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Vacaciones presidenciales: Sé lo que hicieron los veranos pasados

El Presidente Lagos acaba de iniciar su última etapa de vacaciones y lo hizo nada más y nada menos que manejando su propio auto. Aquí les presentamos una reseña de cómo han sido las vacaciones de los presidentes de Chile desde Carlos Ibáñez del Campo en adelante. Sepa de sus gustos, de los lugares predilectos y la rutina que vivío cada Mandatario.

02 de Febrero de 2002 | 13:37 | Cinthya Covarrubias y Rodrigo Aravena, El Mercurio
SANTIAGO.- El Presidente Lagos acaba de iniciar su última etapa de vacaciones y lo hizo nada más y nada menos que manejando su propio auto. Aquí les presentamos una reseña de cómo han sido las vacaciones de los presidentes de Chile desde Carlos Ibáñez del Campo en adelante. Sepa de sus gustos, de los lugares predilectos y la rutina que vivío cada Mandatario desde que el Palacio de Cerro Castillo comenzara a ser ocupado como residencia de veraneo.

EL COMIENZO DE LOS DIAS DE DESCANSO

El historiador Sergio Villalobos, explica en Chile y su historia que debido a la expansión económica del país, supuesta en la llegada y posterior crisis de los gobiernos liberales, el país adoptó, a partir de la década del veinte, nuevas costumbres que incluían el "veraneo, el gozar de la vida al aire libre y la práctica deportiva".

De similar opinión es Gabriel Salazar, investigador de la Universidad de Chile, que sostiene que las vacaciones, como hoy las conocemos, sólo aparecieron en el país "por decreto".

Es decir, antes se requirió reconocer algunas garantías a los trabajadores, como el derecho a feriado y que se legislara al respecto, para que salir a veranear se hiciera popular, bien entrado el siglo XX.

Esto no implica que antes la gente nunca descansara, lo hacía. El río Mapocho y sus afluentes eran la distracción favorita de los antiguos vecinos del emergente Santiago. A él concurrían después del trabajo a recrearse, ajenos aún a la idea que hoy existe de las vacaciones, como el momento adecuado para salir a lugares distintos del ambiente habitual.

El avance en las obras de alcantarillado, que alteraron el curso de las corrientes fluviales, así como la ampliación y mejoramiento de puentes y caminos a lo largo del país, que permitieron ampliar la capacidad de desplazamiento de los bañistas, fue generando poco a poco la necesidad de contar con nuevas alternativas de recreación.

De esta forma, cuando el 28 de mayo de 1931, el Pesidente Ibáñez firma el decreto 178, que asegura a los obreros un "feriado" de siete días por cada doscientos veinte trabajados, salir a tomar vacaciones ya era toda una institución.

"La costumbre sigue siendo (hoy) jugar con agua, cerca del agua, pero no nadar. Lo interesante es que el cierre de acequias y pilones obliga a ir más lejos en su búsqueda" supone Salazar.

En todo caso, las personas más acaudaladas nunca necesitaron de sanción legal para gozar de descanso. Fueron las exigencias laborales de los trabajadores, iniciadas el primero de mayo de 1886 con la matanza de obreros en Chicago, y la agudización en nuestro país de los movimientos de protesta en torno a la llamada "cuestión social", los que precipitaron la instauración del feriado mediante el decreto aludido.

En adelante, los gobernantes tendrían que ser muy responsables ante sus conciudadanos al tomar vacaciones, para no suscitar las suspicacias de los trabajadores. Y, en cierta forma, los movimientos laborales parecen haber quitado un peso a los presidentes que parían de vacaciones, al igualar los derechos de los trabajadores con los de la aristocracia política chilena.

Pero, ¿cómo han sido las vacaciones de los presidentes en Chile?

PAN, LECHE Y CANELA

Mary Dune zarpó junto al comandante de marina Thomas Graham, su marido, en la nave de "Su Majestad Doris", para viajar desde Inglaterra a las fantásticas tierras orientales, a través del Mar del Sur. Pero al vadear el Cabo de Hornos Mary enviudó, recalando sin ilusiones en Valparaíso, el 28 de abril de 1922.

Ese mismo día comenzó a tomar algunas notas que luego convirtió en "Diario de mi residencia en Chile".

La viuda inglesa fue recibida en el país por las más selectas y revolucionarias familias, adhiriendo implícitamente a la causa emancipadora de los pueblos sudamericanos.

Una de sus visitas predilectas fue a la hacienda Viña del Mar, de la inquieta familia Carrera Verdugo. Allí habían pasado algunas temporadas descansando los hermanos Juan José, Javiera, y José Miguel, y habían recorrido la ribera del estero Marga Marga, que daba nombre al poblado más próximo a la hacienda de los Carrera.

Marga Marga, según Mary Graham, era un pueblito reconocido por sus lecherías, igual que Con Con. Era lógico, entonces, que los huéspedes quisieran lucirse frente a sus invitados, y cuando recibían a alguien en la Viña del Mar, la madre de los Carrera y seis de sus nueve hijas que aún estaban solteras, "sentadas en sillas y taburetes ofrecían refrescos, rebanadas de pan y leche caliente con canela".

Por las noches en la hacienda se representaban escenas de "Corrida de Toros en Casablanca", pieza teatral que hacía mofa del deficiente espectáculo taurino que una vez al año se celebraba en Casablanca, como remanente de la centenaria tradición ibérica.

En resumen, la mujer que estaría un par de semanas en Chile para asumir su duelo y su viudez, se quedó poco más de un año, extrañando poco, por lo que se lee en su "Diario, su lejana Inglaterra".

Cabe recordar que, aunque no fue presidente de Chile, José Miguel Carrera gobernó el país en 1813 al conformar una Junta de Gobierno revolucionaria.

Mary Graham transmitió un relato que permite observar cómo eran las actividades de los líderes de la nación, cuando no trabajaban en sus actividades públicas, así como las diferencias que con el presente de seguro existen.

REFUGIO CON HISTORIA

Si bien el Palacio de Cerro Castillo es patrimonio de todos los chilenos, sus tradicionales veraneantes han pertenecido, casi exclusivamente, a la elite política nacional.

Preferido por algunos presidentes como lugar de descanso y rechazado por otros que han optado por sus refugios particulares, el Palacio no ha perdido su encanto a través de los años, convirtiéndose no sólo en un espacio de recreación, sino también de trabajo para los presidentes.

Como digno símbolo de su nobleza, ostenta un extenso jardín, diseñado en 1930 por el paisajista Carlos Ibáñez Ibáñez, quien transformó el estanque del anterior fuerte Callao en piscina. Tal fue el impacto que causó la construcción del Palacio, que la prensa lo calificaba como uno de los más suntuosos y de mejor gusto arquitectónico de Sudamérica.

Entre las bondades de la casa de veraneo de los mandatarios chilenos se cuenta su espectacular panorámica, que permite divisar desde Valparaíso hasta Reñaca.

La idea de construir un palacio presidencial de veraneo no surgió de un presidente, como era de esperarse, sino que de Graciela Letelier Velasco, esposa del entonces presidente, Carlos Ibáñez del Campo.

Viña del Mar se había convertido en una ciudad que atraía a los presidentes para veranear, pero que no contaba con una residencia especial para alojarlos, hospedándose en el edificio de la Intendencia de Valparaíso, actual sede de la Comandancia en Jefe de la Armada.

Carlos Ibáñez del CampoEl primer Jefe de Estado en pasar sus vacaciones en el Palacio Cerro Castillo, fue Carlos Ibáñez del Campo, en el verano de 1930.

Sin embargo, no fue su principal lugar de veraneo, pues como su señora tenía un fundo, iba a menudo a Linares donde gustaba de conversar con oficiales y soldados.

Se cuenta que una vez encontró en un pequeño retén, a un joven oficial al cual invitó a beber una cerveza. El oficial con firmeza le respondió: "Señor General, yo nunca he tomado licor, y no debe usted tomar cerveza". Este oficial era de apellido Izurieta -tío del ex Comandante en Jefe del Ejército Ricardo Izurieta Cafarena- quien llegó a asumir la Comandancia en Jefe del Ejército en tiempos de Arturo Alessandri Palma, revela Germán Gamonal, periodista de la revista Ercilla y del Canal del Congreso.

Juan Esteban MonteroDespués de Carlos Ibáñez del Campo, el segundo presidente que pasó sus vacaciones en Cerro Castillo fue Juan Esteban Montero, en compañía de sus ministros. El semanario "Topaze" destacó en ese momento el hecho de que el presidente prefiriera viajar a la costa en un coche común y corriente, "despreciando las comodidades del coche presidencial".

Al iniciar su mandato, Montero rechazó el Palacio como lugar de veraneo. Se dice que nunca durmió en la residencia, debido a que su anhelo era transformar el Palacio en un hogar para niños. Pero cambió de opinión influido por su esposa Graciela Fehrman, quien disfrutaba largas temporadas en la residencia.

"LA CASA DONDE TANTO SE GOZA"

Pedro Aguirre CerdaUn presidente recordado habitualmente por "Topaze" fue Pedro Aguirre Cerda, de quien la publicación dijo en una viñeta donde el primer presidente radical aparece recibiendo el sacramento de la confesión: "acúsome, Padre, de que mi viaje a Viña no fue para visitar la casa donde tanto se sufre (Palacio Cerro Castillo), sino que para echar mi manito en el Casino donde tanto se goza".

Así se aludía, por una parte, a lo difícil que resultaba desconectarse de todas las responsabilidades políticas y descansar y, por otra, a la supuesta afición veraniega de Aguirre por el juego.

Sin embargo, Leonidas Aguirre, recopilador del Epistolario de Pedro Aguirre Cerda publicado en octubre pasado y sobrino nieto del estadista, señala que "al Casino, el presidente nunca entró". Aclara que la viñeta de Topaze ironizaba con personeros políticos nacionales, "como Gustavo Ross", que imitaba "la gran vida de los nobles europeos en los casinos franceses de Mónaco y Biarritz".

Sea como sea, el año 1939 tras acabar sus primeras vacaciones en Cerro Castillo, el Presidente Aguirre Cerda tuvo la intención de trasladar el gobierno a Viña del Mar, lo cual generó ácidas críticas de la derecha.

El terremoto en Chillán y sus 30 mil muertos, hizo que el presidente olvidara sus planes y volviera a asumir la tradición de gobernar desde la Moneda.

Leonidas Aguirre agrega que el presidente "fue el primero (de los mandatarios) en salir a provincias, porque antes se gobernaba desde Santiago, sin haber conocido nunca las salitreras, Curicó, Chillán, etc.", lo cual le valió el epíteto peyorativo de "el presidente viajero".

En otras palabras, la "distracción" del presidente consistía en "viajar por el país visitando las provincias que lo necesitaban".

El último viaje de Pedro Aguirre Cerda a Viña del Mar "lo efectuó casi al concluir su mandato, con el objetivo de reunir recursos para fomentar la aviación civil en el país, debido a que después del terremoto del 39, los caminos quedaron destrozados y muchos pueblos, completamente aislados", y se preveía la necesidad de contar con medios de transportes alternativos a los terrestres, tan susceptibles a los desastres de todo tipo.

Además del ansia de viajar, el presidente Aguirre Cerda visitaba habitualmente un fundo en Conchalí perteneciente a su esposa, Juanita Aguirre. En la propiedad mantenía viñas con las que elaboraba sus propios vinos. La derecha lo bautizó "Don Tinto".

En las tertulias de Conchalí, el Presidente, "hombre de campo, juntaba fácilmente a 300 ó 400 personas. Y es muy probable que varias de ellas salieran bien mareadas" del fundo, dice Leonidas Aguirre.

DURAS CAMINATAS

Juan Antonio RíosJuan Antonio Ríos paseaba a largas trancadas por los frondosos jardines de su retiro en La Reina.

Descansaba poco: los países aliados le exigían romper relaciones con los miembros del eje, durante la Segunda Guerra Mundial. La presión iba desde la cancelación de la visita al país por parte del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, hasta la peregrina propuesta de boicotear en Centroamérica "todo lo chileno", considerando el peligro que había en que fuera atacado el Canal de Panamá.

Finalmente en enero de 1943, Chile rompió relaciones con Alemania, Italia y Japón, los miembros del eje, "tomando así su puesto en la defensa de la democracia".

A partir de ese momento, los paseos del Presidente Ríos en su retiro de La Reina fueron cada vez menos frecuentes, afectado su presupuesto por la economía de guerra y su salud por las insistentes amenazas de un ataque japonés en el territorio.

Para colmo de males, debió comenzar el largo proceso de iniciación de relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. En su ayuda, salieron a la palestra dirigentes políticos nacionales de amplia trayectoria, como Radomiro Tomic de la Democracia Cristiana, quienes defendieron en el parlamento la legitimidad de mantener relaciones amistosas con el gigante comunista.

EL CICLISTA DEL CERRO

Los primeros en causar conmoción por su paso por el Palacio de Cerro Castillo, fueron el presidente Gabriel González Videla y su esposa Rosa Marckmann.

Gabriel González VidelaEn una ocasión la pareja salió en short a pasear en bicicleta por los alrededores del Cerro, convirtiéndose en la atracción del vecindario, pero también en objeto de comentarios, los que años después "Mitty" Marckmann recordó:

"No veo por qué las personas que ocupan la presidencia deben convertirse en tontos graves, en seres hoscos e insociables. Una vez se nos ocurrió bajar en bicicleta a la ciudad y se hicieron tales comentarios, que no volvimos a repetir el paseo. No es fácil ser presidente ni siquiera en la vida privada".

El Presidente González Videla prefirió no destinar todas sus vacaciones a pasarlas en Cerro Castillo. Y al ser oriundo de La Serena, nunca dejó de visitar tal ciudad.

Parte II
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