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Dudas y efectividades del plan "Santiago Respira"

Bastante controversia ha causado la determinación de la Contraloría sobre el retraso en la aprobación de una serie de medidas que ayudarían a disminuir la contaminación en la capital. Expertos entregan sus opiniones sobre el tema.

29 de Marzo de 2017 | 11:30 | Emol
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Desde el 2016 que se había anunciado por parte del ministerio de Medio ambiente la implementación del plan “Santiago Respira” para que se pusiera en marcha durante este año. Sin embargo, hace días el ministro de la cartera, Marcelo Mena, anunció que la restricción vehicular permanente será aplazada debido a una determinación de la Contraloría.

Esto quiere decir que todo se mantendrá como siempre y los automóviles nacidos antes del 2012 podrán circular, como siempre, tranquilos por la ciudad. Por lo que la restricción vehicular para autos sin sello verde comenzará a regir desde el 1 de abril. Para Alberto Escobar, gerente de asuntos públicos de Automóvil Club de Chile, el tema es más profundo de lo que se ve, ya que hubo familias que cambiaron sus modelos sólo para evitar el impedimento de circular por las calles. “El gran problema con este aplazamiento, es que muchas personas vendieron sus automóviles que eran anteriores del 2012 y fueron castigados en el valor final por el sólo hecho de estar sometidos a la restricción vehicular permanente que supuestamente entraría en rigor este año. Se les generó un daño patrimonial a aquellos usuarios que decidieron cambiar y resignar dinero de su vehículo para dar cumplimiento a esta medida que finalmente no se implementó en la fecha previamente informada”, expresó.

Mientras que el director de la escuela de ingeniería de la Universidad Diego Portales y experto en transportes, Louis de Grange, cree que la dificultad llega desde el gobierno, ya que “simplemente se debe a una débil gestión por parte de las autoridades del ministerio de Medio Ambiente. Más aún, creo que ha sido la tónica de este gobierno: se han aplazado proyectos importantes de infraestructura (Américo Vespucio Oriente, Teleférico Bicentenario, la anunciada Línea 7 de Metro), e incluso se ha analizado la posibilidad de postergar la licitación del Transantiago, habiendo tenido cuatro años para diseñarla. Es evidencia de mala gestión en determinados repartos”.


Capacidad y evolución social


Desde 2016 que el plan “Santiago Respira” ha sido tema de conversación tanto en el gobierno como en la misma sociedad. Al comienzo nadie entendía de qué se trataba y otros se alarmaban porque debían cambiar sus autos por modelos más modernos post 2012. Pero a Chile le cuesta adaptarse a nuevas normativas y medidas, más si éstas restringen o pasan a llevar sus bolsillos. Es allí donde no se piensa y, tal vez, no importa el propósito de descontaminar la cuenca que es Santiago. ¿Pero será efectivo, alguna vez, dicho plan?

“La restricción vehicular es una de las peores políticas públicas, a nivel mundial, para regular el uso del automóvil. La principal razón es que en el mediano plazo se tiende a aumentar el parque automotriz. Si bien en los primeros meses se aprecia una reducción de la congestión, al cabo de un año ello desaparece, y después de dos años la situación empeora. Esto se debe a que muchos hogares adquieren un nuevo vehículo que usan los días de restricción, y para el resto de los días se usan dos en lugar de un auto. Por lo tanto, en el largo plazo empeora la contaminación y la congestión. Lo curioso es que este fenómeno, reportado en la literatura especializada, es conocido por las autoridades de Medio Ambiente y Transporte, pero pareciera que su ideología es más fuerte que la evidencia empírica”, afirmó Louis de Grange.

Una opinión muy contraría es la que mantiene el también experto en seguridad vial y movilidad de Automóvil Club de Chile, Alberto Escobar, debido a que “es una medida inteligente y eficiente, no sólo para enfrentar los problemas de contaminación, sino que también para enfrentar los problemas de congestión. Lo que se está haciendo, en definitiva, es restringir a los autos más sucios y eximir a aquellos que tienen tecnologías más limpias. No obstante a ello, la restricción por tecnología o por antigüedad de los vehículos es una buena opción pero que necesita estar bien planificado”.

¿Descontaminación o descongestión?


Desde el nacimiento de la restricción vehicular permanente a los vehículos catalíticos previos al 2012, se ha afirmado que el objetivo está en descontaminar la ciudad. No obstante, también se evaluó que con esta nueva normativa se llegase a descongestionar el parque automotriz en Santiago.

Según de Grange, “la contaminación y congestión son dos fallas de mercado diferentes, y que deben ser enfrentadas con herramientas diferentes. La contaminación es causada principalmente por fuentes fijas, como la calefacción a leña y las fábricas, y éstas son las fuentes que deben fiscalizarse. Respecto de las fuentes móviles, la contaminación causada por los camiones es muchísimo mayor a la causada por los autos, pero nunca ha habido voluntad política para enfrentar a este sector. En relación a la congestión, medidas más efectivas son las siguientes: ofrecer una alternativa real a los automovilistas (más metro), una política para regular el uso de estacionamientos, y posiblemente un esquema de tarificación en determinados sectores de la ciudad. Sin embargo, para ello se requiere voluntad política y asumir riesgos, algo que muchas autoridades de gobierno no están dispuesto a hacer”.

Cabe destacar que el plan “Santiago Respira” nació con el propósito de descontaminar la ciudad, por lo que “indirectamente trae beneficios a los problemas de congestión. La restricción vehicular permanente debería sacar de circulación a más de 300 mil vehículos, lo que impactaría positivamente en la velocidad operacional de la ciudad, le entregaría mayor fluidez al desplazamiento de los buses del transporte público, y a la vez, lograría un recambio tecnológico del parque automotor del país”, explicó Alberto Escobar.

Pero qué es lo que pasaría con el transporte público, por ejemplo. ¿Está preparado para recibir a las personas que se bajen de esos 300 mil vehículos de los que hablan, por ejemplo? Louis de Grange afirmó que “nuestras estimaciones en la UDP nos indican que los días de pre-emergencia la reducción en el uso del auto es menor al 20% de restricción, y que poca gente se va al transporte público. Sí hay cambios de horarios de los viajes, y cambia el sistema de actividades. La restricción vehicular no representa un problema relevante para el transporte público”.
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