Con una cosa cumplió Lou Bega en su debut en vivo en Chile, como parte de la quinta jornada festivalera: el hombre cantó e hizo sonar en vivo a su orquesta, dando al tacho de la basura con todas las presunciones sobre uso de playback que habían rodeado su visita.
Pero lejos de ser un acierto, esa opción fue un lastre más para su espectáculo. Superada hace años la añeja discusión sobre el culto a la ejecución en vivo en la música popular, Lou Bega pudo haber usado sin culpa algunas pistas pregrabadas para suplir sus deficiencias vocales, tal como lo hizo algunos días antes A*Teens en el mismo lugar, y como es válido hacerlo a modo de soporte musical en un escenario pop.
A cambio, el cantante alemán vino a repasar con su voz gastada un puñado de éxitos radiales en un lapso que pareció durar lo que dura un abrir y cerrar de ojos. Parasitó no solamente a Pérez Prado en "Mambo no. 5", su mayor crédito radial: hizo lo mismo con el clásico carioca "Tico Tico no fubá" y dio cuenta de temas propios como "Tricky Tricky", "I got a girl" y "Mambo mambo" hasta quedar rápidamente con los bolsillos vacíos ante una Quinta Vergara que bailó con él, pero que ni siquiera alcanzó a encariñarse al punto de darle una gaviota de las que tiene en liquidación.
Lou Bega no es el único cantante que vino a Viña a profitar de lo que no es propio apelando al recuerdo: también han subido a hacerlo en distintas medidas A*Teens, Douglas, Luis Jara y Soledad. Pero pocos mostraron ausencia de imaginación y de interés en la recreación como el cantante alemán, cuyo mambo postizo es serio candidato a lo más prescindible del festival.
David Ponce
