Un ídolo dentro y fuera de la cancha.
EFE
SANTIAGO.- Roger Federer dio una muestra más de su grandeza. Alejado de las exigencias que ponen las figuras de su nivel, el tenista suizo volvió a sorprender por su humildad.
Ayer regresó a su país luego de titularse campeón del Abierto de Australia. Y de inmediato marcó diferencias. Salió por la puerta principal del aeropuerto, compartió con los fans que lo esperaban, se sacó selfies, firmó autógrafos y conversó con la prensa local.
Todo eso mientras llevaba en sus manos el trofeo que conquistó tras superar en cinco disputadísimos sets al español Rafael Nadal.
Ahora el helvético se tomará unos días de descanso en su tierra y después se preparará para el torneo que se disputará a fines de febrero en Dubai. La acción en Emiratos Árabes Unidos transcurrirá desde el día 27.