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La historia de sacrificio del único piloto discapacitado en el Dakar: "No soy Superman, soy una persona más"

Tras sufrir un accidente en ski en 1985, la vida le cambió al andorrano Albert Llovera, quien pese a todo y a sus 49 años, acumula cuatro participaciones en la carrera tuerca más dura del mundo.

15 de Enero de 2016 | 23:01 | Por Martín Gutiérrez, enviado especial

Así se sube a su camión el único piloto discapacitado del Dakar

VILLA CARLOS PAZ.- Competir en el Rally Dakar requiere de una gran preparación de parte de los pilotos para encarar un desafío que por varios momentos se torna muy duro y hasta veces cruel.

Pero pese al rigor y crudeza que implica correrlo, esta competencia de igual forma otorga espacio para el sacrificio y la superación. Merodeando por cada uno de los sectores de los campamentos, no sólo se ven llaves, neumáticos y aceite. También hay lugar para una historia llena de esfuerzo, sacrificio y superación.

Ese es el caso de Albert Llovera, piloto andorrano que corre en el Rally Dakar y que hace treinta años sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas, mientras practicaba ski, disciplina en la que asomaba como promesa del principado español.

Aquel suceso en 1985 le cambió la vida al hoy competidor de 49 años, del que todos hablan maravillas en cada rincón de los vivacs. Pero él ni se inmuta con los elogios, pese a ser el único discapacitado que sigue en competencia en el Rally Dakar.

"No soy Superman. Si me preguntas si cambiaría algo del pasado, ni me lo planteo. Porque si lo haces, ya no lo vas a cambiar. Tengo bien el 36% del cuerpo, pero tengo claro que la silla de ruedas la llevo debajo del culo y no en la cabeza. Cuando pasan estas cosas hay que salir adelante y pensar en otros asuntos", sostiene Llovera en conversación con Emol.

En esa misma línea, Llovera agrega que "cada día sabemos que a cualquiera le puede pasar. El mensaje es disfrutar lo que tenemos y hacer lo que más nos guste. Y a mi me gusta competir en esto". El andorrano cuenta con un manubrio especialmente adaptado, en el que acelera y frena con sus manos.

Y no es la primera vez que el competidor andorrano participa en el Dakar. Esta es su cuarta ocasión, luego de hacerlo anteriormente en la categoría de automóviles. El año pasado terminó la prueba arriba de un Buggy y en esta edición apuesta por lo mismo en camiones, amparado por un gran equipo que lo ayuda a subir al número 521 de marca Tatra, con el que se ubica 35 en la general.

"Si mi equipo no estuviera no podría participar. El que se consigue los sponsors soy yo, pero sin ellos no podría subir a mi camión", sentencia el participante de origen hispano y con raíces sudamericanas. "Tengo familiares en Chile y Perú", revela Llovera.

Quizás ese lazo con dichos países hacen que el competidor quiera que el Dakar vuelva a Chile el próximo año.

"Tengo unos recuerdos brutales de Atacama: En 2014 llegué arriba de una una duna con el Buggy y quedé sorprendido. Lo único que quería en ese momento es tirar adelante. Era un espectáculo maravilloso. Espero que retorne a Chile, ya que el Dakar es mejor con más países", explica.

Tras dejar la conversación, Llovera se retira en su silla y ya pensando en lo que será su última ruta para terminar otro Dakar en la meta. Y es que este hombre vive al límite, tanto como los de la carrera como los de su cuerpo.
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