Ya pasaron seis años. Y pasaron volando. Y no sólo él voló, en sus seis años y su popularidad única voló un país, un tiempo, y el tiempo de cada individuo. Todos volamos.
Miro mi vida y mi país seis años atrás y era otra mujer en otro entorno. Otra persona, otros intereses.
Hace seis años Chile tenía ciertas metas, ciertos triunfos, ciertos orgullos, ciertos miedos. Mucho ha pasado en estos auténticos seis años. 2000 al 2006.
Personalmente recuerdo todo lo que pasó cada año, durante este lapso especial, y es difícil sintetizar todo lo vivido como ser único. Viajes, sueños, conquistas, recuerdos, amores, compras, borrones, llantos, cambios, compromisos definitivos, reencuentros, metas, muertes y nacimientos.
Junto con el gobierno de Lagos, mi vida tuvo cambios permanentes e increíbles. Junto con este gobierno, la vida se ve desde otro prisma.
Y ahora, debido al fin de un ciclo, uno pega esa mirada cómplice hacia atrás y se detiene a ver todo lo recorrido. Asunto que no es usual. Uno –no siempre- se detiene a sintetizar; uno
le echa pa’elante no más.
Para él debe ser increíble y nostálgico vivir estas últimas horas. Sintetizar. Haber conocido a un Papa que ya falleció. Haber comido porotos con riendas en el campamento "La voz de la esperanza". Dejar de mirar por su ventana en el palacio de La Moneda cada día. Haberse bañado en la playa de Chañaral, cuando ésta fue descontaminada. Recordar su visita a la primera trasplantada del corazón, tras el plan auge.
Vientos, lluvias, y anegamientos en sus varios inviernos. Haber jugado tenis contra Don Francisco para ayudar en la Teletón. Mantener su consecuencia e inteligencia frente a cada dicho, a cada acción, en cada momento, con quien fuera.
Haber recibido, finalmente, el grado de Doctor Honoris en la universidad de Duke Dirham, en Estados Unidos. Haber sido parte de las Fiestas Patrias durante seis años como Mandatario. Haber estado en el Buckingham Palace, conociendo a la Reina Isabel. Haber visto construir una tremenda autopista que corre por Santiago. Dejar a su ministra de Defensa como sucesora en la presidencia.
En fin. Son miles de cosas que se pueden enumerar y no es posible no hablar de esto, hoy. Es un cambio, fue un hito, fueron seis años bien vividos, por casi todos.
Hoy, viernes 10 de marzo de 2006, hay carabineros por todas las calles que nos recuerdan lo que pasará mañana. Mucha gente circulando. Mucha noticia en vivo. Yo, y mis seis años, como los de muchos, pasarán de forma más callada.
Si competí, si me casé, si planté un árbol o tuve un hijo, si escribí o dejé de hacerlo, si triunfé o me esmeré son cosas que quedarán en mi propia historia.
En cambio, los seis años de él quedarán en la historia de Chile. Esa historia que estudiarán nuestros hijos en un futuro cercano.
Y, la verdad, estoy un poco ansiosa por ver y vivir lo que será mañana. Un día, dentro de los 365 del año, como ningún otro antes vivido. Y le correspondía a él dejarlo de esa forma.
Siendo objetiva, me parece una buena despedida. Y nos queda empezar a vivir estos próximos cuatro años.
Amanda Kiran
