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La increíble historia de superación del francés que se convirtió en el primer piloto con cuádruple amputación en correr el Dakar

El galo Philippe Croizon perdió sus brazos y piernas hace casi 23 años tras sufrir un accidente doméstico, pero eso no le ha impedido seguir adelante y cumplir sus metas.

03 de Enero de 2017 | 07:00 | Por Fabrizio Belmar, enviado especial al Dakar
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Corizon no se desanima y disfruta del Dakar.

Por Fabrizio Belmar, Emol
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.- El 5 de marzo de 1994 la vida de Philippe Croizon cambió de la manera más brutal posible. El francés subió al techo de su casa para cambiar la antena de su televisor. ¿El resultado? Una descarga eléctrica que casi le costó la vida.

Sin embargo, Croizon sobrevivió, pero el costo fue alto. Debido a las graves quemaduras que sufrió, debieron amputarle los brazos y piernas. Pero ahora, casi 23 años después, este galo se sobrepuso a todo y ahora se convirtió en el primer piloto cuadro amputado en correr el Rally Dakar.

¿Pero cómo llegó a la decisión de participar en la carrera más extrema del mundo? "Fue hace un año y medio atrás. Una mañana me dijeron que llevaba mucho tiempo sin hacer nada, así que decidí participar en el Dakar –dice entre risas-. Llamé a los ingenieros para preparar el auto, especialmente para mi discapacidad. Tomó cuatro meses prepararlo. Hicieron todo para que pudiera manejarlo, con mucha tecnología", relató el francés a Emol.

Según explicó el propio corredor, su vehículo cuenta con un mecanismo especial debido a su condición. Con una palanca, ubicada a su costado derecho, le da dirección el bólido con el que compite, mientras que a su izquierda hay un dispositivo que le permite pasar los cambios.

A simple vista es inevitable que este piloto no llame la atención. Siempre acompañado de su equipo y en su silla de ruedas, la cual maneja con lo que quedó de su brazo derecho, Croizon irrumpe entre los demás participantes con un ánimo envidiable para alguien que sufrió una tragedia de ese calibre.

Y el galo no se achica. Croizon se siente como un piloto más, en gran medida porque así se lo hacen sentir sus pares. "Desde que participé en el Rally de Marruecos me ven como a cualquier otro competidor, porque hice una muy buena carrera. Todos me felicitaban y me dieron la bienvenida a la comunidad de los pilotos", rememora.

Pero no es sólo eso. El francés recuerda una anécdota con Nasser Al-Attiyah, la misma en la que el compite. "Cuando veo a Nasser le digo 'oye, mira bien por el retrovisor que te vengo siguiendo de cerca'", cuenta con un sentido de humor que según sus cercanos es una de sus principales características.

Y si bien no logró dar caza al catarí, sí logró terminar la primera etapa en el puesto 47, algo que pinta bien para el francés quien se trazó como primera meta en su debut en el Dakar poder terminar la carrera.
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