SANTIAGO.- El pasado domingo 4 de septiembre alcanzó a jugar 30 minutos en su regreso a las canchas. Fue casi un año alejado de la actividad y su retorno fue en en el estadio Joaquín Muños de Santa Cruz, defendiendo a Naval de Talcahunao, club de la Segunda División Profesional.
Pero hace 15 años su realidad era otra. Jugaba en Europa y compartía camarín con los astros Josep Guardiola y Roberto Baggio en el Brescia de Italia.
Es el presente y pasado de Mario Antonio Salgado Jiménez, el delantero chileno que militó 10 temporadas en el Viejo Continente y que ahora está volviendo a la actividad después de un breve retiro.
En octubre del 2015, y con 34 años, tomó la decisión de dejar el fútbol. Los motivos no fueron por una lesión. Esta vez eran de índole personal.
"Estaba jugando en Coquimbo Unido y abandoné el club. Fue difícil, pero lo estaba pasando mal. No podía ser padre, era la único que quería, así que empecé un período de fertilidad. Hasta que nació", revela a Emol el atacante.
Por eso decidió regresar a su natal Talcahuano, para estar mucho más cerca de ella. Y fue ahí cuando apareció la opción de regresar a Naval, conjunto que ya había defendido antes. Ahora es un referente en el plantel porteño que se ilusiona con el ascenso a la Primera B.
Y claro que es un referente. En sus 10 años en Europa militó en nueve equipos. Uno de ellos fue en Austria y los otros ocho en Italia. Fue en ese país donde en la temporada 2001-20002, y parte de la 2002-2003, fue compañero de equipo de Guardiola, Baggio y Luca Toni.
"Tengo sólo bonitos recuerdos de Guardiola. En esos años apuntaba ya a ser un gran DT, se detenía mucho en los comentarios con nosotros, lo observábamos, veía el fútbol de otra manera. Era un jugador que tácticamente tenía un nivel mucho más elevado que lo normal. Lo que consiguió es impresionante, feliz por él, es humilde como persona.
Me tocó compartir con él y sé que puedo contar con él, es el mejor DT del mundo y lo logró en poco tiempo", recuerda.
Dice que si bien no son amigos, "si nos llegamos a ver sería un lindo encuentro. Sé que puedo contar con él si es que necesito algo. Pero claro, no voy a ir Manchester a molestarlo".
¿Y Baggio? "Gran jugador, estaba en su parte final de su carrera, con la rodilla complicada. Era súper humilde, divertido en el camarín, hacía bromas. Para mí fue increíble porque antes de llegar a Brescia era mi ídolo, juntaba las láminas de él y fue maravilloso tenerlo de compañero. Dos años antes lo veía por la televisión, salía a una pichanga a emular lo que hacia él, y luego tenerlo de compañero. Uff".
Incluso recuerda una anécdota con ellos dos. "Después de los entrenamientos nos quedábamos a patear tiros libres y como yo le pegó con las dos piernas les gané un par de veces. Apostábamos plata y ellos no lo podían creer".
Decepcionado en Colo Colo
El 2010 en el Torino fue su última experiencia europea. De ahí regresó a Chile. El llamado fue de Colo Colo. "Tengo pocos y malos recuerdos. Llegué en malas condiciones físicas y empeoré. No era el momento de volver, menos a un club como Colo Colo donde es mucha la exigencia".
Además, cuenta que "me sentí decepcionado. Me vendieron la pomada, me dijeron que llegaba a un plantel lleno de figuras como Macnelly Torres, Rodrigo Meléndez y Arturo Sanhueza, pero se fueron todos. Hubo como cuatro técnicos entre Cagna, Gallego y otros".
Hoy se reparte entre los entrenamientos en Naval y el curso de entrenador que está haciendo en el Instituto Nacional del Fútbol.
Dice que su referente es Nicolás Córdova. "Es un estilo nuevo, fresco. Cómo juega Guardiola también es lindo, pero Córdova es más directo, de llegar más rápido al arco rival. Además, es un plus que haya estado tanto tiempo en Europa, eso se transmite. A eso apelo yo también, vivimos cosas que otros técnicos no. Por ejemplo a Beccacece y Guede nadie los entiende".
Ya recibió ofertas del Foggia italiano que le ofreció unirse a su staff en el fútbol joven. Dijo que por ahora no, pero sabe que tiene las puertas abiertas para iniciar su carrera como DT.
