SANTIAGO.- En la pista techada del Velódromo de Peñalolén la música retumba en todos los rincones. En medio del recinto, seis jóvenes, la mayoría entre 19 y 23 años, están arriba de sus bicicletas y pedalean con fuerza, sin detenerse.
El sudor en la frente delata que llevan extenuantes horas haciendo lo mismo. Saben que esa es la única forma de lograr cosas importantes. Los que entrenan esta tarde de febrero, junto al técnico Miguel Droguett, son los integrantes de la selección chilena de ciclismo pista que se prepara para la Copa del Mundo en Cali, Colombia.
Ellos son la nueva generación que busca brindarle nuevas alegrías al deporte chileno. Y ya tienen credenciales: tres del grupo establecieron un nuevo récord nacional en la prueba de persecución por equipos con un tiempo de 3:59, en los Panamericanos 2016 de Aguascalientes, México.
Pero ahora quieren volver a seguir sumando nuevas marcas e intentar hacer historia, tras un camino que no fue fácil y donde hubo mucho sacrificio y también dolor.
Acá, sus historias.
Felipe Peñaloza, 23 años
Lleva más de diez años dedicado sólo a la pista de ciclismo. El nacido en Puente Alto, es tranquilo, serio, y sueña con representar a Chile en Tokio 2020. "Peñaloza es muy nervioso y le cuesta encontrar el camino. El 2015, en plena competencia en la final de Argentina, lo agarré a puteadas para que se soltara, y su trabajo lo hizo excelentemente bien", cuenta el DT nacional.
Peñaloza reconoce que su dedicación al ciclismo lo hace ser una persona solitaria; ha dejado de lado a la familia y amigos, incluso a su polola. "Ella me dice que soy fome porque no salgo mucho", dice el deportista, que a las 07:00 horas, todos los fines de semana, está entrenando en la pista.
El 2014 fue el año más duro en su carrera. Le robaron la bicicleta de pista, que pudo comprar tras varios meses de ahorro. "En el primer mes no supe qué hacer, no tenía los recursos para comprarme otra por que son muy caras. Estuve muy mal, yo no he tenido la suerte de quienes si les han comprado". Tiempo después la empresa Trek le facilitó una, que estuvo pagando en cuotas por un año.
Cristián Cornejo, 21 años
Cristián Cornejo empezó hacerse notar en unas carreras regionales. Pero, mucho antes, todo comenzó en el fútbol. Se iba en bicicleta a las canchas de tierra de la comuna de Molina, Séptima Región, a jugar con sus amigos. Pero disfrutaba más del recorrido. "Una vez me caí y me rompí la cabeza, me ha pasado tres veces ya", dice entre risas, sin pensar que después sería un seleccionado nacional.
Cornejo tuvo que tomar una dura decisión a los 14 años. El 2011, su padre, chófer de bus, le dijo que no podía sustentar su carrera. "No tenían plata para comprarme una bicicleta profesional, ahí me la jugué por una Beca". Por eso dejó el colegio y trabajó duro para llegar al Panamericano Junior de ese año, y después de tanto esfuerzo, logró llevarse una medalla de oro.
El joven ciclista, después del certamen en Cali, se mudará a Oviedo, España, para competir junto a su mejor amigo.
Elías Tello, 22 años
Elías Tello tiene un referente que siempre ha mirado de cerca: su hermano Roberto, cabo segundo y récord nacional de atletismo del ejército de Chile. Ambos, mientras su padre, chófer de furgón, y su madre, asesora de un hogar, trabajaban todo el día, salían a correr por las calles de La Florida, y más que nada por entretención. Roberto continúo ese camino, Elías se fue por el ciclismo.
"En mi colegio se creó una escuela de ciclismo, ahí empecé, y ganaba todas los torneos", cuenta el deportista, que vivirá su primera Copa del Mundo en Cali.
El joven ciclista confiesa que el nervio que siente previo a una competencia no se va nunca. De hecho, a veces es mucho peor que antes. "Ya lo manejo más, aunque muchas veces la noche anterior no dormía". Lo ha sabido controlar. No por nada se fue a Oviedo, España, donde compite y reside en una casa para deportistas. Este semestre, su gran amigo en el equipo, Cristián Cornejo, vivirá con él.
Nicolás González, 19 años
No era el ciclismo de pista lo que precisamente le quitaba el sueño a Nicolás González. Prefería recorrer con su bicicleta los cerros y caminos montañosos de La Unión, localidad de la Región de Los Ríos. Pero, cuando lo descubrieron, el 2012, de inmediato mostró capacidad, y el 2015 ya tenía medalla de oro en el Panamericano Juvenil.
En el proceso hay varias heridas, en ese mismo periodo compitió en Kazajistán, y una dura caída lo dejó lesionado de la columna todo ese año.
El ciclista, que fue parte de la cuarteta récord en Aguascalientes, es el menor del grupo, con 19 años y tiene una hija de seis. "La veo cuando voy al sur y es por lejos mi mayor inspiración", dice.
En Santiago vive el Hotel del Centro de Alto Rendimiento (CAR), ubicado en los interiores del Estadio Nacional. Pasa la mayor parte del tiempo con Edison Bravo, y no hay tiempo para otras cosas que no sea el ciclismo. Pero cuando no está concentrado en alguna competencia o entrenando, se hace un bolso y se va de "mochileo" junto a su polola. A Chiloé ha ido tres veces.
En tanto, Droguett no tiene dudas sobre González: "Será uno de los grandes líderes del deporte en Chile".
Edison Bravo, 24 años
Edison Bravo, récord nacional en Aguascalientes, México, ha sido uno de los mejores exponentes de la competencia. Nacido en Puerto Montt, vive en el CAR junto a González. Tiene un hijo de un año, a quien aprovecha de ver cuando le toca competir en el sur. La última vez fue en un certamen en Valdivia.
A sus 24 años, cuatro de ellos estuvo compitiendo en España, ha podido recorrer el mundo y cuenta que el lugar que más le gustó fue Singapur.
"Es un chico muy introvertido y con grandes condiciones, es muy humilde pero cuesta llegar un poco a él", dice el entrenador del equipo nacional sobre el sureño.
De pocas palabras, Bravo no ahonda más en su historia y sólo se limita a decir: "El ciclismo de pista es lo mejor que sé hacer".
Antonio Cabrera, 35 años
Uno de los grandes exponentes del ciclismo de pista en el último tiempo en Chile ha sido Antonio Cabrera. La familia se dedicaba a este deporte. Su hermano, Francisco, también fue profesional y estuvieron juntos en muchas competencias.
Sin embargo, un duro traspié dejó a Antonio estancado luego de dar doping positivo, quedando fuera de los Odesur 2014 en Santiago. Cumplió su sanción de 9 meses en silencio. Sin lamentos ni criticando a nadie.
A pesar del duro revés, hay un dolor aún mayor en Cabrera que perdura hasta el día de hoy.
En 1999, con 19 años, estaba feliz por varias razones: su carrera profesional iba en ascenso y surgió la posibilidad de irse a Francia a perfeccionarse.
Y otro motivo era que su padre, Suboficial en el Regimiento de Colchagua y su ejemplo a seguir, acababa de jubilarse para seguir de cerca la carrera de sus hijos, pero todo cambió de golpe. Manejando por la carretera chocó de frente con un camión y falleció en el acto. Hasta el día de hoy evita ver a su padre en fotografías.
"Sentí rabia, impotencia, supera cualquier cosa, más allá del tema del dopaje.Todo fue muy cruel, decidí quedarme con mi familia y me costó salir adelante", cuenta.
Y añade: "Era la persona que me guiaba y que de un día para otro desaparezca es muy fuerte. Siempre se me viene a la mente, en cualquier momento del día . Y no sé como explicarlo, pero siento que cuando necesito ayuda él está ahí apoyándome."
Hoy, con 35 años, es el líder natural de la selección de ciclismo pista, y fue él quién comandó al equipo nacional en México, donde logró un nuevo récord para Chile en Aguascalientes. "Esta generación siento que se acostumbró a sufrir para lograr cosas, y eso, para mí, siempre es bueno. Podemos estar entre los mejores ocho del mundo en Cali", afirma Cabrera.