SANTIAGO.- Se salió de sus casillas. En la parte final del duelo entre el Arsenal de Alexis Sánchez y el Burnley, Arsene Wenger dejó de lado su acostumbrada pasividad y reclamó airada y constantemente las decisiones arbitrales.
Más aún, cuando el juez principal del partido, Jon Moss, cobró un penal a favor del equipo rival mientras se jugaba el tercer minuto de alargue. El DT francés no soportó la posibilidad de llevarse un empate por lo que encaró duramente al colegiado, lo que le costó ser expulsado del encuentro.
Sin embargo, Wenger no aceptó irse a camarines y vio los últimos minutos del partido - donde Alexis le daría el triunfo al Arsenal, precisamente vía lanzamiento penal - desde el túnel, lo cual está prohibido en Inglaterra.
El galo ignoró a los guardias que lo escoltaban fuera de la cancha, y luego se enfrascó en una dura discusión con el cuarto juez de la brega, Anthony Taylor, quien no quería dejarlo ver la parte final del partido desde el túnel.
Fue ahí cuando Wenger estalló -dentro de su calmada personalidad-. El técnico del cuadro londinense volvió a discutir duramente con Taylor, a quien trató de "tramposo" e incluso le dio un pequeño empujón, lo que podría costarle caro.
La Asociación Inglesa de Fútbol (FA) abrió un expediente en contra del entrenador del Arsenal debido a su comportamiento en la última parte del partido ante el Burnley, por lo que deberá afrontar un proceso disciplinario que podría suspenderlo por al menos dos partidos de la Premier League.
Esto, a pesar de que el adiestrador se disculpó una vez finalizado el cotejo. "Debí haberme callado, y pido perdón por no haberlo hecho. No fue con mala intención. Tuve que mantener el control, incluso si todo esto ocurrió en un momento muy loco", sostuvo.