un electroencefalógrafo (EEG), que mide la actividad eléctrica del cerebro por medio de electrodos colocados sobre el cuero cabelludo. La lectura del EEG fue incorporada a un programa de computadora que indicó el tiempo, intensidad y localización de las respuestas evocadas en el cerebro de los sujetos por cada palabra.
Aproximadamente unos 170 milisegundos después de mostrar una palabra, los investigadores registraban un alza en la actividad eléctrica en el hemisferio izquierdo del cerebro, un área que reconoce las letras como parte de palabras antes de interpretar su significado.
Estas ondas cerebrales tenían mucha mayor amplitud cuando la palabra estaba en italiano, el idioma que los intérpretes habían aprendido antes de los cinco años de edad.
Proverbio atribuyó las diferencias al hecho de que el cerebro absorbe la lengua madre en momentos en que también almacena sus primeros conocimientos paralingüísticos visuales, acústicos, emocionales y otros. Esto significa que el idioma natal desencadena una serie de asociaciones dentro del cerebro que se manifiestan en forma de una mayor actividad eléctrica.
"Nuestra lengua madre es la que usamos para pensar, soñar y sentir emociones", dijo Proverbio.
Para ejemplificar, dijo que un niño de habla inglesa asociaría la palabra "knife" (cuchillo) con un objeto metálico agudo y frío, peligroso y para uso exclusivo de los adultos, mientras que estos vínculos serían mucho más tenues e indirectos en las personas que aprendieron la misma palabra en otro idioma más adelante en su vida.
La única excepción serían los individuos bilingües que aprenden otro idioma antes de los cinco años.